El pueblo es sabio y paciente

 

Ridículo fue el papel hecho por Henrique Capriles cuando expuso el ejemplo del FRAUDE en este proceso electoral, pretendiendo hacer ver que en el liceo de Cuicas había más votos que votantes. ¡Qué vergüenza! Cuánta razón hay en la frase con la que lo definió nuestro comandante: ¡Qué muchacho pa bobo!

Pensar que por tamaña estupidez se le cortó la vida a ocho seres humanos, que hay más de sesenta lesionados y pérdidas inmensas en las estructuras y equipos de los CDI agredidos (¡centros de salud atacados, qué locura, qué bolas!) y corrimos el riesgo de un conflicto de magnitudes desconocidas. Y es que la estupidez, como le gustaba recordar Muller Rojas, no es una categoría intelectual sino moral. Es un hecho de maldad donde un o unos individuos, pretendiendo hacerles daño a otros, terminan jodiéndose en todos, incluidos ellos mismos. Y en este caso, la totalidad se llama Venezuela.

Pero la vergüenza que nos embarga no es solo ajena, pues, como en aquellas familias cuyo gentilicio no voy a nombrar, se nos salió el loco de la casa; con la añadidura de que detrás o junto a él se fueron la mitad de los muchachos. ¿Y nosotros, cuál es nuestra responsabilidad? ¿Qué asuntos o negocios nos mantenían ocupados mientras el chiflas embochinchaba a los chamos?

El pueblo es sabio y paciente, nos canta Alí.



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Oscar Pérez Cristancho


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