El Patrimonio de la humanidad, como estrategia de adueñamiento imperialista

De un tiempo para acá, cuando la <> o penetración de los países industriales e imperialistas terminaron por poner sus patas hasta en el ultimo rincón planetario, ante sus indiscriminados atropellos, devastaciones ecológicas, destrucciones arquitectónicas y daños irreversibles al patrimonio natural, artístico y cultural de los pueblos invadidos y agredidos, empezaron luego a darse cuenta de que las pérdidas ocasionadas sobre el ecosistema, sobre las reservas de fauna y flora, de joyas arquitectónicas, etc., podían ser apropiadas por ellos sin que eso se entendiera como botín de guerra.
A partir de entonces su política cambió y optaron por declarar como PATRIMONIO de la HUMANIDAD determinadas zonas orográficas, parques forestales, museos, ciudades de arquitectura colonial, etc.

El argumento justificativo de semejantes *expropiaciones*, que unilateralmente practican sin coste alguno los países imperiales, es la evasión de que funcionarios locales se encarguen de la tala indiscriminada, del derrumbe de edificios y casas antiguas, etc... Sin embargo, sabemos que si la ciudadanía local se opone oportunamente a semejantes atropellos cometibles por sus gobernantes, para nada sería necesario que la UNESCO declare *patrimonio de la humanidad* (léase de los países imperiales) recursos tan valiosos como buena parte de la Fauna y Flora brasileñas, la ciudad de Coro, en Venezuela, y (?) nuestro parque, Henry Pitièr.

Con semejante y acomodaticio expediente, se han ido apropiando de los mejores y más valiosos recursos de los países del planeta. Donde quiera que hay un recurso importante, artístico, natural, económico, etc., allí está la UNESCO dispuesta a declararlo así.
Debemos prepararnos para que declaren *patrimonio de la humanidad* (imperial) la energía acuífera, la gasífera, la petrolera, etc., a fin de que sea administrada *cuidadosamente* por USA, Inglaterra, Francia, Italia y demás países cuya negra historia de crímenes y destrucción ecológica internacional es bien conocida. Países, estos, que son los que con menos moral adornan sus currícula. Decir la UNESCO es decir la ONU, y decir esta es decir dominio de los menos sobre los demás.

De manera que la figura del ***Patrimonio de la Humanidad*** no es sino la patraña imperialista contemporánea que busca reservarse para sí lo mejor del planeta como si los países originariamente propietarios no pudieran protegerlos. Precisamente, de lo que no podemos protegernos es de los desmanes y ecocidios que la industrialización universal de las transnacionales cometen a diario. El ejemplo de la Irak reciente es el más patético de que la ONU sólo sirve a los países que vienen imponiendo esa demagógica figura patrimonial.



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Manuel C. Martínez M


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