El mundo destaca el aniversario número 100 de la I Guerra Mundial. Al tiempo que eventos bélicos se suscitan en diferentes partes del mundo, desde Ucrania hasta Nigeria, desde el Medio Oriente hasta el Mar de la China. Aquellos días deben ser ahora recordados. Las lecciones que nos dicta la historia, tenemos todavía que aprenderlas.
Actualmente el mundo exhibe un sorprendente número de similitudes con el armamentismo previo a la I Guerra Mundial. En la medida que se aproximaba la II Guerra Mundial el europeo común notaba cómo densos nubarrones se acumulaban sobre su cabeza, cómo se exacerbaban al extremo las contradicciones ideológicas, el comercio internacional estaba encadenado por una multitud de tarifas, impuestos y otras barreras. Pero hace cien años, la globalización –aunque este término no se usaba entonces—se hizo abrumadora, tal como hoy en día…. La interdependencia económica era muy fuerte como también los intereses de los banqueros e industriales y la guerra parecía algo inimaginable.
Así describía Herbert Wells el aspecto que prevalecía durante su generación en aquellos tiempos en su obra "El Nuevo Orden Económico" (1940). "Creo que en las décadas anteriores a 1914 no solamente yo sino en la mayor parte de mi generación, en el Imperio Británico, en Estados Unidos, Francia y ciertamente en todo el mundo civilizado, se creía que la guerra desaparecería. Así nos parecía, era una idea que resultaba agradable y fácilmente aceptable. Nos imaginábamos que la guerra franco-prusiana de 1870-1871 y la guerra ruso-turca de 1877-1878 eran los últimos conflictos entre las grandes potencias y que entonces existía un Equilibrio de Poderes lo suficientemente estable como para hacer que nuevas guerras fueran impracticables. Pensábamos que la guerra se había reducido a meras acciones expedicionarias en las afueras de nuestra civilización, una especie de asunto policial fronterizo. Los hábitos de intercambio tolerante –parecía—se fortalecían año tras año en tanto que la paz entre las grandes potencias se mantenía inalterable."
Archibal Cary Coolidge (marzo 06,11866-enero 14, 1928) fue un educador norteamericano, Profesor de Historia en la Universidad de Harvard y Editor-Jefe de la publicación de análisis político Foreign Affairs, escribió que durante la primera mitad del año 1914 el mundo se veía bastante tranquilo. En realidad, habían terminado dos grandes guerras en los Balcanes, aunque noticias inquietantes seguían llegando desde esa región. Eran días de tensión en México, tropas norteamericanas habían desembarcado en Veracruz, había agitación en China y la situación en Irlanda era crítica. Pero en términos generales, el mundo estaba bastante tranquilo y en los pueblos reinaba la buena voluntad. La I Guerra Mundial cayó como un rayo…. Quizás los estadistas estaban llenos de premoniciones, los militares esperaban que la guerra estallara según ellos lo presuponían, pero la gente común no sentía nada que les preocupara. Cuando la crisis se inició, cinco de cada seis de los principales países europeos fueron de inmediato arrastrados por la vorágine del conflicto.
La I Guerra Mundial se inició el 28 de julio de 1914 cuando el Archiduque Ferdinando de Austria, heredero del trono de Austria-Hungría y su esposa Sofía, Duquesa de Hohenberg, fueron asesinados por el nacionalista yugoslavo, Gavrilo Princip en Sarajevo. En menos de un mes, Austria-Hungría envió un ultimátum al reino de Serbia. Las demandas eran inaceptables. Los austríacos estaban seguros que Serbia rechazaría el ultimátum y esto sería un pretexto para una operación militar de limitada escala con el objeto de no impactar a otras naciones eslavas del imperio. Serbia rechazó un solo punto del ultimátum, pero fue suficiente.
El 29 de julio de ese año, Nicolás II envió un telegrama a su primo tercero, el Kaiser alemán Wilhem II planteándole referir el caso a la Corte Internacional de La Haya. Esto pudo impedir que la situación degenerara en una guerra mundial. Pero el Kaiser, al igual que otros, no tenía idea que se trataba de una guerra mundial, por lo tanto no se molestó en contestar. Luego entonces los acontecimientos se desataron.
Austria-Hungría buscaba una victoria rápida en una guerra limitada. Comprometida por un tratado bilateral, Rusia inició la movilización para proteger a Serbia. Alemania tenía un tratado de asistencia militar con Austria-Hungría y declaró la guerra a Rusia el 1° de agosto de 1914. Este desarrollo puso en acción el tratado militar entre Rusia y Francia de manera que Francia entró en la guerra al lado de Rusia. El 4 de agosto los alemanes invadieron Bélgica con el objeto de llegar a París lo más rápidamente posible. Esto hizo que Gran Bretaña entrara en la guerra ya que tenía un tratado con Bélgica. En un abrir y cerrar de ojos, Europa quedó envuelta en llamas.
Supongamos que una de las partes no quería la guerra. En el mes de agosto de 1914 nadie podía imaginar lo que iba a resultar. Un país arrastrando a otro y la situación cambiando drásticamente en cuestión de horas. En consecuencia, el viejo mundo quedó envuelto en llamas que consumieron cuatro imperios y cobraron 22 millones de vidas humanas, provocando una gran devastación en el continente europeo.
Hoy en día, algunos conflictos regionales se están incubando, algunos estallarán. Resulta difícil imaginar que haya alguien que desee una verdadera guerra fulminante y global con un mundo saturado de armamento nuclear que aniquilaría la humanidad, incluyendo al agresor.
Todavía existen quienes le echan leña al fuego con la esperanza que se logrará mantener el conflicto dentro de sus límites geográficos. La cuestión es que en algún momento se escapa del control y la situación evoluciona de manera totalmente impredecible.
La situación en Ucrania nos recuerda el aniversario de la I Guerra Mundial. Cuando unos pocos cientos de personas se instalaron en la Plaza de Maidan el 21 de noviembre del 2013 para plantear una acción de protesta, sus participantes no pudieron imaginar el corazón de Kiev envuelto en llamas, Crimea convirtiéndose en parte de Rusia y bombas de fósforos siendo empleadas en el Donbass mientras los ataúdes llegaban hasta el occidente de Ucrania. Se dice que los estudiantes reprimidos por los soldados de Berkut el 30 de noviembre, preferirían ser reprimidos una vez más solo para impedir la cadena de eventos que prosiguió. Se alzaron voces de horror, se comenzó a organizar unidades de auto defensa en la Plaza Maidan para invadir las instalaciones de gobierno desde donde lanzar cócteles molotov. Actualmente Ucrania está sumida en una verdadera guerra en gran escala sin ninguna garantía que esta no afectará a otros países.
Europa pareciera entender hacia donde podría conducir la irresponsable política del gobierno de Kiev. A Estados Unidos le place que otros hagan el trabajo sucio y continúa presionando a Europa para que se hunda más en la lucha con la esperanza que se convierta en beligerante. Con este propósito, hasta justifica el derribamiento de un avión civil de pasajeros.
Los conflictos armados están en alza en el Medio Oriente, abarcando a Irak, Siria y a la Franja de Gaza de manera que las perspectivas para que estalle una guerra mundial no parecieran muy inconcebibles.
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Por Arkady Dziuba Traducción desde el inglés por
Strategic Culture Foundation Sergio R. Anacona
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