Ministro Rodríguez Torres ¿Qué espera para intervenir a Polimiranda?

Las policías estadales presuponen órganos con una alta disposición y compromiso de servir, proteger, ayudar y acompañar a la colectividad de su entorno geográfico; amén de ser garante de la seguridad ciudadana. O sea, presupone cuerpos con alta moral, sentido de la ética y elevada disciplina; con una especial formación y un gran espíritu de solidaridad, que los convierte en hombres y mujeres merecedores de la confianza colectiva.

En algunos estados este precepto se cumple, pero en la mayoría no. Más bien se han convertido en instrumentos represivos, cuando no en cuidadores de empresas o comercios para obtener un ingresito extra o guardaespaldas de dirigentes o chivos políticos y, lo peor, protectores o aguantadores de vicios, tráficos y corruptelas, constituyendo verdaderas mafias.

Atención especial merece la policía del estado Miranda – Polimiranda, que resume todas las perversiones antes planteadas, con el añadido de que se ha convertido en el brazo armado de la nefasta corriente fascistoasesina que encabeza Capriles Ratonsky, como adalid de la mal llamada oposición venezolana y el imperialismo yanqui, constituyendo un refugio y centro de operaciones de mercenarios – paramilitares, cuyo objetivo es crear caos y guarimbas disfrazados de honestas señoritas o jóvenes estudiantes, amén de asesinar preferiblemente a los chaviztas. Es un verdadero centro de operaciones para acabar con la revolución bolivariana, sin cortapisas de ninguna naturaleza, sin escrúpulos a la hora de matar, una verdadera maquinaria de destrucción y asesinato.

Por supuesto estos elementos constituyen cuerpos élite, con licencia para acometer sus fechorías, siempre enmarcados en el macabro plan golpista e intervencionista que adelantan los apátridas de la MUD.

Por otro lado, este cuerpo policial se ha convertido en la caja millonaria para engrosar cuentas particulares de burócratas corruptos, convertidos en gerentes, que reciben presupuesto para transporte y se lo cogen completico, teniendo los funcionarios que realmente patrullan cumpliendo su deber que pagar la gasolina, el aceite y mantenimiento del vehículo de patrullaje, con recursos propios. Se apropian el dinero destinado a la seguridad de los funcionarios o hacen jugosos negocios con los recursos destinados a tal fin. El equipamiento de los funcionarios y trabajadores en general nunca llega y el presupuesto para tal fin se evapora.

Sin lugar a dudas son razones suficientes, sin contar las que desconocemos, para que las instancias protectoras de la ciudadanía desde el gobierno nacional, procedan a ejecutar una profunda revisión de la estructura administrativa, logística y operacional de esta maquinaria de muerte y corrupción, por lo que preguntamos al ministro Rodríguez Torres qué espera para intervenir a Polimiranda?.


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Rubén Mendoza

Dirigente de los Círculos Bolivarianos, comunicador alternativo, Director del periódico La Voz del Valle

 lavozdelvalle2@yahoo.es

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