Tu regalo de Navidad, Heinz Dieterich

Al parecer, el auto proclamado "científico sociopolítico" Heinz Dieterich no pudo, una vez más, aguantar la tentación de lanzar, en forma nostradámica, una nueva falacia en el ambiente. Vaya usted, querido lector, a saber con cuáles intereses... Lo cierto, es que su percepción del proceso bolivariano nos recuerda demasiado a una típica edición taquillera hollywoodiense. De hecho, ya vemos cómo se vendieron sus empanadas con chicle... entschuldigung: con chili.

"Toda persona realista sabe que el amigo, camarada y revolucionario Hugo Chávez ha llegado al fin de su heroica odisea de liberación. Lo demás es mentira. El exteniente (Diosdado Cabello) pretende postergar la fecha de las elecciones el mayor tiempo posible, a fin de relegar el testamento político del Presidente Chávez (Maduro sucesor) al olvido. Quiere ganar tiempo para ejecutar el oficio que siempre lo ha caracterizado: operar en lo oscurito para configurar el ajedrez de la sucesión a su favor. Al precio que sea."

Ajá: Chávez designa a Maduro como sucesor, no a Cabello; y Cabello, celoso de Maduro, planea retardar la fecha de investidura presidencial para evitar que sea designado presidente...

Mejor simple que demasiado complejo, ¿no es eso Meister? Claro, hay que respetar ciertos principios, al producir para las masas, si queremos que compren.

Ahora bien, habría que preguntarle, señor Dieterich: ¿Dónde queda, entonces, el pequeño, pequeñísimo, casi insignificante detalle de la historia que usted no menciona (detalle cuya pequeñez sin embargo no lo hace menos posible, menos real y que, al encarnar su derecho a la existencia, a través de su probabilidad inherente, es tan posible como cualquier otra opción frente a lo desconocido, relegando al plano de la creencia toda anticipación, esto es, todo supuesto, toda inferencia), y no admite afirmaciones lapidarias de ningún tipo, arrogantes, arroceras –antitermodinámicas, si lo prefiere–, las cuales no podrían contestar que la intención de Cabello, la verdadera, pudiera ser simplemente otra, justamente la opuesta, la de darle tiempo a Chávez para recuperarse, así nada más, sin ningún oscurito trasfondo, ni conspiración alguna, por muy taquillera que a usted le... convenga?

Ah qué lamentable, que no todas las ocasiones sean lo que parezcan...

¿Perdón? ¿Que es infantilismo nuestro, dicha opción, la del Cabello de ángel?

Órale cuate... ¿De veras, teutón?

Hay definitivamente quienes aman las tinieblas, la menor oportunidad les parece ideal para invocarlas, desarrollar escenarios interesantes, truculentos, exitosos. ¿Quién dice que un intelectual no es humano, después de todo y no busca también su quintillo? Su falacia, Meister Dieterich, implica que no sólo ambos Cabello y Maduro estarían deseando la presidencia para sí, sino que estarían deseando, ante todo, la muerte de Chávez. Ese es el punto flaco de su quintillo, el nuevo fracaso de su peregrinaje intelectual.

Vaya... ¡Cuán simplista puede ser la imaginación de un "científico sociopolítico" ante las complejas, complejísimas realidades de un proceso... sociopolítico!

Cualquiera EN VENEZUELA, sin aprobar o desaprobar dicho proceso, y sobre todo sin títulos académicos, sabe, profesor, que la relación entre Chávez y sus cercanos, así como aquella entre él y sus "cercanos globales" (pueblos venezolano, latinoamericano y mundial), trasciende con mucho los libretos con que Hollywood abarata en fila, uno tras otro, día tras día, a Homeros, Tucídides, Bethoveenes (masacrado impunemente en "Bien Amada Immortal"), y todo por real y medio.

Si "Chávez" fuese tan simple como una historieta de corredores y balcones, no habría durado tanto, ya se lo hubieran echado al pico, ¿no le parece, Her Dieterich? Sobre todo, no lo hubieran esperado a usted con su nueva ranchera... entschuldigung: con su eterno guayabo postmoderno, de taberna...


xavierpad@gmail.com


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Xavier Padilla


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