Los venezolanos vivimos enredados o metidos dentro de una o varias enredaderas. Aunque para mejor decirlo, optamos definitivamente en lo de varias. Porque unos están en unas y otros en otras y hasta en diferentes espacios. Una de esas enredaderas, donde quien en ella están hasta los tobillos tienen atrapados, tanto que, al intento de dar el menor paso, después de haber hecho un gran esfuerzo para levantarse, se vuelven a caer.
Esta última es la de quienes, al oponerse al gobierno, defienden las sanciones y todas las propuestas de una parcialidad que perdió la brújula por completo, a cambio que EEUU les ayude a deshacerse de Maduro y les ponga en Miraflores, están dispuestos a todo. Por discreción no voy a decir mucho para mostrar esto, pues me basta recordar lo que cualquiera sabe, que apoyan las sanciones y hasta están de parte de Guyana en la disputa por el Esequibo; lo que no hace falta señalar, se alían a un personaje como Marco Rubio, a quien más que por una concepción de la política y hasta conveniencia de su propio país, Estados Unidos, se mueve por los odios acumulados en la cuna y el entorno familiar. Pues para él, Cuba y el supuesto comunismo, no es sino un motivo para desatar esos sentimientos contra fantasmas y alegorías.
Entonces como dije, no voy a decir más, pues pudiera ser más convincente, para quienes están ahora en mi interés, que lo diga Einstein Millán Arcia, un técnico petrolero que suelo leer, quien como él mismo lo confiesa, apoyó y había estado apoyando a quienes allí denuncia como absolutamente contrarios al interés nacional. Lo pongo para ayudar a los enredados de esa parte, pues yo me encargaré de los otros enredados.
No hay duda alguna, pues como se dice en el lenguaje coloquial, "lo que está a la vista no necesita anteojos", China es hoy la primera potencia del mundo, en lo económico, tecnológico y hasta armamentístico. Por su posición geográfica, puede hasta intentar pasar inadvertida, más siendo los chinos, por su ancestral cultura, muy comedidos y, en apariencia discretos y humildes. Una condición derivada de una cultura represiva de miles de años, de los tiempos de los imperios brutales, mandarines, las jefaturas salvajes que dispusieron en ese amplísimo espacio y del destino de la mayoría de aquellos seres humanos. Es sustantivo, al analizar el caso China, tomar en cuenta que, de la opción de Mao, no se derivó hacia una sociedad "democrática", al estilo capitalista u occidental, sino heredó una como demasiada carga de la cultura estatal anterior; y eso, por supuesto, no es nada difícil de entender, pues cambiar de manera radical, es algo demasiado difícil y engorroso. Pero China, es una fuente de confusión para mucha gente, quienes le temen, hasta le odian, pero también de sus admiradores.
La China de hoy, o mejor, el Estado y sociedad china de ahora, no porta mucho de ese discurso o definición de los tiempos de Mao. A China, no le ajusta, pese ellos mismos lo digan, la calificación de socialista, menos comunista, ni siquiera en una etapa de transición, como suelen decir muchos para conformarse por sus dudas o deseos. Es ella, una sociedad capitalista, con rasgos particulares.
La definición de comunista estampada en su constitución y símbolos, sólo son la inevitable herencia del pasado, lo que no quiere decir una rémora, pues ellos, empezando por el Estado y la sociedad toda, se ha dispuesto de deglutirla con ancestral paciencia china. Hasta a la figura de Mao, con discreción, algo muy propio de esa cultura como ya hemos insistido en decir, la están desapareciendo; su imagen y discurso. Hay quienes dicen, no sé, no lo he comprobado, carezco de fuentes, en las universidades, escuelas, el estudio de su pensamiento viene siendo sustituido por el de Confucio.
Aunque en China y a los chinos, ese férreo control estatal, del modelo ahora dominante, no causa incomodidades, pues a lo largo de la historia de esa cultura, como ya dije, nunca ese pueblo había tenido experiencias "libertarias" al estilo occidental; donde el control estatal, no es menos rígido sino más sofisticado, luce como escondido, disimulado, tras tejidos como los que denuncia Kafka en el "El Proceso", pero pese lo que se diga, nunca antes, tanta gente en ese enorme país había tenido las oportunidades de ahora. Cuando Mao y los definidos como comunistas, con el mismo diagnóstico y plan de los rusos, de Stalin y Trotsky, llegaron a la toma del poder, con ellos, la nueva sociedad y estado chino, emergieron, como antes dije, de una cultura represiva, donde los humildes no tenían derecho ni valor alguno. Los chinos entonces, como sociedad, nunca han vivido la experiencia de un estado distendido, discreto o con las características "ideales" de los occidentales.
