Creo que en esta valiosa oportunidad lo que nos toca analizar no es la personalidad de Walter Martínez, sino en el fondo: la decisión que este hombre tomó a consciencia de denunciar lo que tantos Compatriotas BOÍNAS ROJAS indesteñibles hemos señalado infructuosamente desde las bases donde verdaderamente se está tratando de parir el Corazón de la Revolución Bonita enfrentando todo tipo de epítetos: desde "contrarrevolucionarios" pasando por "traidores" al Proceso para terminar en el apocalíptico y demoledor descalificativo de "infiltrados" que siempre recibimos los que desde cualquier punto o trinchera no nos doblegamos ante la infamia, ni ante canonjías para convertirnos en serviles o eunucos políticos y mucho menos ante los traidores que hacen sus peores y mayores esfuerzos para que no seamos los sujetos históricos que afectemos las enormes relaciones del poder puntofijista que aún no mueren, y que les costará morir, o mejor dicho, nos costará, mientras en el seno de la revolución abunden quienes las oxigenen sin el menor escrúpulo en detrimento del Sueño Bonito.
Particularmente, YO, Zulay Farías M.-, me siento reivindicada, respetada e inmensamente plena de esperanza al ver la gallardía del Compatriota Walter Martínez; pues su garganta en esa noche fue MI GARGANTA, su voz fue MI VOZ, su grito es MI GRITO porque como dice nuestro Máximo Líder, Comandante y Presidente Hugo Chávez la corrupción venga de donde venga está reñida con la Moral Revolucionaria. Está reñida con la REFUNDACIÓN DE LA PATRIA PROMETIDA EN NUESTRA CARTA MAGNA.
Walter Martínez ha sido escuchado por el Presidente quien le aseguró una entrevista; Walter en ese sentido es un privilegiado, pues directamente le denunciará al Presidente asuntos que quizás nosotros también sabemos, pero dadas las circunstancias que impiden accesar al Comandante se nos ha imposibilitado tener esta suerte de contacto con él, tan necesario, tan vital, pues las instituciones que deben velar por esa clase de denuncias duermen entre laureles mal ganados.
Sin embargo, sirva el CORAJE de Walter Martínez para seguir adelante. Desde las bases populares, no desmayaremos en nuestra "responsabilidad revolucionaria" que nos ha sido infinitamente solicitada a viva voz por Hugo Chávez, y tal como él nos lo ha señalado, no daremos descanso a nuestro brazo, a nuestra alma para lograr la necesaria Organización Popular desde donde emprenderemos la titánica tarea de construir a los hombres y mujeres revolucionarios, lo que El Ché llamó El Hombre Nuevo que necesita la República Bolivariana de Venezuela, la vanguardia de la revolución, que entre sus tareas impostergables debe impulsar y dirigir con el ejemplo la creacción del hombre del mañana. Y eso es, Compatriotas, REFUNDAR LA PATRIA para construir el Proyecto que hemos denominado Socialismo del Siglo XXI que habrá de ser el proyecto sociopolítico definitivamente emancipatorio que nos liberará del sistema más perverso: el capitalismo, con la esperanza de que dicho proyecto sea nuestra propia felicidad y el modelo transformador que configure la Espada de Bolívar que tanto necesitan los pueblos del llamado primer mundo que se hallan bajo garras del capitalismo neoliberal y en su máxima etapa demoledora, la etapa imperialista.
Pero para ello, es necesario crear la conciencia que el pueblo es el escudo infalible y poderoso contra los peores enemigos: la corrupción, el burocratismo y la traición alimentados por fuerzas extranjeras y nacionales que se enmascaran fuertemente, pero a las que hay que vencer "más temprano que tarde sin reposo".
Si hay algo insoportable, IMPERDONABLE es la traición a los principios, a los ideales, a los compromisos asumidos para lograr la emancipación del Pueblo Heroico; mientras estemos siendo acechados por traidores que son solapados por taidores mayores y en consecuencia se nos haga cuesta arriba el combatirlos..., se estará abonando a la tristeza, a la decepción del Pueblo. Por eso, hoy más que nunca debemos valorar el paso al frente que ha dado el Compatriota Walter Martínez, en defensa de la ética y de la moral revolucionarias, pues nuestra Revolución sin ellas será un erial y en el futuro con pesar por no haber tenido el coraje y la consciencia suficientes para entender qué es lo que nos estamos jugando, por no tener la valentía para enfrentar y combatir a los chulos que practican los vicios puntofijistas, no quiero escribirlo, Compatriotas,... pero tal vez terminemos diciendo como Bolívar: "Hemos arado en el mar"
A todos y a todas, y en especial a
Walter Martínez,
"Hasta la Victoria Siempre"