Estados Unidos presentó a Venezuela un nuevo campo de batalla, con la iniciativa encaminada a emitir señales de radio y televisión bajo el argumento de contrarrestar a la emisora regional TELESUR, una televisora para toda América Latina (1), la cual inauguró sus transmisiones el pasado 24 de julio, fecha esa memorable en la que se festejó, con gran júbilo, el 222 aniversario del natalicio de nuestro máximo héroe, el Libertador Simón Bolívar.
De manera que mejor ocasión no pudo haber sido escogida para que la voz de nuestros pueblos de la América Latina y Caribeña comience a ser escuchada con su fulgor y su esencia propios, ahíta -por otra parte- de sueños y de esperanzas por un mundo de paz y de justicia plenas.
Esa reacción de la primera potencia del mundo en absoluto nos sorprende. Además de que es muestra fehaciente del inmenso temor por los efectos muy positivos que ese proyecto comunicacional le va a deparar a nuestros pueblos en su decisión de integración que ya resuena con evidente y clara voluntad creadora en todos los rincones de la geografía que se extiende desde el Río Bravo hasta la Patagonia, es parte de su política de agresiones e intromisiones ancestrales en cualquier lugar de la tierra a donde se le antoje imponer sus designios.
Esto es apenas una brabuconada sin mayores efectos, pues si la amenaza es lanzar ondas hercianas con mensajes que intenten contrarrestar la programación de TELESUR, dizque para decirle a nuestros pueblos sólo la “verdad y nada más que la verdad”, ya ese trabajo sucio lo vienen haciendo con la más absoluta libertad los canales privados de nuestros países en perfecta sintonía con las cadenas internacionales CNN, FOX y BBC, para mencionar las de mayor cobertura y en donde lo único que tiene cabida es la mentira, el sesgo informativo descarado y el ocultamiento persistente de la verdad.
Ese tipo de acciones del más claro corte delictivo internacional tiene sus antecedentes en la Radio y la TV José Martí, inauguradas por el gobierno norteamericano en 1.985 y 1.990, respectivamente y que al margen de que continúan operativas con equipos de la más alta tecnología, han sido un total fracaso, pues no han logrado engañar al pueblo cubano, para quien la revolución es el mayor éxito que ha alcanzado en su justa lucha de muchos años por liberarse del tutelaje del norte. Igual está ocurriendo en el mundo árabe, pues hace pocas semanas la administración Bush inauguró un canal de TV para hacer lo propio con la cadena catarí Al Yazira, proyecto ese que, con toda seguridad, resultará todo un fracaso.
Es importante resaltar que esa decisión promovida por los republicanos dentro del Congreso norteamericano no solamente lo ha sido para sabotear las transmisiones de TELESUR, sino que incluye la autorización de erogaciones multimillonarias destinadas a los grupos y organizaciones opositoras de la llamada “sociedad civil” venezolana para que “restauren” la democracia de su país o, lo que es lo mismo, para que derroquen el gobierno de Hugo Chávez.
Sobre esto último sí hay que preocuparse. Se hace necesario que nos mantengamos muy alertas, pues esos dineros sirven y mucho para sostener proyectos desestabilizadores, tal como vimos que ocurrió en el pasado reciente con el golpe de Estado de abril/02, el sabotaje petrolero de diciembre/02 y enero/03 y las "guarimbas", entre otros actos vandálicos que ha ejecutado el sector golpista venezolano, pues penetran en el país bajo disfraces muy variados que pueden producir inmenso daño al proceso de cambios estructurales que se adelanta para corregir los graves problemas que confrontan la inmensa mayoría de los venezolanos en áreas tan importantes como la salud, la educación a todos los niveles, el trabajo y la justicia. De manera que este tema debe ser manejado con la certeza de que esos dineros sucios no han dejado se seguir entrando al país, pues hay que impedir a toda costa la reedición para Venezuela de los planes con los cuales el imperio tuvo éxito en Chile con el derrocamiento del gobierno de la Unidad Popular (1.973) y, más recientemente, en la Nicaragua de finales de los ochenta, donde fue posible, a través de una articulada estrategia de insurgencia (la contra) y una campaña propagandística de muy alto costo, incluida la compra de conciencias, destruir el proyecto revolucionario Sandinista y sustituirlo por gobiernos corruptos y sumisos, disfrazados de fervientes demócratas.
