Es de conocimiento público la influencia del capo Luis Miquelena en el TSJ. La oposición días antes acusaba al TSJ de estar controlado por Chávez, y los militares golpistas amenazaban con declararse en desobediencia civil (siendo militares) si la decisión del Tribunal no les favorecía. Horas antes de conocerse la decisión, cuando fueron informados por "Don Luis" sobre el rechazo de la ponencia, declararon a los medios de oposición que acatarían la decisión "sea cual sea".
A juzgar por la brutal represión de la Policía Metropolitana controlada por el alcalde golpista Peña (y ayudada esta vez por sobrevuelos ilegales del helicóptero de la Gobernación del estado Miranda a cargo del otro golpista Enrique Mendoza) contra los que ayer pedían juicio a los golpistas en las afueras del TSJ, sólo podemos imaginar como arremeterían contra el pueblo si logran consumar el golpe que tanto anhelan. Peña ordenó la represión de los "chavistas" y protección a los opositores. Sólo la presencia de la Guardia Nacional (y luego de la Guardia de Honor de Miraflores) pudo ayudar a prevenir que la represión fuera mayor.
Esta vez, la represión y el ensañamiento de la PM ha tomado carácter internacional con la brutal agresión de la que fue objeto Paul-Emile Dupret, delegado del Parlamento Europeo para asuntos latinoamericanos. Este ciudadano Belga fue confundido con miembros del equipo periodístico de la emisora comunitaria CatiaTVe, tan odiada por la oposición, y fue brutalmente agredido a perdigonzazos en la cara y en el brazo con el que en vano trató de protegerse. Esta claro que el ataque no estaba dirigido a Dupret, sino a un medio alternativo que cubría aspectos de la represión que los medios de oposición convenientemente ignoraban. El silencio de los medios de oposición en cuanto a esta agresión, pone al descubierto una vez mas la hipocresía de quienes denuncian ataques a la libertad de expresión cuando un periodista de oposición es agredido, pero cobardemente callan cuando la agresión está dirigida a medios alternativos.
Mientras tanto, el gobierno sigue llamando al dialogo y la concertación con una oposición que lo que quiere es golpe y violencia. Para ellos Chávez debe salir por las buenas o por las malas, y el pueblo bolivariano y sus organizaciones deben ser reprimidos y desarticulados. Evidencia de ello esta en las declaraciones de Aníbal Romero a una radio golpista ayer, donde advierte que si la decisión del TSJ no favorece a los oficiales golpistas, no habrá camino pacifico para sacar a Chávez. El conocido analista político de oposición propuso "un gobierno cívico-militar de transición de dos años para reestablecer el orden", con el argumento de que "no se puede llamar a elecciones cuando salga Chávez". Esa es la agenda de los golpistas en un gobierno post-Chávez.
Lo que la oposición parece no tomar en cuenta es la organización, el espíritu de lucha y la capacidad de movilización que el pueblo identificado con el proceso, ha desarrollado en los últimos tres meses. Para ellos, cualquier manifestación a favor del proceso revolucionario es protagonizada sólo por "Los Círculos", es pagada por el gobierno y controlada por Chávez y el MVR. Continúan ignorando, quizás a propósito, la diversidad y autonomía del movimiento popular y sus organizaciones. Si bien no se ha alcanzado el nivel de organización y articulación deseada, el movimiento popular esta preparado para defender el proceso de cambios y las pocas conquistas sociales que se han logrado durante el gobierno de Chávez. El movimiento popular venezolano tiene una responsabilidad histórica de no dejarse arrebatar este proceso de cambios por parte del imperialismo y sus aliados nacionales.
¡Cárcel para los golpistas!
¡No a la represión policial!
¡No a la represión policial!