La Historia falsificada: Maracaibo no fue fundada en 1529 ni Alfinger es su fundador

“Historiador es el que no se atreve

a decir una mentira, ni deja de

manifestar una verdad”

Cicerón



Recientemente la ciudad de Maracaibo, según la autoridades locales persistiendo en una historia narrada a capricho i reflexionada a la ligera hace unos años atrás, ha celebrado 476 años de fundada. Existen personas e historiadores que, al contrario de lo que hacen casi todas la mujeres (quitarse años), se empeñan en hacer más viejas a las instituciones, como si la simple antigüedad les confiriera mayor honor o majestad i, como siempre, por ser mi persona, un escritor a quien califican de polémico como si fuese el abogado del diablo (hai que saber lo que esto significa en las canonizaciones que hace la iglesia) no puedo adaptarme a una mentira i callar una verdad. Durante años fue discutida la fecha de la fundación de Maracaibo, o mejor, las tres fechas que se consideran probables. El problema surge por ese afán de agregar edad a las instituciones, error histórico que combatí en uno de mis libros i, la ignorancia de algún juez, interpretando alegremente el significado de una palabra, me consiguió culpable de difamación e injuria i fui a la cárcel con mucha honra; no hice como los políticos golpistas o realizadores de típicos delitos que, llegado el momento “se enferman”. Yo padecía entonces del corazón (tan cierto que ya tengo más de 15 años de operado de corazón abierto) pero no lo aduje el padecimiento para evadir la responsabilidad. Eso ya es pasado i las partes en conflicto, como hombres civilizados, volvimos al entendimiento i la amistad, lo que me hace feliz; pero me quedó la credencial de luchar siempre por la verdad o mejor, la objetividad histórica, aun a costo de mi libertad i tranquilidad. La historia para mí no es sólo cuestión de cultura i diletantismo, sino que he recorrido sus predios también, por la docencia de más de veinte años en Filosofía de la Historia e Introducción a la Historia, más que como investigador de viejos archivos. Este conflicto (envejecer las instituciones, pese a lo que detestan la vejez humana) le otorgó a la Sociedad Médico Quirúrgica del Zulia una edad que no tenía i que no era necesario alterarla para convertirla en Academia de Medicina, aunque los más recientes discursos en el reciente XIII Congreso de Medicina, oí a todos los expositores narrar le errada historia. Empero dejemos esto a un lado i volvamos a la Fundación de Maracaibo.

Motivado por una invitación formulada a mi persona por productores de Vive Televisión, asociada a Venezolana de Televisión, acudí a un foro o reunión de intelectuales, para hablar de la “fundación de Maracaibo”; me dijeron que irían historiadores como Monseñor Gustavo Ocando Yamarte (cuya Historia del Zulia estoi seguro de ser de las pocas personas que la han leído “de cabo a rabo” tomando notas i fichando páginas i sucesos, desde la primera edición hace años) i en la cual expone, fundado en resolución de varios historiadores un tanto “contaminados de un absurdo regionalismo” que Maracaibo fue fundada el 8 de septiembre de 1529 por Micer Ambrosio Alfinger. El foro en televisión, se convirtió en una gran reunión de intelectuales, historiadores, periodistas, etc., frente al templo de Santa Lucía en El Empedrado, con dos excelentes moderadores i se habló de todo sobre Maracaibo, menos de su fundación.

