A temblar Chávez...! Ahora sí que se te acabó la fiesta.
La oposición ha logrado la unión para destrozar tu maquinaria diabólica en las próximas elecciones parlamentarias y conste, tal y como se lo dijo al país Enrique Mendoza el 18/05 en la “Piragua” (no olvidemos que la quinta “La Unidad” hizo aguas): “No es esta, obviamente, una unidad impuesta por la voluntad de un caudillo, amasada por el miedo, o engranada y engrasada por el dinero de los fondos públicos. No es esta una unidad silenciosa. La nuestra es una unidad de demócratas, una unidad en la diversidad...no es perfecta...” pero la hemos forjado con muchísimo esfuerzo y sacrificios para propinarle la derrota final a tu gobierno.
Así habló el líder indiscutible de la oposición venezolana, pues no otra cosa debe serlo quien tuvo la responsabilidad de anunciar el nombre de los candidatos seleccionados conforme al convenio unitario logrado, en un concilio tan variopinto como ese que dio por casi concluida, según el lo afirmó, la tarea de articular una especialísima unión transitoria y muy específica para alcanzar el sueño que no fue posible lograrlo luego de aquellos actos heroicos de abril/02 bajo el liderazgo jamás olvidado de Carmona Estanga, Carlos Ortega y toda su cohorte de presuntuosos (desvergonzados) condotieros de este tiempo…
Ahora si viene la oposición a la carga dispuesta a reivindicar a esos héroes de abril, con un triunfo arrollador en la contienda de diciembre venidero, pues no ha sido sólo Mendoza quien lo ha dicho. Lo vocearon (todos) quienes tomaron la palabra en el acto.
Gerardo Blyde, en nombre de Primero Justicia, manifestó su mayor regocijo por la unidad lograda, aun cuando delineó con precisión los espacios intocables de su tolda, al decir: “la alianza es estrictamente electoral con miras a los comicios parlamentarios de diciembre y que no se trata de reeditar a la Coordinadora Democrática...”. Por su parte, Ibélyse Pacheco, escogida como la aspirante estrella a parlamentaria de la noche y quien representó (?) en el cónclave a los medios escritos de comunicación, se mostró muy sonreída por el éxito del esfuerzo unitario, pero al igual que Blyde, fue muy clara al precisar: “Este acuerdo tal vez no sea el mejor, siempre es perfectible..., falta mucho para que se entienda que lo político no es propiedad exclusiva de los partidos y que eso que califican de oposición es más que todo un sentimiento.”
Y así siguieron otros más, ya fuera de la tarima, reiterando la inmensa satisfacción que ese acto les significaba, para cerrarlo con la experimentada voz de Henry Ramos Allup, el cual destacó que la alianza incorpora a los partidos que obtuvieron 90% de los votos en los últimos dos comicios. Allup admitió que las negociaciones fueron difíciles y "a ratos tensas y ásperas... (pero) aún en medio de esas dificultades, lo cual supone inevitablemente fricciones, hemos logrado armonizar y presentar hoy una fórmula que fue muy difícil de lograr.”
Ninguno habló de algún plan estratégico alternativo de cara a lo que sería el trabajo parlamentario opositor para el próximo período legislativo, lo cual, al parecer, en nada sorprendió y menos aún preocupó a los analistas escribidores y hablantes de los llamados grandes medios de comunicación que han guardo el silencio de los sepulcros. Seguramente, decimos nosotros, no hubo tiempo para perderlo en cuestiones sobre las cuales ya existe un avance muy importante que fue coordinado el pasado año por Súmate, vertido en aquél famoso plan que se le conoció como el “Proyecto País” y que, por pura maldad, el presidente comandante Chávez lo bautizó el “Proyecto P’Bush”.
Esos son, ciertamente, detalles que no empañan el esfuerzo unitario, porque además de que ese proyecto de país existe y que deben estar en estos momentos mejorándolo con la asesoría de Washington, hay ya una valiosa experiencia cuartorepublicana, cuyos tutores están prestos a servir a la patria de nuevo, como lo son, no tenemos ninguna duda, Matos Azócar, Teodoro Petkoff y Carlos Blanco, para mencionar sólo los más lúcidos y quizás los más hábiles personajes para reeditar el neoliberalismo que ellos impulsaron a la chita callando durante la última etapa del viejo régimen por la vía de afectar en términos significativos el régimen de prestaciones sociales de los trabajadores y la de privatizar empresas vitales como la CANTV, VIASA, SIDOR y paremos de contar. El quid de la cuestión estuvo en armar la unidad. Se logró y eso es ya más que suficiente para apreciar el éxito alcanzado de unirse en una sola voz en “esta hora dolorosa y oscura de la patria...”
Ciertamente, es importante destacar lo relevante de ese trabajo realizado para concretar la unidad. Es, por ejemplo, inimaginable cuantificar el inmenso sacrificio que debió haber hecho Henry Ramos para olvidarse en aquellos momentos de altísima concentración en la búsqueda del objetivo unitario, de cuando llamó a los chicos de Primero Justicia “petrimetres”, “fascistas” y “lechuguinos”. A esta altura del juego vemos como explicable y racional que Henry cambiara su apreciación de estos compañeros que se habían unido para dar esta batalla crucial, los que, además, reconocieron en su partido un adalid de esta lucha, pues Gerardo había dicho en su intervención, mirando a la cara de Henry: “yo quiero hacer (un) reconocimiento a la labor de Acción Democrática” y más aún por haber logrado “que Carlos Ortega sea candidato al Parlamento Andino, que ha sido apoyado por unanimidad. Para nosotros es un orgullo llevarlo de candidato”.
Sin duda, fue un acto emocionante y, sobre todo lo fue porque estaba entre bambalinas, hay que recordarlo, un preclaro representante de quienes el 12 de abril/02 aplaudieron a rabiar en Miraflores la juramentación de Carmona Estanca y la abolición de los poderes constitucionales de la República. Se trata, nada más ni nada menos, que el hombre que “bien barre”: Gonzalo Pérez Hernández. Su rostro destacaba por detrás del podio de oradores con su abultada cabellera blanca en la pantalla chica durante la transmisión del evento, como expresión de fortaleza para esa unidad “democrática” que esa noche selló la oposición...
Lamentamos sí y con mucha vehemencia, no solamente la ausencia en el acto de hombres tan preclaros y que tanto brillo le han dado a la patria, como: Antonio Ledesma y Oswaldo Alvarez Paz, sino más aún el hecho de que el “compañerito” Carlos Ortega, antes de lo que cantara un gallo, les rechazó la oferta que le hicieron con tanto amor para sacarlo de la cárcel nauseabunda de la dictadura y convertirlo en flamante diputado al Parlatino, pues ello debió haber producido en el seno de esa cohesionada y formidable oposición, una tragedia muy difícil de superar.
Sabemos el enorme peligro que puede significar para el mayor fortalecimiento de esa unidad la deserción de Ortega, pero esperamos que esa oposición logre salir avante hacia la conquista del poder legislativo sin la presencia del héroe epónimo de las gestas de abril...
oliverr@cantv.net