En estos días de intensa campaña electoral he tenido la oportunidad de conversar con varios jóvenes que apoyan al candidato de la oligarquía venezolana. Ellos dicen que después de 14 años es necesario cambiar y que por eso apoyan al burgués. Y yo les preguntó; Cambiar qué? Cambiar para regresar a las políticas del pasado, en las que fusilaban a estudiantes universitarios en los pasillos de las universidades autónomas. Ignorantes de la historia de nuestro país y particularmente de la historia de la lucha estudiantil en la Universidad de Los Andes, estos jóvenes no sabían que durante el primer gobierno de Rafael Caldera fueron fusilados Carlos Bello, Domingo Salazar, entre otros estudiantes, en la Facultad de Medicina de la ULA por los cazadores acantonados en la Batallón Cruz Carrillo, eran tiempos en los que, por órdenes de los presidentes puntofijistas, los soldados apuntaban y disparaban sus armas contra la vida del pueblo. Eso no lo sabían, como tampoco sabían que en el segundo gobierno de Caldera, Capriles Radonsky, en representación de la clase opresora en el Congreso Nacional, con su firma aprobó la Ley Orgánica del Trabajo en la que se arrebatan las prestaciones sociales a los trabajadores venezolanos así como la doble indemnización por despido injustificado, una ley que sólo favorecía al empresariado capitalista venezolano. Eso tampoco lo sabían. Estos muchachos, todos alumnos de la Universidad Politécnica Territorial del Estado Mérida, tampoco sabían que el candidato de la burguesía venezolana forma parte de una familia que posee una cadena de medios de comunicación y una red de cines nacionales, empresas en las que los trabajadores son humillados y vejados.
En medio del debate con estos muchachos les pregunté sobre el conocimiento que tenían sobre el programa de gobierno de Capriles Radonsky y, todos, absolutamente todos, alrededor de 30 estudiantes, se quedaron mudos ante la pregunta. ¡Ninguno de ellos tenía respuestas en sus mentes vacías de conocimientos históricos y políticos! Cuando les dije que uno de los objetivos del programa de gobierno de la oposición estaba centrado en la privatización de la educación universitaria, les puse como ejemplo lo que estaba ocurriendo en Chile, donde los jóvenes, miles de ellos, marchaban desde hace tiempo en procura de democratizar la educación universitaria y mejorar la calidad de la educación que estaban recibiendo y que ese era el escenario que Capriles estaba ofreciendo al estudiantado venezolano en caso de llegar al poder. Entonces volverían los fusilamientos, la represión y el cierre de universidades, porque al capitalismo no le conviene un pueblo instruido.
Uno de ellos, con cierta razón, habló de la inseguridad. Sin embargo, al preguntarle la metodología que usaría Capriles para combatir este flagelo, tampoco supo responder, más aún cuando le hice saber que el estado Miranda es una de las regiones más inseguras del país y que si como gobernador no había hecho de este lugar de la geografía patria venezolana un ejemplo en materia de seguridad ciudadana, tampoco sería capaz de hacerlo en el país.
Casi al final de la conversación también les hablé del Movimiento Social 13 de Marzo, que surgió en respuesta al asesinato de Luis Carvallo Cantor a manos del asesino Benardino Navas, un reconocido dirigente copeyano en Mérida, quien ya tenía antecedentes homicidas y se encontraba en libertad. Ese movimiento nació como un movimiento estudiantil de izquierda, pero que ahora, estudiantes profesionales como Fernández y Gaby Arellano, lo habían convertido en un grupo de guardaespaldas de connotados copeyanos de la ciudad, entre ellos el peor alcalde que Mérida ha tenido y que convirtió a Mérida en un gran basurero con una ciudad por dentro.
Por otra parte, ellos no podían negar la obra del gobierno revolucionario del Comandante Chávez representada en el sector universitario con la creación de 29 universidades, masificación de la educación universitaria. Mientras que en los gobiernos de la cuarta república, los gobiernos adeco-copeyanos cerraban universidades y escuelas técnicas, la revolución las abría para darle al pueblo venezolano mayores oportunidades de estudio y de superación personal.
Al final les di un consejo a estos jóvenes estudiantes: para defender una posición, cualquiera que sea, hay que tener conocimiento de causa, argumentos, razones e ideas y, no dejarse llevar por una corriente que los conducirá a situaciones que no deben repetirse en el país. No hay que ser loros para repetir lo que otros dicen, por el contrario, como jóvenes, como venezolanos, están en el deber de desarrollar un pensamiento crítico que sólo se logra a través de la lectura.
* Periodista Bolivariano / Docente Ordinario de la Universidad Politécnica Territorial del Estado Mérida “Kléber Ramírez”.
ncorredortrejo@gmail.com>
Esta nota ha sido leída aproximadamente 2677 veces.