Nuestra Patria vive un momento crucial que marcará la continuidad o no del proceso socialista. Sin la presencia física del líder indiscutido de la Revolución, Comandante Hugo Chávez Frías, que se encuentra en un momento difícil en relación a su salud, la derecha cree que puede ser el momento que tanto ha esperado para dar un zarpazo concluyente a nuestra soberanía y por ende al pueblo. Hoy planifican cómo hacer para aprovechar la situación y por ello cualquier instante que les parezca como algún atisbo de debilidad puede devenir en el asalto al poder que tanto anhelan.
En este marco, han llevado a cabo diversas acciones para lograr sus fines con resultados sumamente adversos para ellos. En primer término, sufrieron una terrible derrota el 16 de diciembre, no tanto por el inmenso triunfo revolucionario electoral al ganar 20 de las 23 gobernaciones, donde ellos no sólo no obtuvieron ningún éxito electoral y que por el contrario perdieron 5 de las 8 que ya estaban en su poder, sino porque esta vez no cayeron ante Chávez sino irremisiblemente ante los Chavistas. Por primera vez se pudo apreciar lo que era un enigma tanto para la derecha como para la misma Revolución ¿podrá el pueblo vencer a la oligarquía sin Chávez presente? Resultados más que a la vista.
Teniendo clara esta realidad, la mal llamada “oposición” ha estado intentando “buscarle la vuelta” a la ausencia de Chávez, iniciando en diciembre una campaña feroz con la intención de deslegitimar las victorias populares de 7 de octubre y 16 de diciembre. Su temerario intento de controlar las instituciones así como a los egos de los líderes del chavismo se tropezaron con un claro sistema democrático, con organismos bien asentados e inconmovibles ante la presión comunicacional y con dirigentes con una excepcional claridad ideológica, así como una inamovible fidelidad al Comandante, aspectos de tal envergadura que hicieron posible propinar otra derrota aplastante fundamentada en la decisión de la Asamblea Nacional de ratificar el permiso presidencial, así como en la sentencia Nº 02 del TSJ que, sin duda, consolida al pueblo en el poder.
Es así como los nuevos realistas han entendido que dentro del juego democrático actual no hay cabida para lograr sus objetivos. Si quieren llegar a algo deben comenzar a quitarse el disfraz de ovejita y olvidarse del pueblo, su verdadera oportunidad no está en las calles, ni en las elecciones, tampoco en las instituciones, sólo le quedan sus trajinados tres recursos: los medios de difusión, la MUD y los Estados Unidos.
Los medios golpistas continúan haciendo su trabajo de desinformación e incitación al miedo y a la zozobra, cuestión fundamental para no dejar de “tensar la cuerda” mientras aplican nuevos planes. Desde el imperio del norte sabemos que se orquestan planes que con los patrones de la derecha venezolana, se encuentran al acecho constante para “ponerle el guante” al petróleo, al agua y demás recursos naturales existentes en el país.
Ahora bien, conviene detenernos un poco en la MUD. La desgastada coalición opositora en apariencia no tiene cabida en la realidad nacional, políticamente ha sufrido derrota tras derrota y no pareciera cumplir tampoco su papel de unir a los adversarios de la Revolución, pero sin embargo continúan otorgándole un papel preponderante en su vocería ¿Por qué?
Los últimos acontecimientos nos pueden dar una idea, su intento de acercamiento con el Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza denota una clara intención de internacionalizar el golpe en contra de Venezuela. Por los momentos, no han logrado sus objetivos, el representante de la multilateral manifestó respetar la decisión de las instituciones del país, sin embargo conocemos el personaje y recordamos como en ocasiones ha arremetido en nuestra contra.
Ahora, un descarado ataque contra nuestros asuntos internos llevado adelante por el embajador panameño y secundado por el de Canadá, a nivel de la OEA, fue contundentemente repelido por nuestro embajador ante ese organismo Roy Chaderton, sin embargo, tan temeraria actuación no denota más que la continuación de un plan con participación de actores internacionales contra Venezuela.
