Magnidescubiertos

No se trata de un hombre ni un nombre

Carlos Zambrano

Venezuela, desde que ejerce vida democrática ha sido envuelta en rumores constantes de magnicidio, vale recordar recurrentes planes que han sido develados con intentos afortunadamente fracasados de asesinar al Presidente de la República en turno, logrando concretarse sólo un caso registrado en 200 años de historia, el asesinato del Teniente Coronel y Presidente de la Junta Militar de Gobierno, Carlos Delgado Chalbaud.

Fue el 13 de noviembre de 1950, cuando una oscura conspiración de Palacio, liderada según los investigadores por el general Marcos Pérez Jiménez como autor intelectual, puso fin a la vida de un hombre que abogaba por elecciones y el retorno a la constitucionalidad, contra la aferración al poder de quien se erigiría en dictador.

Chalbaud, fue un hombre de principios quien pedía elecciones libres para fortalecer el sistema naciente de democracia, lo contrario aspiraba Pérez Jiménez, quien sostenía la tesis de que todo militar al estilo Juan Vicente Gómez debía perpetuarse en el poder a costa de todo.

Por fortuna Venezuela, no ha sido tierra de magnicidios a diferencia de otros países como Estados Unidos, donde los presidentes asesinados, Lincoln (1865), Garfield (1881), McKinley (1901), Kennedy (1963), marcaron récord, y sus muertes significaron grandes cambios en la historia. En nuestro país, algunos grandes líderes murieron de manera misteriosa o, al menos, poco explicable, aun cuando andaban en guerra, como Ezequiel Zamora y Joaquín Crespo. En las guerras, la muerte es una carta echada al azar. Algunos guerreros fueron fusilados, el general Manuel Carlos Piar, por decisión revolucionaria de Simón Bolívar, igual destino tuvo el general Matías Salazar por orden de Antonio Guzmán Blanco. Pero estos, obviamente, no califican dentro de lo que se considera, con propiedad, magnicidios

El mal llamado “Padre de la democracia” Rómulo Betancourt por poco se convirtió en el segundo caso de magnicidio cuando el 24 de junio de 1960 en el trayecto que lo conducía al paseo Los Próceres a celebrar el Día del Ejército, sufrió uno de los atentados más violentos y terribles ocurridos en suelo venezolano cuando el vehículo que lo trasladaba explotó, lanzando la parte trasera a una considerable altura. Betancourt sobrevivió al frustrado magnicidio ejecutado por sujetos venezolanos, bajo la tutela del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo.

En el fatídico evento falleció su jefe de Casa Militar, el coronel Armas Pérez quien sufrió desfiguración de rostro y quemaduras graves en la totalidad de su cuerpo. Betancourt con el rostro parcialmente quemado y las manos cubiertas en vendas blancas se dirigió luego al país diciendo: “El atentado de hoy es una revelación más de que los enemigos nacionales e internacionales de la democracia venezolana, no se detienen en medios y procedimientos para restablecer el despotismo en el país".

En la actualidad durante 14 años de revolución bolivariana fueron múltiples las denuncias que el desaparecido presidente Hugo Chávez develara y denunciara, donde las fuerzas de derecha nacionales e internacionales siempre han estado involucradas en los planes por sacar del camino a los líderes revolucionarios.

El más evidente y controversial caso, donde un grupo de “paracachitos”, llamados así por los alimentos encontrados en el lugar de los hechos. En el 2004, un grupo de supuestos "paramilitares" colombianos fueron detenidos en la finca Daktari en El Hatillo, allí los sujetos habrían entrenado para materializar el plan a través de una operación de inteligencia. En 2006, durante la campaña presidencial en la que Chávez consiguió la reelección, el propio mandatario informó sobre un plan de magnicidio que se concretaría en Zulia, en este caso no hubo detenidos, los responsables habrían partido a Colombia.

Recientemente el ministro de Interior, Justicia y Paz, Miguel Rodríguez Torres informó sobre la captura de dos sicarios de nacionalidad colombiana, que tenían instrucciones para asesinar a Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, el complot se habría denominado "Carpeta amarilla" y forma parte de diversos planes que han sido divulgados por voceros del Gobierno en la última década, todos ellos con la intención de segar la vida del entonces presidente Hugo Chávez y ahora del Presidente electo Nicolás Maduro.

Al analizar todos estos eventos históricos ocurridos incluso en países dominados por monarquías, con casos de regicidio hasta el magnicidio en grandes potencias, concluyo que la oposición en Venezuela  no ha entendido que la revolución Bolivariana va más allá de un nombre y de un hombre como siempre lo dijo Chávez. La revolución bolivariana, -cito el ex presidente Jimmy Carter-, “es la única revolución pacífica en el mundo”, sin duda de allí derivan los constantes ataques que a diario sufrimos desde fuera y dentro de la Patria.

Ante los hechos, debemos cuidarnos unos a otros, la inteligencia social del Poder Popular en mancomunidad con las Fuerzas Armadas Bolivarianas, es imperativa para contraatacar y desnudar cualquier plan que atente contra el legado de quien expuso su vida y es reconocido como uno de los líderes más importantes que ha parido éste continente, el comandante supremo Hugo Chávez.

@carlosezj       Comunicando28@hotmail.com



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Carlos E. Zambrano J.


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