Salé
quien regresó al país el pasado viernes 23 y dirigiera un discurso
contra sus detractores, se había mantenido desde junio en Arabia Saudita,
donde habría recibido atención médica luego del atentado contra su
residencia oficial ese mismo mes. Las declaraciones de Salé, donde
ha asegurado que “Hemos hablado muchas veces de una transición pacífica
del poder a través de las urnas” y en donde igualmente asegura que
“permitirá una transición pacífica y una salida democrática”
a la grave crisis política que vive Yemen desde febrero pasado, contrastan
radicalmente con el clima de extrema violencia desatado por la fuerzas
leales a su régimen luego de su retorno al país.
La manifestación
convocada este fin de semana en la plaza del “Cambio” equivalente
yemení de la plaza Tahrir,
y centro neurálgico de la contestación, fue el objeto de un cruento
bombardeo de las fuerzas leales a Salé y en donde habrían perdido
la vida al menos unas 17 personas, tan sólo este fin de semana, esto
bajo la mirada y el silencio “cómplice” de los medios occidentales.
El resto de los ataques por parte de las fuerzas pretorianas de Salé
han sido en otras ciudades como Ta’izz y Adén en el sur-oeste y sur
del país lo que elevaría la cifra de victimas totales hasta 170
desde el pasado viernes.
A pesar de
que algunos medios insisten en retratar un supuesto enfrentamiento entre
fuerzas leales a Salé y miembros de grupos tribales rebeldes, de los
cuales dos combatientes fueron asesinados este domingo, las fuerzas
del primero, en amplia ventaja numérica y de equipamientos militares,
han logrado reprimir la contestación y las manifestaciones a
lo largo del país, con “mucha sangre”. Las fuerzas del régimen
son lideradas actualmente por el hijo del dictador, Ahmed Salé y han
tomado igualmente posiciones en varias ciudades para atacar al pueblo.
La crisis política y diplomática: Con el comienzo de las revueltas de la llamada “Primavera Árabe” a principios de año, el pueblo yemení como tantos otros, ha exigido la salida incondicional del esclerótico, corrupto y despótico régimen de Salé que permanece en el poder desde hace 33 años.
Mientras que
por una parte, el escurridizo Salé pide a la oposición parlamentaria
que negocie con su segundo hombre al mando, el general Abd Rabbo Mansur
Hadi, por la otra, se niega a firmar un documento denominado “plan
del golfo”, texto que plantea una salida negociada del conflicto y
un cese a las acciones violentas del régimen contra civiles desarmados.
El texto, propuesto por el llamado “Consejo de Cooperación
del Golfo”, una especie de fórum político donde participan varios
Estados a fin de buscar una salida negociada a la crisis Yemení, aún
no ha podido ser adoptado. La salida de Salé según este texto, incluiría
una demisión a cambio de inmunidad.
En el terreno
diplomático internacional, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas,
“hace un llamado urgente a la no violencia, sobre todo contra civiles
pacíficos y desarmados”, al tiempo que clama por una salida democrática
a la crisis. Por su parte la portavoz del departamento de estado en
Washington Victoria Nuland, asegura que su gobierno exige una salida
“democrática” del presidente Salé para facilitar una “transición”
en Yemen. A estas declaraciones, se añade la “tímida” y
“distante” posición de la Unión Europea, mediante
un escueto comunicado de su Secretaria de exteriores Catherin Ashton,
quien le solicita al gobierno de Salé “apoyar una salida negociada
al conflicto”.
Lo que está en Juego: Parece incongruente que Estados Unidos hable de “democracia” en un país que ha sido satélite de Washington para sus operaciones en oriente medio, sobre todo si se tiene en cuenta que hace un año apenas, luego de una reunión estratégica entre el presidente Salé y el general D. Petraeus,-jefe del las fuerzas estadounidenses en Afganistán e Irak-, se acordaba realizar bombardeos “controlados” contra “supuestas” bases de Al Queda en Yemen, esto con el apoyo de Salé y gracias a la millonaria ayuda estadounidense a este país. Por otro lado, resulta evidente que Washington no desea realmente apoyar una transición en Yemen, ya que desde hace ocho meses se mantienen los ataques contra la población civil, mientras “occidente” sostiene el decadente régimen yemení.
El Yemen es
uno de los Estados más importantes de la estrategia de Washington en
el Medio Oriente, ya que representa la puerta de entrada al Mar Rojo
y al mismo tiempo comparte una amplia frontera con dos de sus
más firmes aliados en la península arábiga; Arabia Saudita y Omán.
Esto sin olvidar que Yemen está ubicado en el cuerno de África, por
lo que controlar el Yemen, es poseer la “llave” de entrada al golfo
de Adén, donde existen importantísimas reservas de hidrocarburos,
además de ser una de las regiones geoestratégicas más neurálgicas
del Medio Oriente. Esperemos que el doble discurso de las Naciones Unidas,
se quite la máscara, deje de un lado su vulgar condescendencia
por occidente y apoye realmente la defensa de los derechos humanos en
un país ensangrentado por una dictadura que como tantas otras, vende
el destino de su pueblo por un puñado de dólares y por la garantía
de seguir en el poder.