En otras oportunidades he referido la resistencia que muchos seres humanos sentimos frente a los cambios. Así el ser humano, quizás por miedo a lo nuevo o a dejar la comodidad de lo conocido y la costumbre, se resiste a los cambios, y hasta es frecuente que se escuche la expresión: “nosotros siempre lo hemos hecho de este modo o de esta manera”. Si a esto agregamos que en pleno siglo XXI los cambios se suceden con mucha frecuencia y velocidad, si no cambiamos corremos el riesgo de convertirnos en una especie de fósiles anclados en el pasado. Se necesita madurez y entereza para absorber esos cambios y adecuarnos s las nuevas realidades e integrarnos o perderemos las posibilidades que se nos presentan en la vida diaria.
En la política venezolana esos cambios se han venido dando a pasos vertiginosos; nos han llevado de un país de representados donde el pueblo le endosaba un cheque en blanco a los políticos para que tomaran de manera inconsulta en su nombre, a un país donde el pueblo cada vez más, exige sus derechos y su participación, incluso se ha dado legalidad a la participación con varias leyes y la misma constitución nacional. Participación política que ocurre en las dos grandes corrientes políticas, los partidarios del gobierno y los opositores a él.
Lo grave de esta situación es que aún existen muchos políticos de la vieja escuela política que no desean que esos cambios políticos se den, y saben muy bien como vender su imagen a quienes tienen el poder de decisión para ocupar los puestos en las postulaciones para puestos de gobierno, pasando por encima del pueblo, y más lamentable es el hecho que también lo vemos en las filas del chavismo, tal como ha ocurrido en muchas ocasiones, y existe la incertidumbre de que pueda pasar de nuevo poniendo en riesgo el control de espacios ya ocupados y que puedan ser ocupados por la oposición como ocurrió en elecciones anteriores.
Aunque esta conducta es muy frecuente entre quienes ocupan posiciones de gobierno con el respaldo de los partidos de la derecha venezolana, también encontramos muchos casos de los gobernantes, regionales y/o locales que han llegado al cargo en las planchas del chavismo. Entre algunos casos podemos mencionar el del estado Amazonas cuyo gobernador llegó con el apoyo del chavismo y ahora es de oposición, o el caso del estado Lara, donde se repite el caso con su gobernador, o lo sucedido en Guárico con aquel gobernador Manuit, estos asociados al PPT, en el estado Monagas, también pasó algo similar, gobernadores electos con el respaldo del chavismo y que hicieron tienda en la acera de enfrente.
En el estado Cojedes nos encontramos con un pueblo que protesta en las vías de comunicación terrestre afectando a muchos venezolanos que transitan por estas vías en busca de atención de un gobernador chavista, y podríamos seguir enumerando casos, que muchos de ustedes amigos lectores podrán reseñar.
También podemos señalar casos de personajes que ocuparon cargos de gobierno y no atendieron de manera adecuada y oportuna al pueblo y al ser postulados para su reelección el pueblo le dio el respaldo al candidato de oposición. Y existen aún casos de gobernantes que no se han declarado antichavista, pero que no siguen los lineamientos emanados por el presidente Chávez y no atienden adecuadamente al pueblo en sus necesidades, y que de ser postulados de nuevo corremos el riesgo de seguir perdiendo los espacios ya ocupados y dándole fortaleza a la oposición. Por eso la pregunta ¿existirá incertidumbre con los posibles candidatos?
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