La Diplomacia Bolivariana enfrenta la Conspiración de las Cajas

Aún sin haber prestado juramento como Presidente ante la Asamblea Nacional, Nicolás Maduro debió actuar con firmeza, tanto en el frente interno como en el internacional para conjurar la conspiración desestabilizadora desatada por la derecha liderada por Capriles Radonsky. Al grito de guerra ¡Abran las cajas¡ , ¡Abran las cajas¡ han querido incendiar la pradera.

En un contexto volátil y complejo la estrategia del gobierno ha sido actuar apegado al Estado de Derecho y de Justicia según lo establecido en la Constitución Nacional, siendo transparente y sin maniobras ocultas frente a la estrategia de conspiración de la derecha que llamó abiertamente a una rebelión y ha seguido como foquismo que recurre al recurso de acciones terroristas. En el ámbito interno se ha hecho frente a este escenario de desestabilización apoyándose en el sistema de medios públicos y alternativos, la movilización popular y las redes que conforman los sectores populares organizados, la cohesión de la fuerza armada con el pueblo, las instituciones democráticas, el reiterado llamado a la paz y un despliegue de seguridad vigilante, de contención pero no represivo. En pocas palabras se activó una política de seguridad activa para la paz ciudadana y el orden público con apoyo en la movilización popular.

En el ámbito internacional, se ha actuado otro tanto, pues la Conspiración de las Cajas es finalmente una jugada de laboratorio planificada con apoyo externo. Son harto conocidas las vastas conexiones de la Mesa de la Unidad Democrática con el Departamento de Estado de los Estados Unidos y otras agencias del gobierno de ese país, las cuales han sido reveladas desde hace largo tiempo. El prontuario es extenso y de larga data, abarcando reuniones de dirigentes de la derecha venezolana con autoridades y funcionarios estadounidenses, apoyos financieros a grupos políticos venezolanos bajo el ropaje de ayuda a la democracia en Venezuela, cobijo a delincuentes prófugos de la justicia y hasta entrenamientos militares por parte de comandos anticastristas. Por tanto, no es descabellada la presunción que puedan haber vinculaciones con agencias estadounidenses.

A la par se ha desplegado una sistemática campaña de guerra de cuarta generación que tiene por objetivos: arrojar dudas sobre la fiabilidad de los resultados electorales, cuestionar la fortaleza del sistema electoral y presentar a Capriles Radonsky como un luchador por la democracia ante el presunto fraude electoral que pretende consumarse y desinformar acerca de la violencia desatada por grupos que lo apoyan. El objetivo final es cuestionar la legitimidad de la investidura de Nicolás Maduro como Presidente para concluir que el gobierno venezolano no es democrático, es ilegítimo y por tanto justificar la presión internacional y el papel de los mecanismos de OEA; o bien la injerencia a través del apoyo encubierto a los focos violentos que permanecen activos. En materia de política exterior cabe la expresión, no hay puntada sin dedal.

Sin pérdida de tiempo, el Presidente Nicolás Maduro desplegó la diplomacia bolivariana para crear una línea de cortafuegos y viajó a Perú horas antes de juramentarse ante el Asamblea Nacional, participando en la reunión de UNASUR, en la cual se consideró la situación de nuestro país. Como resultado, los países integrantes del organismo cerraron filas y dieron su espaldarazo a la transparencia de la elección. Otro tanto hicieron las organizaciones regionales ALBA y CELAC que se pronunciaron en términos similares destacando la fortaleza institucional de la democracia venezolana.

En conjunción con lo anterior, la Diplomacia de los Pueblos puso en movimiento las redes de solidaridad alrededor del mundo, denunciando la conspiración en marcha con movilizaciones, difundiendo declaraciones, informando la otra cara de la moneda en medios de comunicación alternativos impresos y digitales; así como realizando diversas actividades que han contrarrestado la ofensiva mediática promovida desde la derecha. El envío de las notas diplomáticas protocolares de felicitación por parte de numerosos países y la presencia, al menos de doce jefes de estado y de gobierno y de ciento sesenta delegaciones oficiales en representación de países y organizaciones internacionales en el acto oficial de investidura viene a significar un reconocimiento a Nicolás Maduro y da una clara señal de no aislamiento en el concierto internacional. Al menos, por estos momentos el espinazo de la conspiración se ha quebrado. Mientras calculan la siguiente jugada, el tiempo juega a nuestro favor y tomando la iniciativa se comienza a gobernar con el Programa de la Patria como hoja de ruta.


frlandaeta@hotmail.com


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