Hay personajes de la política venezolana que sorprenden por sus declaraciones y más aún cuando se trata de aquellos que en el pasado no muy lejano mantuvieron posiciones de la mayor dignidad y respeto por la institucionalidad de la democracia auténtica y que hoy, pareciera que resolvieron optar por enterrar esa capacidad reflexiva y honorable que tenían cuando hablaban o escribían acerca del acontecer nacional y los males ciertos que afligían en grados extremos a los venezolanos.
Nos referimos específicamente al profesor Adelso González Urdaneta, viejo adeco devenido en mepista una vez que el CEN del partido blanco le hiciera la trastada al viejo maestro e ilustre venezolano Luis Beltrán Prieto Figueroa, al desconocerle el resonante triunfo que obtuvo en las primarias que se realizaron para escoger su candidato a la presidencia para las elecciones de 1.968 y otorgárselo a Gonzalo Barrios, quien finalmente fue derrotado por Rafael Caldera.
En día recientes, en el programa del inefable Leopoldo Castillo por Globovisión, se le tuvo como invitado y ante la pregunta que éste le formuló sobre sus actividades polticas y a la casi absoluta ausencia en el debate nacional del llamado partido Izquierda Democrática, del cual él fue uno de sus fundadores, González Urdaneta fue parco y directo en su respuesta, al decir que (palabras más, palabras menos) "no se había avanzado más, simple y llanamente porque el gobierno de Chávez mantiene un régimen de opresión, pero que espera que ello pueda ser superado y que el partido salga en cualquier momento a la palestra pública."
Son realmente vergonzantes las declaraciones de este personaje, pues ha llegado a tan bajo su catadura moral y ética que no se atrevió a decir en dos platos que lo que ocurre con ese proyecto político es que sus propulsores, entre los cuales figura en primera línea Pompeyo Márquez, no han podido ponerse de acuerdo en un mínimo de prioridades, entre las más importantes, el diseño y ensamblaje del discurso para la batalla idiológica que deberán intentar venderle a los venezolanos, además de que aparte de sus fundadores, no han logrado cohesionar entorno a la organización sino a algo menos de cinco mil personas en todo el país.
Esa es la realidad de Izquierda Democrática. No es la dictadura férrea de Chávez la que les impide a sus propulsores avanzar en dicho proyecto partidista, es la nula capacidad que han demostrado para captar algún apoyo popular.
De manera que a otra parte con ese cuento. Ya habrá, sin duda, en esa audiencia "selecta" y muy "cerebral" del canal 33, quien haya entendido y digerido la explicación inicua que ha dado González Urdaneta ante lo que hasta ahora no es sino el anuncio de un falso embarazo.
Aquí es pertinente recordarle al inefable exmepista y exflamante ministro sin cartera de Caldera II, aquel adagio que dice: "Deseos no empreñan..."