EL CONTROL
Luis Britto García
El mundo es una cajita con botones rotulados On, Off, Channel, Mute, Volume, más los números del uno al nueve y el cero.
El On está siempre activado.
El Off está prohibido apretarlo.
Dicen que al oprimirlo desaparece el mundo. Dicen que también desaparece quien lo oprima. Aprieta cualquiera de los números.
En la pantalla aparece la realidad, o sea pasarelas, estudios, sets para entrevistados y mansiones de cartón piedra.
Aprieta otro número. En la pantalla irrumpe la humanidad, o sea locutores, anunciadoras en lentejuelas, modelos en tangas, concursantes y candidatas a Miss Princesita.
Aprieta los números restantes.
En el otro canal resplandece la sabiduría, o sea astrólogos y numerólogos que comercializan tu destino. En el otro canal te enseñan hábitos saludables: comida chatarra, gaseosas con cancerígenos, bebidas alcohólicas disfrazadas de refrescos.
En el otro canal aprendes ciencia, es decir, ingredientes secretos del champú que atrae a todas las mujeres, el desodorante que garantiza tus ascensos y la fórmula para reducir sin ejercicios ni dieta. En el otro canal te informan de las actividades productivas, tales como rifas, quinos, dupletas, bingos, casinos, hipódromos y sorteos extraordinarios.
En el otro canal te entrenan en relaciones humanas, o sea el chantaje emocional de la ingenua que manipula para casarse con el multimillonario, la crueldad de la madrastra que excluye del testamento a los herederos y la hija natural despojada de su fortuna mientras su amantísima madre agoniza.
En el otro canal aprendes la esencia del éxito, es decir, el consumo.
En el otro canal se identifica al enemigo, o sea los pobres, mal vestidos, mal calzados, desdentados, tullidos y entrenados para aplaudir y quedar en ridículo en los programas de concursos o de confesiones fingidas. En el otro canal se convoca a la justicia y las leyes en la forma de comandos, superhéroes y vengadores privados que liquidan a cuanto pobre no aplauda. En el otro canal se solucionan los problemas sociales mediante teletones, rallys caritativos y ausencia de mención de aquellos que no sean telegénicos.
En el otro canal sigues las noticias, o sea las aspiraciones de los dueños de los medios presentadas como hechos. En el otro canal surgen tus nuevos dirigentes políticos, prestando juramento de fidelidad a los canales que los eligieron en Reality Show mediante mediciones de rating y sondeos de audiencia. En los otros canales se manifiesta el pluralismo, o sea, el derecho a encontrar la misma mentira en mil pantallas distintas.
Entonces entiendes que el control te controla.
Lo desconectas, y obtienes el maravilloso regalo del mundo.