De modo que, pese lo que se diga del modelo de Mao, que terminó, por las obligaciones que impusieron las circunstancias, que cada quien averigüe cuáles fueron ellas, gracias a quienes a aquél le sucedieron después, sobre todo con el arribo al poder de Xi Jinping, hoy China es una descomunal potencia, pero dentro de un modelo capitalista, repito, con sus particularidades; como un fuerte control estatal, no sólo en cuanto a la propiedad y el capital, sino sobre la sociedad toda.
No es pertinente, desde ninguna perspectiva, visión sujeta a las Ciencias Sociales y las diferentes corrientes del pensamiento, decir que China es una sociedad comunista o socialista. La propiedad, el capital se reparte, en determinante medida, como en el capitalismo, lo que no niega sus particularidades, como que el Estado es propietario en buena proporción y los capitales privados están sujetos a fuertes impuestos, lo que es también usual en las sociedades nórdicas. Hablar de transición hacia el socialismo no es pertinente, pues pese haya, no lo sé, lo desconozco, formas de esa naturaleza, no son sustantivas, más cuando ya han transcurrido algunos años, desde que Xi Jinping y la nueva dirigencia asumió al poder. Pues bueno comentar el convencional o elástico concepto de transición que pareciera manejar alguna gente para explicar lo que parece un encunetamiento, la ausencia de alternativas pertinentes con el discurso y lo idealmente planificado.
No hay duda que la vida de los chinos de hoy es superlativamente de mejor calidad que la que tuvieron sus ancestros de los tiempos imperiales, donde había una sociedad con fuertes rasgos esclavistas y la de Mao y el PC chino, llamada comunista, donde el Estado era propietario de todo y la producción y los signos de crecimientos eran exorbitantemente menudos.
Es decir, esto no lo digo a manera de crítica y menos desconocimiento de la certeza y eficiencia de la nueva dirigencia china; pero tremolar la idea que China es una sociedad socialista, es una infantil mentira. Me parece excelente, desde una perspectiva convencional y lejana reconocer el esfuerzo de la nueva dirigencia China que, a esa sociedad, la sacó de la pobreza e insignificancia y le volvió una potencia. Pero, si nos atenemos a lo que Lenin, pues fue él el autor de la definición o categorización, llamó imperialismo, una formación donde capitales se exportan e invaden otros territorios, espacios para usar los recursos de estos, mano de obra y hasta mercado interno y de puente para otros, China es hoy también una potencia imperialista o para decirlo con sutileza, pese pequemos de ingenuos, hacia esa categoría, se encamina.
En el lenguaje coloquial cumanés, solíamos decir, dos cosas que, en la forma parecieran diferentes, pero en el fondo son lo mismo, "escoba nueva barre bien" y "novio nuevo no se mea la tapa de la poceta". Esto quiere decir que, toda nueva potencia con apetencias y necesidades imperialistas inevitables, busca abrirse mercados para sus capitales y mercancías, controlados o no por otra, está obligada a hacer mejores ofertas, poner buenas condiciones y hasta portarse de manera caballeresca o como dama por demás decente. Y esto tiene mucho valor para las naciones como las nuestras, pues abre posibilidades de establecer relaciones ventajosas, aprovechando ese instante como caballeresco y hasta generoso, sin hacerse ilusiones ajenas a la cultura y normal proceso digestivo del capital externo.
La emergente potencia capitalista china, movida por la necesidad inmediata de espacios y mercados para la competencia, se vuelve una oportunidad, otra, para que nuestras clases dirigentes aprovechen los espacios, distensiones y hasta ofertas por mantener el control, para salir del foso y la condena a la que nos tiene sometido el ya viejo orden mundial.
No digo más, el resto lo dejo a la imaginación, buena fe e inteligencia