Es verdad: Antonio Ledezma es un adelantado. Hace poco estuvo en el foro Oposición o Disidencia, al lado de Iván Carratú Molina y Alejandro Peña Esclusa, en la quinta la Piragua, en Las Mercedes, Caracas, Venezuela.
Y según reseña la página Noticiero Digital, Antonio Ledezma fue el orador que arrancó más aplausos a los casi setecientos asistentes al foro.
Allí dijo el preclaro líder lo siguiente: “Muy temprano, en cuestión de pocos meses, Venezuela amanecerá alumbrada por el Sol de la Libertad”. Es decir, Venezuela, cuando Ledezma estaba al frente de la Alcaldía de Caracas, era una ciudad luz, una especie de París es una fiesta.
Pero cuando el líder de las multitudes hizo rugir al público de la emoción, fue cuando afirmó: “Con la no participación activa se deslegitimará al gobierno y a los partidos políticos que no se cuadren con la acera dónde están la mayoría de los venezolanos”.
Nótese el uso del término: La NO participación activa. Es decir, que Ledezma se da el lujo de filosofar. De asumir la acción donde no debe haberla. O sea salgo corriendo porque estoy detenido. O mejor dicho, hablo porque estoy mudo de la emoción. Se está copiando el mismo término del Paro Activo. O sea, paro en movimiento. Es decir, Ledezma impone el nuevo lenguaje de la No acción política.
Y habla no sólo de deslegitimar al gobierno, sino también a “los partidos que no se cuadren con la acera donde están la mayoría de los venezolanos”. Ledezma no cree en elecciones. Por eso dijo que él fue el primero en llamar a no votar y ahora mantiene su posición.
Dice la reseña de Noticiero Digital, donde la oposición se muere viviendo, como diría el mismo Ledezma, que el líder de Alianza Bravo Pueblo, manifestó que la “frustración popular de años anteriores fue mal negociada y mal administrada por los dirigentes políticos y que, después de los fracasos del 12-A y del RR, no puede haber un tercer fracaso”.
Y después vino el remate: “Chávez está pretendiendo aplicar una tortura estomacal a los venezolanos, especialmente a los más desfavorecidos”.
Las casi setecientas personas que estaban en la Quinta La Piragua, en Las Mercedes, no pudieron ponerse de pie para aplaudirlo, porque la gordura se los impedía.
