Por estos días de afasia y discursos políticos, cuando los candidatos a la Presidencia acudieron a inscribirse en el Consejo Nacional Electoral, el Secretario General de Acción Democrática saltó a la palestra lanzando lodo sobre la memoria de Willian Lara. El inefable Henry Ramos Allup, quien no da puntada sin dedal, dijo que nuestro difunto camarada, a la sazón presidente de la Asamblea Nacional para abril de 2002, estuvo dispuesto a renunciar para facilitar la supuesta juramentación del dictador Pedro Carmona Estanga.
Durante los ocho años que Willian sobrevivió al golpe fascista, Ramos Allup no abrió la boca para acusarlo de nada. Fallecido el compatriota, todavía esperó dos años para superar su cobardía y destapar la cañería de su resentimiento. Armado del valor que da la seguridad de la muerte del adversario, se fue a un canal de televisión -¿cuál va a ser?- y ante el éxtasis de su entrevistador, echó a rodar la especie con que pretende en vano enlodar el nombre de un revolucionario integral.
La propia conducta pública, notoria y comunicacional de Willian Lara los días 11, 12 y 13 de abril de 2002, nos relevan de cualquier defensa frente a sus adversarios post mortem. La víspera del golpe, presidió la sesión solemne de la Asamblea Nacional en homenaje a los 80 años del virtuoso guitarrista Alirio Díaz. Este servidor y cronista de los días no era diputado, pero estuvo allí para pronunciar el discurso en honor del Maestro. El 11 y el 12 Willian se mantuvo en el Palacio Legislativo y el 13A el país lo vio en Miraflores, desde donde se dirigió al mundo para anunciar la derrota de la Carmonada.
Esa Carmonada –así bautizado el golpe fascista- la “condenó” años después Ramos Allup, evidencia de que sufre de un calculado efecto retardado. ¿Por qué el jefe adeco la emprende de repente contra Willian Lara? Se trata de una jugada de oportunismo macabro para ocupar el primer plano, luego de la derrota de su candidato y su partido en las primarias de la Mud y el consecuente ostracismo a que lo ha condenado Primero Justicia. Ese demacrado Ramos Allup que chapoteaba en “Aló Ciudadano”, se niega a que unos “petimetres, lechuguinos y mariposillas” le coloquen el epitafio de “aquí yace”.
Dentro del partido blanco, tampoco las cosas andan muy bien. Los pocos cuadros medios con que todavía cuenta AD, se niegan a que su “nuevo caudillo” los siga conduciendo de derrota en desastre. Sometido al desprecio por los lechuguinos en el otoño de su vida política, Ramos piensa que la balsa de su lengua resentida le puede permitir mantenerse a flote mientras alcanza alguna orilla. La derrota de Primero Justicia y su candidato, irónicamente garantizada por el chavismo, le vendrá de perla. Razón tiene por eso la hija de Willian –Gisela- cuando titula su artículo “no me vas provocar”. Es lo que busca desesperadamente Ramos Allup, humillado y ofendido por los petimetres que el apostrofó. Hay que dejarlo que se trague su espoleta.
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