El experto analista de la firma encuestadora Datanálisis, Luis Vicente León, se ha convertido en un honesto consejero de la oposición. Esa es nuestra apreciación.
Si bien su discurso antichavista lo confiesa fiel aliado de quienes no se cansan de buscar la fórmula de salir de Chávez de cualquier manera, sin excluir el magnicidio (hay que recordar que José Antonio Gil Yépez, directivo mayor de esa empresa consultora hasta no hace mucho tiempo, fue el primero que habló sobre el tema para un diario de Los Angeles, luego de la Carmonada de abrril/02), no le queda más remedio, por razones de la supervivencia de la firma que tiene bajo su responsabilidad, que la de hacer públicos los resultados de las encuestas que la misma ha estado realizando y que determinan que Chávez no solamente goza de una gran popularidad, sino que ésta va en franco y vertiginoso ascenso (ya pasó del 70%). Pero él no se limita a “aguarles” la fiesta, sino que les señala a sus copartidarios, dentro de un lenguaje aderezado para no ocasionarles mayores angustias, las causas por las cuales ello está ocurriendo y es allí donde apreciamos que se trata de un fiel y buen amigo.
Como él lo ha explicado una y mil veces, no puede, por más que quiera, esconder realidades y menos aún intentar manipular o decir mentiras como encuestador, pues perdería toda credibilidad y su empresa consultora, a sus mejores clientes, los que, por cierto, lo ha reiterado, nada tienen que ver con el estamento gubernamental, sino que son privados, a los cuales les hace sondeos periódicos de mil tipos sobre los servicios que prestan o los bienes que venden. Para él incurrir en el desaguisado de falsear hechos que son más que evidentes tal y como lo hacen reiteradamente la mayoría de los medios de comunicación, sería catastrófico, pues su empresa se iría a pique.
Esa conducta le ha traído, sin duda, antipatías a granel entre sus cofrades enemigos del proceso bolivariano, pero lo que más sorprende no sería eso, pues tal reacción, si a ver vamos, pudiera ser aceptada como comprensible, sino que dichos personajes no le hacen caso, no obstante ser Juan Vicente, como lo hemos señalado, un hombre de sus propias filas, que les es, además, sincero, incapaz por otra parte de ocultarles las verdades y, por su fuera poco, estamos seguros, que los asesora gratuitamente en todo cuanto puede para ayudarlos a salir del hueco a donde han ido a parar por las equivocadas estrategias “políticas” en su competencia por el poder con los factores del chavismo.
Pero Juan Vicente no desiste en sus esfuerzos, está dotado, como bien lo dice de un cascarón de morrocoy para soportar lo indecible. Les insiste una y otra vez que se bajen de esa nube, que es absurda tanta terquedad, que se sientan a reflexionar en busca de nuevas y racionales estrategias, pero que va, hacen oídos sordos y permanecen inalterables en la postura de creer que siempre han tenido la razón, que sus luchas han sido limpias, que sólo han hecho un trabajo político con total transparencia, simple y llanamente porque son la inmensa mayoría de la población, que nada tuvieron que ver con el golpe de Estado de Carmona Estanga y menos aún con el paro petrolero y las guarimbas, así como que sus luchas y acciones han estado absolutamente apegadas a los más elementales principios de la democracia. Terminan aseverando que sus fracasos electorales sólo y únicamente se explican por las trampas de un CNE vendido al chavismo.
El pobre Juan Vicente seguramente esté pensando seriamente en reforzar su cascarón, no sea que se lo vuelvan un detritus si continúa insistiendo en sus planteamientos acerca de las torpezas y muy graves equivocaciones en que la oposición continúa incurriendo, por efecto de una de las llamadas “bombas inteligentes”, de esas que se manipulan a control remoto y que acabaron y continúan haciéndolo con la vida de centenas de miles de iraquíes, pues es muy probable (o casi seguro) hayan entrado por gruesas a nuestro país, luego de la histórica entrevista de María Corina con Bush. Es una posibilidad, pues como hemos visto, ya comenzaron a reventar algunos explosivos en diferentes sitios públicos, por lo que atentados de esa naturaleza para alterar en grado agudo la paz del país no deben ser descartados.
Hemos estado observando que las cosas para la oposición se les están complicando y mucho más de lo que podíamos haber imaginado. Andan un tanto (o bastante) divididos en cuanto a la conveniencia o no de la abstención como línea política para las próximas elecciones municipales. Los llamados “demócratas”, que no son tales, sino inefables celestinos, sostienen que es una opción que no debe ser descartada, pero que, una vez se conozcan los escrutinios del evento, lo apostamos, gritarán a voz en cuello, ¡fraude..., fraude...! Los extremistas, por su parte, aseguran todo lo contrario, que ir a un proceso electoral viciado y conducido por un CNE al servicio de la revolución “bonita”, es ser víctima de una nueva burla. Consideran que quedarse en casa ese día es propinarle el mazazo definitivo a Chávez, pues como ellos son mayoría, sostienen que sería una tamaña gafedad no aprovechar la ocasión para que el país constate su verdad, al ver que a esa jornada nadie acudirá, quizás sólo el propio Chávez con algunos de sus ministros, no todos, así como unas pocas decenas de fichas de los círculos del terror.
