Es la ley de la vida. Alguna vez nos vemos obligados a delegar responsabilidades en quienes nos merecen confianza. Después de 20 años del desesperado gesto rebelde que obligó a romper las reglas institucionales de un status corrompido hasta los tuétanos. Después de catorce años de haber tomado las riendas del poder en una nación sin identidad, sin estabilidad, sin sentido de pertenencia, sin ser propietaria ni siquiera de su nombre y representación en el concierto de las naciones del mundo. Hoy tenemos la virtud y el honor de ser soberanos, dignos e independientes. Con vocería propia y con definición autónoma de nuestras políticas internas y externas. Todo eso gracias a ese hombre que 20 años ha, encabezó una lucha para hacer una patria a partir de los escombros y ruinas que no habían dejado como herencia aquellos insensatos que nunca amaron su terruño ni lo respetaron.
Ese dirigente, hoy nos pide unidad. Una unidad consciente, con responsabilidad, con criterio y sentido de patria. Una unidad por encima de las pequeñeces que nos podían separar en algunos puntos insignificantes comparados con el futuro colectivo de una nación, de un país, de un pueblo.
Llegó el momento de callar la crítica. Es el momento de sumar. Esa valoración, respeto y aprecio que todos y cada uno decíamos que tenemos por el líder. Es el momento de demostrarla, de enseñar si es cierto y si hay correspondencia entre el verbo y la acción. Acatemos al líder y su deseo, un deseo que va más allá de lo individual, de lo particular. Es un deseo preñado de angustia y de esperanza. “mientras no esté el líder, Nicolás tomará la batuta”. Así será. Adelante Nicolás, toma el timón de la nave y condúcenos hacia puerto seguro, tuviste y tienes, un buen capitán instructor. Aplica sus enseñanzas y refuérzalas con tu integridad moral.
El guerrero debe reposar. Así lo impone la ley de la naturaleza, pero ese guerrero solo va a descansar un poco a curarse las heridas que le dejaron las duras batallas por la patria y su pueblo. Su pueblo así lo quiere. Pero en su reposo ese guerrero no está ni estará ausente. Algo es cierto. Ahora Nicolás no es un hombre, ni un proyecto ni una individualidad. Nicolás ahora es Chávez, es un pueblo, es una fortaleza, es un país decidido a ser libre contra viento y marea. Es el momento en que cada uno de los Hugo Chávez Frías de está nación, de este proceso, de esta revolución, volvamos a dar un paso al frente en la línea de batalla para demostrarle al líder que no aró en el mar, tal como lo hicimos aquel 13 de abril del año 2002.
Alcemos nuestra mirada al horizonte. Hacia donde la vista no alcanza, para estar pendientes y prestos a la defensa de la obra del líder: la patria. Para defender lo que por fin podemos decir como pueblo que nos pertenece a todos, con orgullo y gloria de hijos de un país soberano, heredero de valientes libertarios, pero que en una mala noche la canalla imperialista arrebató su independencia. Independencia que recuperamos hace 14 años y que jamás nos volveremos a dormir para impedir, nos la vuelvan a arrebatar. Vete tranquilo guerrero, nos, el pueblo y su ejercito, haremos guardia, para que cuando vuelvas, los pebeteros de la libertad aun estén encendidos y custodiados por los que asumimos tus enseñanzas y tu amor por la patria.
spectat quietam bellator stat custodiam populum tuum
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