Bueno el cilantro , pero no tanto

Nuestra hermana y bien amada por nuestro Libertador Simón Bolívar, República de Colombia, está en un momento  muy importante y crucial, tratando de resolver los más de 60 años de guerra que le ha ocasionado a su población nefastas consecuencias. Volviendo la paz en Colombia , traerá  también tranquilidad para Venezuela, por los innumerables problemas que nos han introducido a causa de sus guerras intestinas, que ha provocado, entre muchos daños, los desplazamientos de millones de colombianos, la mayoría de ellos hacia Venezuela.

Exponiéndome a que me cataloguen de xenófoba, siento que es mi deber tocar un tema que a algunos les causará piquiña, pero que es una verdad más grande que el sol y no debo ocultar.

Nuestro país, generoso y noble ,  ha acogido con amor, a millones de colombianos, prodigándoles el bienestar que no les brinda su patria. Sin embargo, vemos con mucho pesar y malestar, cómo un conglomerado importante de estos hermanos colombianos, se nos ha convertido en un peligro para la convivencia, ya que los mismos, aparte de malagradecidos, están preñados de vicios y mañas que a rajatabla nos imponen, conformando muchos de ellos bandas lejanas al buen vivir, apropiándose de calles, barrios enteros, donde sólo ellos pueden transitar ;  la buhonería con su música vallenata al máximo volumen, contaminando el ambiente y exasperando a los parroquianos que si se les ocurre quejarse, de seguro la pasarán muy mal; las colombianas han constituido el monopolio de trabajadoras domésticas, las cuales imponen horarios y precios por su día de trabajo, esto también a rajatabla, sin convenio alguno con quien las contrata. No hace mucho , tuve la experiencia con varias de estas domésticas, todas se llaman Liz, muchas son las personas que han sido robadas por estas damas, las cuales se comunican a través de sus celulares, presumo para dataer lugares  donde efectuar sus raterías; igualmente , se instalan a lo Jalisco en calles y avenida obstruyendo el tránsito, violando todas las normas de convivencia. El día martes 6-9.12, desde las 11 am., hasta pasadas las 5 pm., colombianos, presuntamente indocumentados, vendedores de verduras y ropa, tomaron Artigas, San Martín, Barrio Unión, en grupos de aproximadamente 50 personas, produciendo una tranca descomunal, tirando sus desperdicios putrefactos en la vía, como respuesta al acatamiento del orden que se les quería imponer. A esto se le llama alteración del orden público. En el Sector La Limonera en Baruta, la mayoría de los beneficiados con viviendas dignas son colombianos, sin embargo maldicen al gobierno, y forman sus borracheras con su música estridente a todo volumen; igualmente ocurre en Petare, lo tienen intransitable. Sería bueno que tomaran nota  los encargados del orden público e hicieran valer las normativas  y  les aplicaran las sanciones correspondientes . Por que estas personas en su país no se les ocurre hacer  algo semejante. Para ellos su país Colombia debe ser respetada, como debe ser;  pero vienen a Venezuela a crear el caos con su malandraje.  El problema nuestro  se agrava por el conocimiento que se tiene de la presencia de paramilitares en nuestro territorio.  Peligroso no?  Así estamos con nuestros "hermanos del alma". “La ingratitud es el crimen más negro” Simón Bolívar.

 
 

Paz para Colombia para que regresen y nos dejen en paz.

 
 monicahernandez007@hotmail.com
 


 
 


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Mónica Hernández


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