La reciente contienda electoral que ha dado una nueva victoria a la revolución bolivariana, dado el estrecho margen logrado por las fuerzas revolucionarias, ha desatado los demonios de los feroces adversarios internos, pero sobre todo, externos. Por insólito que pueda parecer, la Unión Europea, así como varios países de la llamada “alianza” atlántica, por supuesto EEUU y Canadá, quienes se proclaman defensores acérrimos de la democracia, no han reconocido oficialmente el triunfo de Nicolás Maduro.
La razón no es otra que sus intereses económicos, y la amenaza que para dichos intereses representa la continuidad del proceso revolucionario venezolano. Hemos visto con asombro cómo algunos países como España, Francia y el Reino Unido, se han negado a reconocer los resultados electorales, llegando incluso a plegarse a la incendiaria posición del candidato opositor ya derrotado, Henrique Capriles. Fuerte y contundente fue la respuesta dada por el camarada Maduro, quién apenas haciendo una clara advertencia al viejo imperio español, y a sus sanguinarias empresas en el país, provocó que los ibéricos reconocieran de inmediato el triunfo del actual gobierno. Por la plata baila el mono...
La posición de estos Estados arrodillados al capital internacional, busca principalmente apoyar el caos planteado por la oposición. Sus élites son plenamente conscientes de que electoral y democráticamente no lograrán conquistar el poder en Venezuela. Apelan a la violencia como última ratio. Se sostienen en el estrecho per determinante margen para aupar la desquiciada demanda del candidato opositor. Saben que de llegar Capriles al poder, llevarían a Venezuela a la más escandalosa dependencia económica y política en función de sus intereses coloniales. Viejo esquema conocido en esta América latina ahora despierta que no se volverá a arrodillar jamás.
Debemos aclarar que las últimas intervenciones militares del capital internacional, (Irak, Libia, Siria, Irán) donde buena parte de los países de la UE, así como EEUU, apuestan grandes y jugosos intereses; económicos, políticos, estratégicos, etc., comienzan con el auspicio de una supuesta crisis política donde un sector “insurgente”, que desconoce el estado de derecho y el gobierno legítimo, se alza en armas creando una sangrienta e innecesaria guerra que termina por destruir el país ocupado y deponer su gobierno. Es así como estamos en presencia de un nuevo esquema de guerra, no se trata de invadir directamente, sino de crear el caos desde afuera!
El formato es el mismo, los supuestos insurgentes, en su mayoría mercenarios pagados, armados y financiados desde el extranjero, crean un estado de guerra civil, total, devastadora. Por otra parte los principales medios de comunicación en esos países crean una matriz mediática para legitimar y justificar el alzamiento y la guerra promovida por ellos, hasta llegar a los deprimentes espectáculos que vimos en Siria y Libia más recientemente. El caso más emblemático es del diario “El País” de España. Un verdadero laboratorio de guerra sucia contra Venezuela y contra toda América Latina, quien ayer se hizo eco de las manipuladas imágenes de la quema de las boletas electorales residuales del año 2010.
Se leía en un tendencioso artículo publicado por el diario el país de España, como claramente se incitaba al odio, y se hablaba abiertamente de una supuesta crisis política en Venezuela, donde “la sociedad civil” defendería la “democracia” en las calles hasta el final. Vemos entonces que tanto los medios informativos como los gobiernos de esos países, atentan contra la democracia venezolana, que incluso con sus debilidades y deficiencias, se ha fortalecido como en ningún otro momento de la historia política contemporánea. Cerca de 17 procesos electorales, la visita de observadores internacionales, de la prensa extranjera, y de otros medios de comunicación del mundo entero, dan cuenta hacia el exterior de la robustez y la madurez de la democracia y del sistema electoral venezolanos.
Las cartas están echadas en el sistema internacional con relación a Venezuela. Para ese esperpento teórico llamado “la comunidad internacional”, que no es otra cosa que la cara bonita de la OTAN, los comicios del domingo son fraudulentos, para los hermanos aliados del Mercosur, la Comunidad de Estados del Caribe y La CELAC, el nuevo gobierno legítimo de Venezuela está representado por Nicolás Maduro. Agradecidos los venezolanos de que el continente Sur se levante con fuerza y determinación para defender la legitimidad y la legalidad de la democracia de quien ha sido hasta ahora artífice de la unidad latinoamericana y caribeña: La República Bolivariana de Venezuela…
* Politólogo, internacionalista, profesor UCV.
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