Debemos estar atentos, pareciera que la derecha mira con emoción hacia otras latitudes como el Consejo Nacional de Transición en Libia o la Coalición Nacional Siria, creyendo que su homólogo venezolano perfectamente pudiera ser la MUD. Esto significa que aspirarían provocar una crisis que hiciera ver a nivel internacional una ficticia falta de gobierno en el país, con el fin de buscar reconocimiento internacional y la adopción de medidas como el bloqueo de cuentas de la República en el exterior cuyos fondos fuesen por ellos administrados; de manera oficial o velada por parte del imperio para iniciar una invasión disfrazada de guerra civil y posterior derrocamiento del gobierno legítimo de Venezuela.
El imperialismo yankee necesita un instrumento en el país, que con una apariencia democrática haga creer al mundo que la Revolución está sola y se limita nada más a un “régimen” que gana elecciones de manera fraudulenta y a un partido que sólo es su apéndice. Luego, difundirían la falacia de que el pueblo está representado en la MUD, que cuenta con partidos políticos, ONG`s, sindicatos, centrales patronales y demás, sin importar que sean cascarones vacíos; su objetivo es la apariencia para legitimar acciones posteriores.
Ante esta realidad, se comienza a verificar la pertinencia y la enorme importancia del Gran Polo Patriótico (GPP) como instancia que agrupa los diversos partidos políticos y movimientos sociales que sostienen este proceso Revolucionario. Desde ya empezamos a comprender la enorme visión de futuro del Comandante Chávez al entender que no podemos depender sólo del PSUV para consolidarnos, sino que se hace necesaria una macro instancia de expresión, de participación pero también de coordinación y vocería de esa gran masa orgánica que se llama la Revolución Bolivariana.
Desde esa gran maquinaria política como lo es el PSUV, pasando por la experiencia e ideología del PCV, hasta esa nueva camada de partidos de izquierda más la gran cantidad de movimientos sociales verdaderamente orgánicos que aglutinan al pueblo en sus diversas expresiones, todos, sin excepción tienen como punto más alto el gran logro revolucionario: el reconocimiento y la consolidación del Poder Popular, con las implicaciones que ello conlleva.
Todas estas instancias que en su conjunto representan la gran mayoría del pueblo dentro de su diversidad, deben tener objetivos comunes como la independencia, la soberanía y el socialismo para garantizar su propia existencia. Es por ello que se hace indispensable en esta coyuntura incrementar la consolidación, el crecimiento y el protagonismo del GPP.
La lucha no es entre la oligarquía y el gobierno, la lucha es entre el pueblo y la oligarquía por la soberanía. Las instituciones del Estado no son más que instrumentos para el ejercicio efectivo del poder soberano por parte del Pueblo…o de la oligarquía en el supuesto que lograra imponerse.
Por ello, las diversas manifestaciones del pueblo deben estar más unidas que nunca, llevando adelante esta lucha común a través de una instancia que se nutra de todas estas fortalezas y las transforme en una fuerza invencible como significa el sustento y la razón de esta creación nacida del ingenio del Comandante Chávez, llamada Gran Polo Patriótico.
Quienes actualmente tienen en sus manos funciones de dirigencia en el GPP, deben asumir esta responsabilidad histórica y convertirlo en una verdadera fuerza orgánica que llegue a todos los rincones de la realidad nacional. Su función no es ser un contrapeso del PSUV, sino constituirse en la gran referencia de la organización popular y política revolucionaria para todas las grandes luchas que nos esperan.
Es necesaria una inmediata contraofensiva que incluya la consolidación de la conciencia revolucionaria y que también irradie la misma por el mundo, haciendo uso de todos los medios de comunicación y difusión de los cuales dispongamos. El planeta entero debe conocer, enterarse e internalizar que el lema “yo también soy Chávez” está en el corazón del pueblo: del ama de casa, de los niños, de los deportistas, de los cultores, los trabajadores, los campesinos, los emprendedores, etc., y no sólo de los servidores públicos, tal como lo han querido hacer ver a través de los medios imperiales.
Así tendremos la capacidad de soportar y contratacar todos estos planes de deslegitimación de nuestra Revolución que de lograrse no llevaría sino a una dolorosa derrota. Por ello, se hace absolutamente necesario y es el momento de asumir el reto de darle continuidad y de solidificar como una gran roca, sin fisura alguna al Socialismo, lo cual sólo lograremos verdadera y radicalmente unidos.
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