Sí, asistiré a la marcha convocada para mañana, no para apoyar a Mardo, ni a Caldera y a la caterva de corruptos que la oposición defiende. Ellos tendrán sus marchistas y harán su marchita también.
Asistiré a marchar para acompañar a la revolución y a los revolucionarios, que al igual que yo, consideran que hay que impulsar la lucha contra la corrupción “caiga quien caiga”, porque si algo es cierto es que aún permanecen muchos funcionarios y funcionarias corruptos y corruptas en nuestras filas.
Claro que los chavistas marcharemos mañana contra los corruptos de la derecha, contra esos políticos corruptos que mejor sería denominarlos corruptos políticos. Pero es bueno dejar claro que quienes decidimos acompañar esta marcha del chavismo no nos solidarizamos, para nada, con individuos que han incursionado en la corrupción, estando dentro de nuestras filas y mire que no son pocos los que entran en esta categoría.
Creo, al igual que todos los que marcharemos contra la corrupción, que Nicolás Maduro tiene excelentes cualidades como revolucionario y como líder bolivariano, heredero de Hugo Chávez, para imponer en la filas de la revolución la ética socialista y bolivariana que requerimos para consolidar la Patria que nos legara Hugo Chávez.
Ya el propio Nicolás se ha puesto a la cabeza en la lucha contra la corrupción. Nada casual que el obrero Presidente encabezará la marcha contra la corrupción que convoca el chavismo; no obstante, los revolucionarios no debemos llamarnos a engaños, el flagelo de la corrupción que el propio Chávez comparó con un “cáncer” que carcome a la sociedad no se extirpará con meras declaraciones y/o proclamas.
Ahí tenemos el caso del SITME, como materia pendiente del Gobierno y del propio Nicolás. El caso de Eduardo Samán al frente del Indepabis, a quien por los vientos que soplan le están preparando el terreno para sacarlo de la escena, se enmarca también en la corrupción que tiene cercada al gobierno y finalmente, el más reciente, pero no menos importante, el caso de Industrias Diana, que no se enmarca directamente en la corrupción, pero sí en el burocratismo que es un pariente cercano de la primera.
Todos los venezolanos decentes, que somos la mayoría, debemos denunciar la corrupción y apostar a que este mal sea extirpado para alcanzar la mayor suma de felicidad de todas y todos.