Fue uno de esos días en que el camino pare epifanías, y de una de estas nació lo que me signaría de por vida, la voluntad volcada hacia el enorme reto de hacerme un Luchador Social Bolivariano. De ahí que me iría al Frente Francisco de Miranda. E irse al Frente, lo concibo hoy, es estar en la organización social más combativa y leal de la Revolución Bolivariana, pero también, es estar, literalmente, al frente de los retos y de las muchas tareas que el proceso social y político dicta en el día a día.
El Frente se erigió ante mí como una organización sumamente particular. El Frente, siempre se repite, es una organización concebida para la transformación de la sociedad, para la construcción del socialismo bolivariano, para defender el programa de la nación y a su líder indiscutible. Esta es una organización juvenil revolucionaria que hace vida en cada rincón del país, representada, siempre, en algún joven combatiente, enfundado en su Súper Chávez.
Pero el Frente, para mi es algo más que lo señalado, y vaya que es bastante lo mencionado. Esta organización que organiza, forma y moviliza el pueblo, se ha convertido hoy, a sus nueve años, en el espacio posible de creación y de transformación de muchos jóvenes. Esta es una organización-familia, una organización-hogar, una organización-trinchera. Un espacio abierto para aprender, crecer y emancipare, y sobre todo, para colocar todas las fuerzas de la juventud, que alguna vez pudo estar perdida, en el objetivo firme de servirle al pueblo, a la patria, sustentados siempre en los ideales más excelsos de la moral humana.
Y esto lo digo inspirado en los más jóvenes entre los jóvenes, en los luchadores de base, los cuales están hechos, todos, de una voluntad infinita de servicio, y de una convicción profunda en el socialismo. Los más jóvenes, los más puros y soñadores, se han creído ciegamente, y así se han asumido, como hijos de Bolívar. Y es que lo son. Esos jóvenes, todos provenientes del barrio o del campo más humilde y sincero, están convencidos, y con razón irrebatible, de ser parte y continuidad del ejército libertador, del ejército de la emancipación y la paz; ayer conducido por Bolívar, hoy guiado por el Comandante Presidente Chávez.
Esa tropa, que se eriza y tiembla de pasión al finalizar su palmoteo agitador para enarbolar su inconfundible consigan de ¡Comandante Chávez, Ordene¡ representa hoy un movimiento social juvenil sin precedentes en el país. Cada joven, al hacerse Luchador Social Bolivariano, siente el fuego abrazador, el fuego patrio, ese que funde corazones de oro rojo; y se les hincha el pecho de valor y orgullo por sentirse hijos y servidores de esta patria en revolución. Quizás de ahí nuestra entereza, nuestra convicción. Y también de ahí lo que nos mueve, de la responsabilidad que asumimos como luchadores, de sabernos, junto con muchos otros de diferentes espacios de lucha, portadores de la tarea histórica de sellar un proceso social comenzado ya más de 500 años, a manos de los miles de aborígenes que resistieron y lucharon hasta morir.
Este Frente, con sus tropiezos, contradicciones y fallas, nació siendo, es y seguirá siendo punta de lanza, ejemplo de lucha y de perseverancia, de constancia. Hoy, en nuestro cumpleaños número nueve, estoy seguro que cada luchador, en cualquier rincón del país en que se encuentre, reflexionará sobre su camino trazado, a lo individual, en lo colectivo, sin importar si se nos unió ayer o hace nueve años, comprendiendo su valor ya no solo para la organización, sino para la nación. Y de esa reflexión, también estoy totalmente seguro, nacerán nuevas fuerzas para asumir las tareas del hoy, que no son más que las tareas que garantizaran la profundización de la revolución, el cumplimiento del plan de la nación y la continuidad de líder de la revolución.
Esta familia, emparentada por sangre heroica negra-india, cuyo gran hogar es la patria de Bolívar, ha nacido para los grandes hechos e históricas hazañas, construidas con el pequeño-enorme aporte del día a día del inagotable luchador, baluarte, base y sustento de la organización.
No puedo más que sentirme plenamente orgulloso de la organización a la que tengo a bien servir y aportar, cuando se vislumbra un camino duro, como lo dijo Chimiro, pero con un fondo de glorias patrias. Y si es larga la historia que ya tenemos para contar, larga ha de ser la que hoy comienza a puntear.
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