Hay una gran cantidad de organizaciones que se reivindican trotskistas a partir de coincidir con las elaboraciones centrales de León Trotsky. Este revolucionario ruso encabezó, junto a Lenin, la primera revolución obrera triunfante: la rusa de octubre de 1917. Y, después de la muerte de Lenin, fue quien dirigió la lucha contra la burocracia que, de la mano de Stalin, avanzaba sobre el poder. Esa batalla fue muy dura y costó la vida de millones, entre ellos todos los que estuvieron al frente de la revolución y culminó con el asesinato de Trotsky, por orden de Stalin, en agosto de 1940.
La lucha encabezada por Trotsky, fue derrotada pero a lo largo de ella, se fue creando una corriente que se fue organizando en en los diferentes países, y que en 1938 dio el gran paso de fundar la IV Internacional. La intención era ocupar el vacío que había dejado la Tercera, el gran partido mundial dirigido por Lenin que, con el copamiento burocrático de Satlin, había perdido su carácter revolucionario. Así surgió el trotskismo.
¿Qué es lo defiende el trotskismo?
El trotskismo sintetiza la experiencia de la revolución rusa, de los primeros años del gobierno obrero y de la lucha contra la burocracia. Sus principales definiciones son las siguientes:
1- La teoría de la revolución permanente que, a partir de considerar que la única forma de resolver la tareas democrática es con la revolución y el poder obrero,plantea la combinación de las tareas democráticas con las socialistas y la necesidad (por el carácter mundial de la economía) de que esa revolución se resuelva en la esfera internacional. Eso significa que para solucionar las grandes necesidades de los trabajadores y del país (acabar con el hambre y la inseguridad, garantizar trabajo, educación y salud para todos, resolver el problema de la tierra, liberarse del imperialismo y recuperar la soberanía nacional) los trabajadores tienen que tomar el poder, expropiar al capitalismo y enfrentar al imperialismo con el desarrollo de la revolución internacional.
2- El método del Programa de Transición que plantea que los revolucionarios, deben participar en la lucha cotidiana de los trabajadores, los estudiantes y de todos los explotados y oprimidos, para ayudarlos a encontrar un sistema de consignas que encamine sus luchas actuales (trabajo, aumento de salario,defensa de la educación, etc.) hacia la perspectiva de la lucha por el poder.
3- La crisis de la humanidad es la crisis de la dirección revolucionaria. Es decir con el que haya cada vez más hambre, muerte y destrucción, tiene que ver con la falta de una dirección mundial que oriente las luchas de las masas explotadas en dirección a la destrucción del imperialismo y al triunfo de la revolución obrera y socialista. Por ese motivo no hay tarea más importante que la construcción de los partidos revolucionarios nacionales y del partido obrero revolucionario mundial.
4- Nada de lo anterior se puede hacer sin desarrollar una lucha a muerte contra la burocracia y de defensa de la democracia obrera., a nivel de los sindicatos y todas las organizaciones de luchas y de los estados obreros que se vuelvan a construir cuando los trabajadores podemos tomar el poder.
Si todos defienden lo mismo ¿por qué hay tantos partidos y grupos que se dicen trotskistas?
Esa gran división se originó en la marginalidad a la que los trotskistas fuimos condenados. La Cuarta nunca se pudo transformar en una gran organización de masas.
El asesinato de Trotsky (a dos años de su fundación) tuvo graves consecuencias. Él era el último eslabón que unía con la tradición revolucionaria de 1917. Toda esa experiencia desapareció con su asesinato. La Cuarta, sin su principal dirigente, tuvo que enfrentar la persecución combinada del nazismo y el stalinismo y salió de la II Guerra Mundial con sus filas muy reducidas. La nueva dirección, (joven e inexperta) cometió grandes errores(algunos de ellos muy graves) que llevaron a su desintegración y a la dispersión del trotskismo. Por otro lado el stalinismo que, al frente de la URSS, salió fortalecido de la guerra, aparecía ante los trabajadores como los constructores del socialismo y difundía a nivel mundial una gran campaña de calumnias contra los trotskistas, lo que profundizaba ese proceso de dispersión.
Pero ahora se ha descubierto la mentira del stalinismo y los trotskistas dirigen sindicatos,organizaciones piqueteras, organizaciones estudiantiles, pero igual continúan divididos...
Es cierto. En algunos casos eso tiene que ver con el sectarismo del del pasado y hay que hacer todo lo posible por superarlo. Pero no nos parece que esa sea la explicación central.
Para nosotros lo central es que las décadas de dominio stalinista, combinada con la confusión provocada por la caída del Muro de Berlin y la permanente campaña del imperialismo sobre la “todopoderosa democracia”, han ido incidiendo sobre las principales organizaciones trotskistas. El resultado es que, al contrario de lo que indica el programa trotskista, poco a poco van privilegiando las las actividades electorales. Un buen ejemplo lo tenemos en la política que desarrolló la gran mayoría de la izquierda (incluida la que se reivindica trotskista) en medio del proceso revolucionario que se abrió el 19 y 20 de diciembre del 2001: centraron su política en el llamado a elecciones presidenciales o a elecciones de Asamblea Constituyente. Lo mismo se vio en Bolivia en octubre del 2003: una impresionante rebelión obrera y popular y la mayoría de la izquierda latinoamericana (incluidas las principales organizaciones trotskistas argentinas) proponiendo elecciones a Constituyente como salida.
Y esas definiciones políticas hacen que la lógica electoral se imponga sobre la lógica de la lucha. Así se impone la división y no la unidad. Por eso, lo importante no es cómo lograr la mayor movilización unitaria contra el gobierno y el imperialismo, sino quien lleva el mayor cartel y quien encabeza la marcha. La gran preocupación no es cómo organizar conjuntamente la defensa ante posibles ataques de la represión, sino que los palos se utilizan para dividir férreamente las columnas e incluso, para imponerse sobre las otras organizaciones en la pelea por una mejor ubicación.
Lo mismo vemos a nivel sindical, donde se impone el aparatismo y la autoproclamación, ya sea en la pelea por los cargos o en la política liquidacionista de destruir lo que no pueden controlar. La autoproclamación llega al absurdo en el caso del PO, que sin rubor no sólo proclama que ya es el partido revolucionario de Argentina, sino que ya se asumen como la IV Internacional.
No es ese el trotskismo con el que nosotros nos identificamos. El trotskismo tiene que ver con la lucha por el poder obrero y no con las salidas burguesas frente a las revoluciones. El trotskismo es sinónimo de democracia obrera y no de imposiciones burocráticas y aparatistas. El trotskismo tiene que ver con el impulso a la mayor unidad de acción para enfrentar al gobierno y al imperialismo y con la mayor amplitud para construir los organismos de las masas y no con la creación de “corralitos” que dividen la lucha. El trotskismo no tiene nada que ver con la autoproclamación sectaria de los que se consideran ser ya la IV Internacional, sino con la búsqueda paciente (no sólo entre los trotskistas) de los acuerdos políticos, programáticos y metodológicos, que permitan avanzar en la construcción de la dirección revolucionaria, con la cual se pueda resolver la crisis de la humanidad.
*Abogado.Director de Ideología y miembro del Comando Táctico Regional (CTR) del Movimiento Quinta República en el Estado Bolívar.
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