De los nuevos Ministros anunciados por Nicolás Maduro, llama la atención la denominación de Dante Rivas como Ministro del Poder Popular del Ambiente.
Tenemos 14 años experimentado gestión ambiental y si yo estuviera en un jurado evaluando lo logrado en la materia, no vacilaría en afirmar que “estamos raspaos”.
Ahora le toca a Dante, buena noticia, lo vimos venciendo un monstruo como lo que heredamos de la antigua DIEX , luego se le asigno la dura tarea de organizar al paraíso de los gestores del INTT y puso orden. En estos momentos le corresponde enfrentarse a una calamidad ambiental, quizás más difícil que lo vivido en los dos retos anteriores y tengo alguna esperanza, que en esta ocasión, su temple y capacidad gerencial logre coherencia entre el discurso de la revolución bolivariana y su praxis ambiental.
Espero que los anteriores Ministros y Ministras, todos mis amigos y encontrados en mas de una mesa de discusión no me mal interpreten. Reconocemos los avances en materia de agua potable, acueductos, ordenación territorial e inventario de nuestros activos ambientales pero no hemos sido eficientes en materia de guardería ambiental. En la Comisión Permanente de Ambiente de la Asamblea Nacional reposan múltiples denuncias de afectaciones sobre Áreas Bajo Régimen de Administración Especial, Parques Nacionales y Áreas verdes urbanas y suburbanas. Sabemos amigo Dante que esa preocupación es compartida por nuestros amigos exministros, pero un factor político, mezclado con buena dosis de populismo, constituyeron una barrera para las tomas de decisiones oportunas.
La Ley Orgánica del Ambiente, la Ley Penal del Ambiente, la Ley de Riesgos Socio Culturales y Tecnológicos, la Ley de la Diversidad Biológica y la Ley de Aguas
entre otras, nos ofrecen suficientes herramientas jurídicas para evitar ese desastre ambiental, que a la vista de todas las autoridades causan afectaciones sobre bosques, manglares, cuencas y costas, que sumadas todas, son elementos que aportan efectos al fenómeno planetario del cambio climático.
Un sinnúmero de Alcaldes y Gobernadores miran hacia el otro lado mientras invaden y se talan bosques para la construcción de viviendas informales. En algunas ocasiones, con cálculos electorales, acudimos en “auxilio”de los invasores y a los pocos días, estamos lanzamos un tendido eléctrico o una regresiva para dar a la informalidad una pizca de legalidad.
¿Sabe Ud. amigo Dante que la velocidad de destrucción de árboles marcha a mayor velocidad que nuestra Misión Árbol?, y para colmo de todo, a veces tenemos enfrentamientos interministeriales. Un Ministerio otorga carta agraria en reserva hidrogeogarficas como sucedió en la cuenca del Mucubaju en Mérida, en Burro Negro en el Zulia o en el Parque en Parque el Tama en el Táchira, mientras que el otro Misterio, se siente atado de manos por existir alguna presunta decisión “que vino de arriba”.
Esta nota periodística no da suficiente espacio para expresarle miles de casos, lo invito por ejemplo a que tome un avión a Táchira, se baja en el aeropuerto de Santo Domingo y una vez superado el peaje vea el entorno, los bosque que antes formaban una cuenca que da agua a medio país, están siendo invadidos y entre los invasores un alto porcentaje de extranjeros. El Tama en el cerro Ávila andino donde la ranchería sustituye especies arbóreas que antes brindaban un buen clima y constituían un ecosistema que mereció en antaño trasformarse en Reserva Forestal.
Es contigo Dante asuma el control nada puede estar por encima de la salvación del planeta y la preservación de los seres vivos.
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