El eje de dominación absoluta que ostentaba la oligarquía venezolana y el imperio Sion - yanqui. Se ha reventado en estos catorce años de mando del camarada Hugo. De eso no hay duda. Pero, también está reventada esa farsa certeza nuestra, mediática. Según la cual Venezuela, es una sociedad rumbo al socialismo gracias a los consejos comunales, las empresas socialistas, a las políticas económicas y sociales de gobierno. Lastimosamente debo decir que no es así. Los consejos comunales no son lo que se profesa. Sus estructuras legales están dominadas en un 65% por anti patrias, o anti revolucionarios, o por simples cazadores de poder y oportunidades económicas. Ligaditos allí. Empezando, que la concepción real de consejo comunal (C / C) no es conocida por el pueblo. Allí priva, en su más absurda concepción la representatividad de la democracia del punto fijismo, la dominación de los manipuladores que imponen criterios y tendencias apoyadas desde las instancias de gobierno o sectores de la oposición en menor grado. Bien sean, alcaldía, gobernaciones o ministerios. Que ignoran, desconocen o, evitan las asambleas de ciudadanos. Y hasta toman decisiones sin consultarlas.
La concepción legal de C/C, como una forma organizativa de toda la comunidad, que mediante asamblea, decide por mayoría, los asuntos que le competen, se convierte en una fantasía. Los voceros que se hacen elegir por presión e incidencia de esos organismos de poder político antes señalados y los de los partidos con mayor influencia; imponen su dinámica y su capacidad de emplear y de presionar. La conciencia, la ideología y la libertad de criterios en base a los intereses colectivos no son tomadas en cuenta. Al contrario, quienes se oponen a las manipulaciones antes dichas, corren el riesgo de ser marginados y destruidos por el uso del chisme, la calumnia y la vileza anti humana.
El termino revolución, solo se ha vuelto un termino de moda. El único que desde el gobierno, se ocupó de tratar de generar concepciones, ideas y conciencia fue Chávez. Los demás, solo fueron y, son funcionarios que cumplen una labor para ganarse unos dineros y para lucir poder. Se que hay excepciones. Pero la generalización dominante se impone. Busquen una gobernación, ministerios, alcaldías, consejos municipales, asambleas legislativas, asamblea nacional, empresas del Estado. Donde el tráfico de influencias y la colocación de familiares, amigos, queridas o queridos, barraganas, etc. No priva de manera grosera. Hay organismos de esos ya nombrados. Donde hijos, hijas, esposas, esposos, sobrinos, primos, y allegados íntimos, etc. Son funcionarios de rango, a la sombra de un alto jefe. Lo peor de todo, que sin meritos. Sin calificaciones y si capacidades reales. Algo parecido o igual, a lo que hicieron los adecos o, los copeyanos en su momento. Por eso, esta revolución involucionó, se estancó, se fue a lo reformista. Así de sencillo.
Se hace común en la calle, en las reuniones, en cualquier lugar. Escuchar a personas ineptas, jactándose de su relación filial, de amistad o sexual, con algún, o alguna gurú, bien enchufada, mientras derrocha vanidad, y engreimiento.
Cuando el camarada Chávez murió. Me restregaron en cara, de forma jocosa y mordaz sus sentimientos. Muchos funcionarios, entre empleados de tribunales, fiscales de transito, empleados de alcaldías bolivarianas, de la gobernación del Estado Yaracuy. Su satisfacción por el fatal desenlace fue festivo y lúgubre. Denigraron del difunto, de su familia, de su honor, de su entrega y, de su honestidad. Los escuché los oí. Fue un espectáculo deprimente y triste. No tanto por la muerte del camarada Chávez, si no por ser funcionarios del estado, que deberían de tener un nivel mínimo de conciencia, como para entender y respetar el suceso, y las posibles consecuencias de esa muerte. No me lo contaron. Lo viví. Como individuo no me sentí afectado por ser corrido en muchas plazas. Pero como un militante de una causa, me dolió, sentí decepción y pena, pensando en ese que nos entregó toda una vida para hacernos libres.
Afortunadamente también tengo el honor y la satisfacción de haber visto a millones de mi pueblo, pasar penurias, sacrificios, y esfuerzos, por rendir testimonio de fe al líder. Esa, es la mayor fuerza moral que me sostiene e impulsa a seguir batallando.
Si no se reorganiza la estructura organizativa, de este proceso. No hablo de partido o partidos nada más. Hablo de la militancia real y comprometida. Si no se imponen metas ideológicas y conductas de calidad, cualidad humana y, revolucionarias. Si no se combate el clientelismo político, si no se tacan los falsos liderazgos obtenidos a la sombra de cargos públicos y gerencias ineficientes. Si no se pone coto al despilfarro de los fondos nacionales, dirigidos a programas de asistencias. Tanto obrero, campesino, y empresariales, que por ser mal dirigidos y administrados, no dan fruto. Pero que sirven para alimentar maquinarias grupales sectaristas y partidistas que se divorcian de la esencia de la revolución, para ir a asuntos ajenos a ésta.
Por suerte hasta ahora, tenemos a una oposición torpe, con unos asesores externos ineptos e incapaces por no entender nuestra realidad. Pero esa suerte puede cambiar cuando el enemigo entienda su error. Miremos hacia adentro, dejémonos de pendejadas y apariencias. Lo que necesitamos ahora es gente organizada, concientizada, en cargos y lugares estratégicos. Para los cuales deben estar bien preparados para asumir el rol que les corresponde en pro del colectivo popular.
Javierdelvallemonagas@gmail.com
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