Queda claro, según nuestra apreciación, que para esa salida política que implica abstenerse de participar en un evento electoral para el que se han inscrito algo más de diez mil candidatos de la oposición, no han consultado a Juan Vicente, quien les ha reiterado, por una parte, que la mayoría no está de su lado y que esa decisión es una torpeza, pues él considera una excelente ocasión ese acto cívico para que se construya de una buena vez una oposición al gobierno que se maneje con el cerebro, de manera que sea posible fortalecer por allí una real alternativa de cambio.
El asunto es bien difícil de solucionar. Es posible que León termine tirando la toalla, aún cuando no sabemos si se lo admitan sus superiores, pero en lo que si estamos seguros es que a través de sus exposiciones públicas se le advierte muy desconcertado y afligido, al margen del gran esfuerzo que hace por tratar de reflejar aplomo cuando le corresponde indicar las cifras de sus encuestas y, por supuesto, hacer todo el intento posible por quitarle a las mismas el peso relevante que tienen aquí y en la cochinchina.
Pero vamos ayudarlo. Es encomiable el esfuerzo que hace por hacer entrar en razón a un liderazgo opositor que no ha hecho sino perder siempre de manera estrepitosa y junto con ello provocar llanto y desazón estresante en sus seguidores. Al margen de que en sus escritos y entrevistas Juan Vicente bien se cuida de divulgar las cifras que colocan a Chávez de puntero junto con las advertencias de que esa es una realidad transitoria y que sobre la misma no le abriga duda alguna de que cambiará más temprano que tarde para bien de la “sociedad civil”, hemos estimado útil consignar en lo que sigue, una apretada síntesis de todas esas reflexiones y sugerencias que él les ha hecho conocer públicamente, a través de distintos medios, a los dirigentes de la oposición hacia el objetivo de que, sin dilación alguna y con alta voluntad reflexiva, renuevan y diseñen opciones de lucha política que, efectivamente, les abran espacios ciertos hacia el encuentro con la realidad:
1) “No existe oposición ni existen partidos ni líderes capaces de hacerle contrapeso” (a Chávez)...” Quedó sumamente claro que después del golpe de abril/02, Chávez remontó la cuesta y eso ocurrió en menos de una semana;
2) La obsesión de tener una oposición unida, lo cual no es cierto. Pero lo más grave aún es que el están convencido de que si no van unidos en una “topocha (todos contra Chávez), jamás podrán vencerlo..., lo cual explica la incapacidad mostrada hasta ahora de generar una tercera opción, suficientemente diferenciada del pasado.”
2) “No son...capaces de conectar ni siquiera a sus mercados políticos naturales, es decir a la propia oposición que se siente desconectada de lo que hoy tiene al frente”;
3) “La oposición...(está) atomizada, con muchas ofertas abstractas. Lo único que (plantean sus líderes es) sacar a Chávez, sin ofertas concretas de lo que ocurriría después”;
4) Lo que es muy difícil entender es que (colocan) “como cosas excluyentes que Chavez ganó y que hubo abuso en el proceso... En efecto hubo abuso, pero además Chávez ganó” y eso no terminan de entenderlo;
5) “No logran mantener ese incremento (en electores) porque su respuesta a los problemas de la sociedad (ha sido) muy mala;
6) Chávez “vuelve a subir después del paro, porque la sociedad (de nuevo entra) a cobrarle a la oposición su fracaso”;
7) El evento más terrible “para la oposición fue que sus dirigentes se quedaron agarrados de una brocha: vendieron la tesis del fraude como única explicación de su fracaso” y, para no extendernos demasiado, vaya esta última reflexión de Juan Vicente,
8) La “radicalización irracional de grupos (de la oposición), pequeños pero de alto impacto en la opinión pública... ayudan a Chávez a vender la estúpida idea de que todos quienes lo rechazan son una partida de desaforados...” (recordamos como ejemplos de ello, la “genial” idea de las guarimbas y los cacerolazos e insultos a Jimmy Carter, entre otros muchos).
Son estos consejos y más allá de ello las reflexiones que J. V. León le transmite a la oposición inspirado muy seguramente en un deseo por ver cuajar un proyecto opositor serio e imbuido de principios trascendentes, pero su liderazgo hace mutis.
Rogamos al Señor que se apiade de ellos y les ilumine un camino que tenga retorno, para bien de todos los habitantes de esta tierra de gracia. Si tampoco Dios es escuchado, definitivamente habremos de llegar a la conclusión de que, más temprano que tarde, su caída al abismo sin fondo será estrepitosa e inevitable.
oliverr@cantv.net