La obra de Ocando Yamarte, sigue la opinión Carlos Medina Chirinos, Ángel Francisco Brice i los Miembros del Centro Histórico del Zulia, después Academia de la Historia, quienes tal vez influidos por la obra de Juan Bessón i éste de la de Baralt, aseguran que fue el Adelantado Ambrosio Alfinger el fundador; pero sus argumentos no resisten un análisis de filosofía de la historia i, sobre todo, no existen testimonios históricos evidentes. Sin embargo, Bessón en el primer tomo de su obra en cinco volúmenes, dice en la página 48 que, Ambrosio Alfiler “declaró fundada una aldea que confirmó con el nombre de Maracaibo” sin el menor testimonio documental o de otra índole. De ese modo se puede hacer crónica o imaginar, como pensaba Anatole France, porque pensaba que la Historia no era ciencia, sino arte. La crónica deja libre a la imaginación i se fantasea, con lo cual se “escribe sobre historia, pero no se hace historia”. Hoi sabemos que el tal Cacique Mara tal parece que no existió o, realmente, no existió (siendo puro disparate aquello de “Mara cayó”); pero Bessón lo introduce tanto en los detalles sobre la fundación de Maracaibo que, llega a describirlo (¡!) “de buen porte, alto y grueso, de mirada de águila, valiente e intrépido, que vivía feliz en una isla cercana de la costa Este, entre Maracaibo y la margen oriental del Lago” (antes Isla del Burro o de los burros, hoi Isla de Providencia). Incluso el ilustrador de la obra, lo dibuja como un “piel roja”, con grandes plumas en un cinto en la cabeza i una banda atravesada en el pecho. Puro invento i fantasía. Del mismo modo escribe sobre Alfinger (se pronuncia “guer” i no “jer o ger” pues es apellido alemán i la /g/ es gue; nota de mi parte porque lo oigo pronunciar mal), como si fuese un caballero de la más alta alcurnia i héroe teutón.

Creo ser el único historiador sobreviviente, de los que pertenecemos a la institución académica desde que era Centro Histórico del Estado Zulia, pues quedábamos solamente tres i relativamente reciente, murieron Gastón Montiel Villasmil i Pedro Alciro Barboza de la Torre. Sin embargo, cuando el Centro Histórico, después de reunirse en el mes de agosto de 1965, decreta el día 25, como fecha de la fundación de Maracaibo el 8 de septiembre de 1529 i ser su fundador el Adelantado Ambrosio Alfinger, i “refundadores” (las comillas son mías) los capitanes Alonso Pacheco (1569) i Pedro Maldonado (1574) afirmados en los datos aportados en una polémica entre los historiadores Carlos Medina Chirinos i Mario Briceño Iragorry; los datos aportados por el Hno. Nectario María en su obra Los orígenes de Maracaibo, i una ponencia presentada por el Dr. Ángel Francisco Brice, en un Simposio Histórico organizado por ese Centro, no estuve presente. Para esas fechas, lamentablemente no me encontraba en la ciudad; andaba en mi primer viaje a Europa que duró exactamente mes i medio; ese día del decreto (que hubiese objetado o salvado mi voto) me encontraba saliendo de Venecia, dato que consigno porque llevé un diario del viaje. Además, con anterioridad, no me habían anunciado nada de ese simposio, para haber dejado por escrito mi opinión que, muchos sabían que era desfavorable a Alfinger. El Decreto, firmado por el Dr. Pedro Alciro Barboza de la Torre como Presidente del centro i el Dr. Nerio Belloso como Secretario, destaca que es por unanimidad de sus miembros, i establecía informar debidamente de esa resolución, al Concejo Municipal (redundancia siempre en uso) a fin de hacer los preparativos para la celebración del Cuatricentenario de Maracaibo, lo que dejaba ver a las claras, el estar todo combinado para una gran celebración. Lo cierto es que mis gestiones i protestas al regreso, no fueron en absoluto escuchadas i al año siguiente me ausenté de nuevo hacia Europa por dos años a cursos de post grado, en Filosofía i Medicina. Ya la fecha estaba consagrada. Por cierto que en Europa me conseguí con una bella sobrina que estudiaba en Suiza i pasó la Navidad con mi familia en Lovaina, Bélgica. I el destino hizo que después, al regreso, ella fuera la Reina del Cuatricentenario de Maracaibo. La perspectiva de una celebración de la patria, había influido sobre la objetividad histórica para desvirtuar los hechos del pasado. Lo más demostrativo es que en un informe presentado por Alfinger en 1530, sobre sus andanzas (i atrocidades) por las riberas del lago de Maracaibo i algunos pequeños ríos, siempre afanoso en buscar riquezas o despojar a los “indios”, no hizo mención alguna de la fundación de un pueblo i, el nombre de “Maracaibo” no lo puso él, sino que, con algo parecido denominaban los naturales a un discreto rancherío, en la costa occidental del lago. Algo así como he expuesto en otros trabajos i artículos, respecto al nombre de Venezuela que, no es nada en relación con Venecia, sino el nombre de un poblado palafítico indígena a la entrada del lago.

(Continuará)



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Roberto Jiménez Maggiolo


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