Vivimos una guerra mediática en la que estamos en desventaja los que apoyamos al señor presidente Chávez ya que la oposición controla un 80% de esos medios. Ese control lo timonea la alta burguesía que dispone de los principales medios de producción y los utiliza para manipular la mente y el corazón de los venezolanos. No es asunto de éste artículo tratar ese tema pero lo menciono por ser accesorio fundamental en la discusión a plantear. El título que asigno a este análisis viene por una propuesta sucinta que lanzó hoy un apreciado y acucioso periodista, Ennio Dimarcantonio, por la RNV. O sea, le estoy “plagiando” una parte de su discurso pero en pro de la patria. La polarización política que vivimos con gran pasión muchas veces se desborda en el río de las intolerancias, de las ofensas y hasta de las agresiones. Muchas parejas se han divorciado, familias en disgustos por pensar diferente y lo más grave, gente opositora facista que comete crímenes en nombre de la disociación psicótica. Personalmente he conversado con muchas personas no afectas a nuestro líder. Hay un grupo bastante grueso que no acepta debate alguno (los disociados) y con ellos no debemos insistir para no quebrantar nuestra paz interior y sobre todo, convencernos que nadie convence a nadie, cada quien tomará algún rumbo ideológico según su capacidad de entender y comprender. La comprensión es una función de la Conciencia y ésta es la que nos comunica con aquello que está más allá del cuerpo, de los afectos y de la mente. Al conversar con un semejante que discrepa del proyecto socialista debemos hacerlo con mucha serenidad, captando en el silencio de la mente, sus meandros neoliberales y su desconocimiento de lo que se está haciendo en el plan socialista y bolivariano. Debemos aclararles que nuestro ideario es autóctono, no es copia de ningún otro país y que el socialismo como tal NO ha existido, a excepción de las comunas indígenas. Debemos ser autocríticos y reconocer los errores que se cometen en la actual gestión,quiere decir, apartar el monstruo del fanatismo que obnubila nuestra mente y nuestra conciencia. Nunca levantar la voz y reconocerle sus correctos alegatos. Tenemos que conocer ampliamente las grandes y pequeñas obras del gobierno. Debemos contraponer cifras del desarrollo social antes y después de 1999. Personalmente siempre me remito, como patrón de comparación, al hogar, a la familia. Un padre multimillonario que no le da a sus hijos y esposa un gran bienestar, la mayor felicidad posible y un marco de relaciones sociales sanas y retroactivas en el saber y en el intercambio múltiple, entonces ese padre no merece tener una familia llena de gente buena, retributiva y heredera de una fortuna material y espiritual. La sociedad es la extensión de la familia, como sean las familias así será la sociedad. Esa tolerancia en el debate nos puede llevar a rescatar del túnel del desconocimiento a valiosos compatriotas confundidos por la canalla mediática que utilizan los imperios para someternos.
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@Granfran5012