Patria, Minerva y María Teresa, mujeres de ideales y acciones libertarias fueron torturadas y asesinadas el 25 de noviembre de 1960, por orden del dictador dominicano, el abominable Leonidas Trujillo. Esa fecha se ha escogido para no borrar de la memoria tan execrable episodio y otros muchos que han tenido a la mujer como víctima de abusos, atropellos, maltratos. No sólo un día, ni una semana, todos los días es necesario estar alertas a situaciones de marginación, discriminación y exclusión, a que somos sometidas las mujeres, a veces, de forma tan sutil que ni siquiera nos damos cuenta. Lo sutil puede pasar desapercibido por ser precisamente lo contrario a la fuerza. Moretones, golpes, sacudones, dejan huella palpable: inflamación, enrojecimiento de la piel, dedos marcados, fracturas, heridas. ¿Cuáles son las formas veladas de violencia psicológica? ¿Cuáles son las huellas que deja?
Todavía hay quienes creen que la violencia contra la mujer es sólo un asunto de esposo, compañero, concubino. Frases como: no voy a leer tus oficios, ya eso está decidido, eso ya está arreglado en instancias jerárquicas y superiores; se han tomado medidas correctivas; ella es una indisciplinada, tiene una actitud amazónica, hay que meterla en cintura; actúa de forma individual; son escuchadas en espacios laborales y son pruebas de desautorización, exclusión en la participación y desvaloración de la mujer ante grupos colegiados, órganos ejecutivos y hasta legislativos.
La violencia psicológica se ejerce, desde una posición de poder para humillar, descalificar o desvalorizar, a través de insultos, amenazas, comentarios destructivos, toma de decisiones sin consultar, manipulaciones, silencio e indiferencia. El tratar de descalificar e invadir su privacidad: la susodicha tiene un amante, por eso es que se comporta así, para complacerlo, es él quien la manda. Aquéllas y éstas, son frases que evidencian un machismo impregnado de reminiscencias religiosas ortodoxas, dignas de la estructura y funcionamiento de una secta en la cual el disentimiento y la participación son tildados de pecado mortal, léase Opus Dei.
A veces hasta la violencia psicológica contra la mujer la ejerce otra mujer, entonces tampoco es sólo hombre-mujer sino mujer-mujer. No basta que exista la Ley sobre el derecho a la mujer a una vida libre de violencia, la Semana de la no violencia contra la mujer, si los organismos a quienes les compete su defensa, llámese Fiscalía o Defensoría caen en los mismos vicios de negligencia, retardos, ineficiencia, que por mor, se terminaría pensando en falta de ética, compromiso y hasta corrupción.
Necesitamos nuevas relaciones de respeto en el socialismo diferente a la exclusión y marginación del capitalismo.