Como hienas hambrientas, una furibunda oposición radical y sus aliados internacionales emprenden lanzar una alocada ofensiva de guerra de IV Generación. El centro de gravedad de Venezuela es atacado política y militarmente, en forma coordinada y feroz, como nunca antes.
La convalecencia de la sombría y recurrente enfermedad que afecta a nuestro querido presidente Hugo Chávez, que lo ha mantenido ausente del debate político diario y de sus frecuentes apariciones públicas, dieron paso a una “alocada ofensiva” política-militar llevada a cabo por una jauría de hienas locales y foráneas hambrientas de poder y sed de venganza.
Pareciera que ellos (la oligarquia criolla aliada con los centros de poder de Washington) perciben que este es el mejor momento para aniquilar la revolución bolivariana, y al mismo tiempo acabar con quien les arrebató las mieles que bebían a placer, mientras gobernaban robando a manos llenas las riquezas de nuestras tierras y vendiendo a las trasnacionales los tesoros más preciados que teníamos; nuestra dignidad nacional y la soberanía patria.
Utilizando poderosísimos instrumentos mediáticos, cuyo poder bélico es comparable con armas de destrucción masiva de muchos kilotones, transportados en enormes portaaviones, estos vendepatria, intentan conseguir a como de lugar lo que les ha sido esquivo por 14 años; el poder político y económico de Venezuela. En consecuencia, con fiereza se enrolan en un ataque suicida contra las bases fundamentales del chavismo. Primero: pretenden destruir el Alto Mando Político que está cubriendo el permiso constitucional concedido a Chávez. Ellos apuntan contra los referentes políticos más importantes – Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y Rafael Ramírez – para que entren en contradicciones entre ellos mismos, y lograr que se fracture la unidad política, y finalmente se desemboque en un desgobierno. Lo cual nos hará sucumbir en un Estado Fallido.
Segundo: persisten en presentar comunicacionalmente ante Venezuela y el mundo a nuestro Alto Mando Militar, como una caterva de inmorales, narco-complacientes y faltos de liderazgo antes los cuadros medios y bajos de la FANB; invitando así, a la desobediencia e insubordinación, y mejor aún, si consiguen a un militar descuidado por allí, que les haga el favor de alzarse en armas. Verbigracia, el inefable episodio de plaza Altamira en 2002, que atrajo a un grupo de generales y almirantes atraídos por el encanto de la luminaria de las cámaras de televisión.
Tercero: con un guión preparado por los mejores tanques de pensamiento de guerra psicológica, a lo Joseph Goebbels, nos disparan múltiples series de misiles de desinformación y contra información desde EEUU, utilizando como plataforma de lanzamiento al periódico Nuevo Herald de Miami y a CNN en Español desde Atlanta. De igual modo, desde Europa, los herederos de la España franquista, le prestan sus servicios a estos innobles despropósitos. El Diario ABC desde Madrid, consuetudinariamente liga al gobierno bolivariano con células guerrilleras, terroristas, narcotráfico, trata de blancas y de epicentro de desestabilización regional. Mención aparte hay que hacer también de la cadena Caracol desde nuestra vecina Colombia.
El objetivo está claro; si la ultraderecha venezolana y sus siniestros aliados, lograran con estas operaciones de guerra psicológica, disminuir aunque sea un poco la credibilidad en el líder Hugo Chávez, haciéndolo ver como un hombre débil, que no le ha dicho la verdad a la gente, que está rodeado de un cuerpo de personajes oscuros, corruptos e ineficientes y de una fuerza armada descompuesta por el poder, podría ciertamente corroerse esa conexión amorosa y hasta religiosa que sin duda alguna existe entre el pueblo y Chávez.
Algunos podríamos decir como la vieja conseja; “deseos no empreñan”. Pero considero que a estas acciones de la oposición sí hay que tenerlas en cuenta y el Estado debe tomar acciones duras e inmediatas para frenarlos.
Observemos por ejemplo que el alcance de la tecnología es cada día más efectivo y barato. Las estadísticas señalan que Venezuela es el sexto país en Latinoamérica con acceso a Twitter y a Facebook. Unos 6 millones de venezolanos lo utilizan profusamente, sobre todo la juventud y la clase media trabajadora. Somos unos de los países con mayor venta per cápita de BlackBerry, y la telefonía celular casi arropa a la sociedad entera.
Durante la campaña presidencial en octubre pasado, se determinó que desde Europa y EEUU nos bombardearon con cientos de miles de mensajes de voz que hacían blanco directo en nuestros celulares personales, con sonidos que nos invitaban a votar por la opción de la derecha. Otras, imitaban la voz de nuestro Presidente diciendo cosas incoherentes y perturbadoras.
La privacidad y tranquilidad de los venezolanos fueron agredidas igualmente, con bombardeos de cápsulas mediáticas que “afirman” el deceso de nuestro presidente y de rudas peleas entre miembros del alto gobierno. Otras balas informativas sugieren que militares toman el poder por la fuerza. Actualmente, personajes como Esteban Gerbasi llama abiertamente por su cuenta de twitter a un paro cívico nacional indefinido, todo lo cual constituye un delito flagrante.
Con esto se busca crear zozobra, desasosiego, alterar el orden público y ulteriormente, convertir en rabia y violencia generalizada la natural tristeza que siente el pueblo chavista. Buscan muertos, pánico, desabastecimiento de comida, y saqueos.
Lastimosamente, la libertad de prensa, radio y televisión en la Venezuela bolivariana, ronda el libertinaje. Todos estamos expuestos a cualquier basura que se escriba, diga o muestre en televisión. Y no todos poseen la capacidad de discernir qué es verdad o mentira.
Estas operaciones coordinadas son importantes tenerlas en cuenta, cuando analizamos el cuarto objetivo estratégico de estos rapaces –la MUD y aliados- la dominación de la mente y el corazón del pueblo.
El pueblo venezolano y el amor que siente por su líder Hugo Chávez, aunado a la unidad cívico-militar, conforman el centro de gravedad de la revolución bolivariana. El enemigo lo sabe y hará todo lo que esté a su alcance para abrir brechas entre estos elementos. En su afán de quebrar su unidad monolítica, la canalla tendrá como una de sus tareas principales sembrar y minar de dudas, desesperanzas, miedos, peleas intestinas, y hasta de escaramuzas violentas.
Ya el presidente Hugo Chávez nos lo advertía el 8 de diciembre del año pasado; cuando se refería a que en estos tiempos aciagos y de tribulación, necesaria es la unidad orgánica de los cuadros políticos de la revolución, del partido y de la FANB. Nos invitaba a abandonar cualquier espíritu personalista y subalterno. Nos decía que había un bien supremo que preservar; ¡la patria y la libertad!
En consecuencia, no podemos poner la otra mejilla como en abril del 2002. El Estado Nacional debe actuar con firmeza. Nuestros logros trascendentales en lo político-social no pueden ser entregados a la oligarquía. Por otra parte, el Poder Popular tiene que mantenerse vivo en el ideario chavista y en la calle, movilizados. Ahora cuando debemos estar unidos sin ver visceralidades que a veces nos hacen perder el rumbo y el epicentro de la lucha. Hay que defender desde nuestros espacios o trincheras a la revolución bolivariana, estar preparados y vigilantes. Y sobre todo, ser agentes activos de la revolución. ¡Vacilar es perderse!
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