Hoy miércoles 27 de febrero se cumplen 24 años de la acción revolucionaria, heroica por las circunstancias del momento, en la que nuestro pueblo se sacudió la discriminatoria conseja del conformismo engañoso. Acción, que no es exagerado decirlo, en la que murieron miles de compatriotas entre ellos decenas de dirigentes populares del Partido Comunista que no exhibían etiquetas pues debían simular para evitar la ojeriza política de los matones romuleros, escogidos para disparar primero y averiguar después. Por lo demás, todavía ningún movimiento revolucionario ha podido escapar de los infiltrados, de los que penetran mas allá que el pobre Judas Iscariote, quien fue secuestrado y atemorizado. Los de ahora no parpadean ni se ahorcan. Se dan golpes de pecho sobre los escombros con el matón de turno, como lo hizo Teodoro Petkoff el 28-02-89, en la tarde, con Ítalo del Valle Alliegro sobre las ruinas de Tacagua, la de los bloques de gofio construidos con el paquetazo de CAP-Banco Mundial.
De esa conversación no se supo nada a pesar de lo público. Las cámaras dijeron lo insustancial, aún cuando uno deduce que “el catire de Bobures” pretendió darle su visto bueno, con aquel respaldo del 3% decadente que ostentaba, a la acción criminal del representante del mandatario romulero Carlos Andrés Pérez, para que sacaran a este en hombros del palacio Miraflores.
En cuanto al abogado de las cabillas de Mollegas, Américo Martin, asiduo viajero en helicóptero y visitante de las montañas de El Guapo como “jefe” de ese frente guerrillero en los primeros años de los 60, nos llego la información al “Aponte Rodríguez” en cuanto a la pretendida acción, también criminal, de la voladura del tren de El Encanto en la que murieron cuatro guardias nacionales. Operación llevada a cabo por la gente del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR “manos limpias”, que dirigió Martin, y por la que señalaron a Petkoff, quien se decía representante comunista, por lo que el silencio cómplice del correlón de la sierra dio lugar al infundio contra el partido de Guillermo García Ponce, entonces en la clandestinidad y muchos de sus miembros en las cárceles y las montañas, guerreando sin esperanzas, solo para no caer en las garras de la CIA, representada entonces por Rómulo Betancourt y Carlos Andrés Pérez con su dispara primero y averigua después.
Así fue como de toda esa confusión, programada por el capitalismo y sus lacayos validos de los infiltrados y sapos, corrió el rumor malsano en cuanto a que el movimiento denominado “El Caracazo”, contra el paquete continuado de los adeco-copeyanos-banco mundial, no tenía asidero político como sí de asaltantes. Que por lo mismo se debilitaría y dejaría de ser ejemplarizante. Pero sí pretendieron, los consejeros policiales vestidos con ropaje populista como los Petkoff y Américo Martín, que los “cerros bajaran” antes de que llegaran los colombianos, a la manera de López Sisco con una docena de jóvenes del barrio El Manicomio, a quienes convocó al Hospital de Lídice conjuntamente con los colombianos de camión y los hizo fusilar en el sitio. Vieron acompañantes políticos de sus mismos barrios que se inmolaron con sus vecinos desde Guarenas y parte de Barlovento conjuntamente con los de Caracas. He ahí el ejemplo del “POR AHORA” que, con Chávez, todos enarbolamos como estandarte.
Patria, Socialismo o barbarie. Venceremos.
*pedromendez_bna@yahoo.es