Una oposición con ingentes recursos que, sin duda alguna, ya está recibiendo del gobierno norteamericano a través de Súmate, es perfectamente posible que logre distraer la atención de importantes sectores débiles de la sociedad hacia objetivos que pudieran parecerles a esos sectores esperanzadores y que a la postre sólo signifiquen, una vez logrados los objetivos de erosionar la revolución, simples anzuelos para lo que fue la “madre” de los engaños, tal y como les ocurrió a los hermanos chilenos y nicas.
De manera que esa decisión del imperio de interferir la señal de Telesur no es otra cosa que una desesperada reacción ante sus fracasos por querer doblegar y rendir nuestra indeclinable voluntad de ser libres e intransigentes en defender el derecho inalienable que tenemos de gobernarnos de manera soberana, en lo absoluto nos hará mella. La avalancha de dólares para invertirlos en propaganda sucia contra el gobierno de Chávez y ganarse la voluntad de algunos cuantos venezolanos bajo el engaño de falsas promesas, objetivamente la observamos como una arma que puede tener bastante efectividad si no adelantamos esfuerzos en materia de muy alta inteligencia policial y se diseñe una política abierta y muy clara frente a organizaciones disfrazadas de ONG, e inclusive con fachadas de empresas mercantiles, que están conspirando en nuestro territorio con vista a provocar sorpresas nada deseables para las elecciones del venidero año.
Pero no se trata solamente de que organizaciones civiles del país están al frente de esos planes en busca de la derrota del chavismo el 2.006, sino que extranjeros coordinados por la embajada norteamericana en Caracas, a través de una dependencia que funciona en su propia sede que se le conoce como la Oficina para la Transición, son quienes supervisan y evalúan tales planes sin que nada ni nadie les interfiera su trabajo.
Ese personal depende de las siguientes organizaciones: el “Instituto Republicano Internacional” (IRI), del “Instituto Nacional Democrático” (NDI) y de la contratista “Development Alternatives Inc.” (DAI), las cuales disponen de lujosas oficinas ubicadas en la Torre La Primera en Campo Alegre y en la Torre Hanner en el Rosal. De manera que el más alto gobierno debe actuar con la mayor diligencia y prontitud para desarticular ese entramado burocrático, integrado por agentes especiales y muy bien entrenados de la CIA, que abiertamente conspira en contra de la institucionalidad de nuestra democracia.
En Rebelión está circulando un artículo extenso del exagente de la CIA, Philip Agge, autor del famoso libro “Diario de la CIA (1.975), donde se denuncian con lujo de detalles esas acciones conspirativas del gobierno de Bush para salir de Chávez de donde, igualmente, hemos extraído la siguiente e importante reflexión que hace Agge sobre el particular, a la cual se le debe prestar la mayor atención:
“Siempre el gobierno venezolano tiene la opción de cerrar las oficinas del NDI, del IRI y de la DAI y expulsar a los norteamericanos y otros extranjeros trabajando en las mismas. Tal acción, totalmente justificada, sin duda provocaría gritos de ultraje en Washington aunque no pondría fin a las operaciones. Las tres oficinas probablemente serían trasladadas a Miami donde seguirían repartiendo dinero a sus socios venezolanos. Sin embargo haría mucho más difícil la dirección de las actividades en Venezuela que financian, y requeriría constantes viajes entre Miami y Caracas para reuniones. En cualquier caso la política norteamericana intervencionista de poner fin a la revolución bolivariana y devolver poder a la oligarquía tradicional no cambiará. Continuará por tantos años que haya un gobierno en Venezuela que da prioridad a los intereses de los pobres, que mantiene estrechas relaciones con la revolución cubana, y que promueve la integración regional sin los Estados Unidos." (subrayado del Autor)
-------------------
(1) Prensa Latina