El candidato rezongó por twitter que es una burla gobernar vía twitter (sic). En Miranda añoran que alguien gobierne aunque sea por señales de humo. Cada “genialidad” lo entierra más. No hallan cómo atajarle los chistes. Los abuelos de antes prohibían decir tonterías. Los de ahora, digitalizados, reclaman al nieto: ¡No diga twitterías!, que viene a ser peor porque las bobadas en la red abarcan el planeta con el riesgo de convertirte en un zonzo ciberespacial.
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