Los hechos de violencia ocurridos al mediodía de hoy con motivo de la marcha de la oposición convocada con la finalidad de entregarle al Parlamento Nacional una carta en donde se le exigiría la más urgente designación de los miembros del Consejo Nacional Electoral, deben ser rigurosamente investigados por los cuerpos policiales, pues llama poderosamente la atención que a la salida de la misma, desde los predios de Municipio Chacao, a eso de las 10:30 am, los convocantes, Patricia Poleo, Pablo Medina, William Ojeda y Oscar Pérez, al cual más agresivo, no hicieron sino lanzar amenazas e improperios a toda las instituciones del Estado, si la marcha no sólo se viera torpedeada y de alguna manera fueran agredidos sus integrantes por factores del “oficialismo”, tal como, efectivamente, ocurrió.
Si a esos muy sospechosos llamados se le unen las transmisiones que de tanto en tanto hacía Globovisión de la marcha, pasado ya el mediodía, donde apenas debieron participar no más allá de las dos mil personas, mostrando sujetos con camisetas que lucían la efigie del Che Guevara y quienes portaban cohetones de los llamados Bin Laden, así como los contactos telefónicos de Patricia Poleo a dicho canal televisivo, denunciando que estaba en esos momentos secuestrada, pero negándose a suministrarle al entrevistador el sitio donde la mantenían con un grupo de personas de la marcha privadas de su libertad, no queda otra explicación que la de que esos actos de violencia formaban parte de la estrategia opositora para crear zozobra y más allá de ello, la de intentar enturbiar no sólo la visita que hará a nuestro país el Reverendo Jesse Jackson, sino la reunión de la OEA con motivo de que los representantes de los países miembros en el Organismo Hemisférico, iniciarán mañana domingo un amplio y fructífero encuentro para examinar y enriquecer el proyecto de la Carta Social de las Américas.
De manera que esos hechos deben ser objeto de una seria y profunda investigación, pues no puede ser que estos opositores de la derecha más extrema continúen haciendo de las suyas sin que paguen por sus actos “guarimberos”.