“Cuando se trata de dinero todos somos de la misma religión”. (Voltaire)
Era urgente y necesario que alguien o algún evento apagara el “incendio” generado por las declaraciones del socio fundamentalista del presidente Bush, Pat Robertson. De todo el mundo, incluyendo evangelistas, católicos y judíos, mandaban muestras de repudio contra las declaraciones del archimillonario pastor quien instaba públicamente asesinar al presidente venezolano Hugo Chávez. Entonces casi “por arte de magia” llegó el mensaje desde Roma donde el Papa Benedicto XVI pedía “más libertad para la Iglesia Católica en Venezuela”.
Aunque los norteamericanos ya están acostumbrados a las afiebradas declaraciones del evangelista Pat Robertson, (odia como al diablo a “gays”, lesbianas, comunistas, liberales), pero a sus amigos los halcones en el poder, no ha debido de gustarles de que el símbolo de la derecha conservadora de los Estados Unidos “se vaya de boca”, y ventile temas internos delicados. Por eso han debido de jalarle las orejas hasta que se retracte, pero igual, el escándalo siguió creciendo y con ello la figura de Chávez quien venía denunciando en reiteradas oportunidades, sobre planes del gobierno norteamericano para asesinarlo.
La respuesta de Chávez no debió gustar a la Casa Blanca, cuyo inquilino viene en picada respecto a la aceptación pública. El mandatario venezolano tuvo la osadía de ofrecerle “petróleo barato a los pobres norteamericanos”, hecho que no fue difundido aquí en los Estados Unidos. Tampoco destacaron que decidió cubrir los compromisos, sin interés, de las exportaciones de petróleo del gobierno ecuatoriano suspendidas a causa del paro en la Amazonia.
Lo que sorprende del asunto es la intervención de Joseph Ratzinger quien ahora es el Papa Benedicto XVI. Acaba de iniciar sus giras y darse baños de multitud en Alemania en su carrera hacia la santidad, y lo más lógico hubiera sido condenar eso del asesinato contra un presidente electo, pero, haciendo gala de su tan conocido ultraderechismo, se sumó a los ataques y le acusó de no dar “suficiente libertad a la Iglesia para ejercer su misión, escoger a sus pastores y guiar a sus fieles”. Sin embargo, el poco impacto que causó este llamado ha debido sorprender al propio Vaticano. Le faltan por los menos unos diez viajes , de esos fastuosos y masivos para ser determinante.
El Papa seguramente debe saber que las afirmaciones de Robertson no son coincidentes ni disparatadas, especialmente aquella de Irak, aunque Benedicto XVI todavía no se ha pronunciado sobre ese río de sangre que vive el invadido país. Robertson dijo que Estados Unidos no necesita otra Guerra de 200,000 mil millones de dólares para deshacerse de un “dictador”.
Esto parece sacado del “Proyecto para un Nuevo siglo” elaborado por ideólogos de la línea dura, periodistas, y académicos como David Frum, el inventor del término “Eje del mal” . El periodista ligado al equipo de la Casa Blanca, Robert Kaplan escribió en la revista “Atlantic Monthly” que “se debe fomentar el uso de los militares para promover la democracia, ampliar bases militares en función del dominio sobre los recursos naturales y retornar a los programas de asesinatos selectivos. Habla también de “desarrollos tecnológicos, uso de satélites que puedan rastrear las firmas neurobiológicas de los individuos, lo que hace los asesinatos más factibles, permitiendo a EE.UU. matar a mandatarios como Saddam Hussein sin tener que armar a la población”.
Robertson dijo: “tenemos la capacidad para eliminarlo y pienso que ha llegado el momento de que hagamos uso de esa capacidad”.
No, Chávez no gusta, causa un terrible resquemor, no sólo por los cambios en su país y la Revolución Bolivariana, sino porque está poniendo al servicio de su país y América Latina, el tremendo potencial geoenergético de Venezuela. Se está convirtiendo cada día en un líder mundial, pero si no se cuida entrará a formar parte del club de líderes que “pasaron a mejor vida’ en extrañas circunstancias y que eran detestados por el Gran Patrón, tales como Pedro Albizu Campos, Jaime Roldos, Omar Torrijos, etc, etc.
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