PREFACIO
El titulo es a propósito, para destacar que historiadores y muchos desagradecidos compatriotas, solamente recordamos a JOSEFA JOAQUINA SANCHEZ BASTIDAS, porque bordó o ensambló la bandera del Movimiento Gual y España, que por cierto debería ser nombrado MOVIMIENTO GUAL, ESPAÑA Y SANCHEZ, en honor a esta mujer verdadera alma de este interesante intento por separarnos de la opresión española y los desmanes de la colonial Compañía Guipuzcoana.
El machismo y el oscurantismo en la descripción de nuestra historia patria son preocupantes.
Todavía en las escuelas se enseña que Abya Ayala (América) era un territorio “salvaje” cuando Colón recaló medio perdido por esos mares y nos confundió con el territorio de la India y de allí el remoquete de “indias” o “indios” que se le adjuntaron a nuestro territorio y a nuestros habitantes.
Como hemos dicho Venezuela existía quizás unos 20 MIL años antes de tal encuentro, teníamos en Abya Ayala grandes civilizaciones y ciudades hermosas, muy pobladas y en algunas mucho mejor plantadas que otras del viejo continente.
En cuanto a cultura no éramos menos, poseíamos varios grandes idiomas, publicaciones como el Popol Vuh, leyes de gobierno, sofisticados astrónomos, agricultura ecológica, increíble arquitectura, juegos y deportes, la religión era practicada, la virtud exaltada y el trato social tendía hacia el igualitarismo y el socialismo.
España corta con saña este natural curso y nos introduce bajo su idioma y religión en el mundo mercantilista y capitalista.
JOSEFA JOAQUINA es otra de nuestras heroínas mal tratadas y puestas en minusvalía, igual le han hecho a MARIA LUISA CACERES ARISMENDI, quien muchos la recuerdan porque fue la “mujer” del general Juan Bautista Arismendi.
En cuanto a Josefa Joaquina, además de la cachifada de bordar la gloriosa bandera y ser la “mujer” de José María España, los historiadores le niegan el reconocimiento de haber impulsado con el sacrificio de su propia vida, el primer movimiento incluyente y democrático de todo el continente.
Nadie dice que esta gran mujer fue el gran motor de la famosa conspiración, que además de sufrir la muerte cruel y criminal de su esposo destrozado en el patíbulo por obra de esos españoles sanguinarios, que después de torturarlo al arrastrarlo de la cola de un caballo por unas 10 cuadras desde la prisión hasta el cadalso, ella sufriría prisión igualmente por 8 largos años en el presidio de “La Misericordia” en Caracas, en donde debido a la tortura, perdió su tercer hijo en gestación, concebido en la azarosa vida clandestina con su marido.
Nadie habla que rinde su valiosa vida a los 46 años, en plena juventud agotada por el sufrimiento, la tortura y las grandes penas del espíritu a la que fue cruelmente sometida.
Su gran alegría y triunfo fue ver a sus dos hijos cadetes, recibir de manos del Generalísimo Francisco de Miranda la gloriosa bandera tricolor para izarla por primera vez en la nueva República, en el mismo lugar en donde los barbaros habían destrozado a su marido, el hombre más honorable y gentil de su época, quien no había asesinado a nadie o causado daño a la infame corona en sus bienes.
El heroísmo de esta mujer sobrepasa todos los parámetros de devoción, activismo y patriotismo que se pueda imaginar.
Que mezquinos hemos sido para recordarla y enaltecerla!
Honor y gloria a nuestra heroína varguense, madre de la liberación y puntal fervorosa de la más hermosa, grande, democrática y americana de todas las conspiraciones para librarnos de España.
Fue en La Guaira donde se produce el primer grito de independencia democrática e incluyente de todo el continente americano.
Francisco Natera Amundaraín
Junio 2013.
LA GUAIRA COLONIAL:
La Guaira, colonial arrimada en las estribaciones del inmenso Guaraira Repano, siempre amenazada por las 35 bocas que desaguan su furia al mar de los Caribes.
Más de 2 mil años, antes que cualquier “pelo amarillo” asomara su pálida cara por estos contornos, aquí vivían Los Huairos, una pequeña tribu que se ocupaba de la pesca y que a duras penas sobrevivía a los repetidos embates del temido cerro.
Nuestros aborígenes venezolanos de origen Arahuaco o Caribe u otros notables como los Timoto Cuicas y los Tarmas, eran pueblos organizados, no conocían los metales industriales y el oro solo lo usaban como adorno. No conocían la rueda, ni usaban carretas, pero vivían en comunidades de profundo contenido social.
Eran muy celosos en la defensa de su patria o territorio. No conocían el individualismo y el lucro, pues el colectivo, la tribu, la comunidad prevalecía sobre los individuos.
Nada se compraba o vendía, el intercambio de productos era la base de la economía, siempre sobre el empeño del buen vivir. No maltrataban a sus mujeres e incluso algunas de ellas como URIMARE, llegaron al cacicato debido a su valor y capacidad de lucha ante el enemigo invasor.
Es puro cuento que Diego de Osorio “fundó” el poblado de La Guaira, como en verdad sucedió con Caraballeda, pueblo situado más al oeste del territorio y que ciertamente tuvo “partida de nacimiento castellana”, de manos del sanguinario Diego de Lozada, quien la repoblaba después de haber sido inaugurada por otro temible, el mestizo Francisco Fajardo, pero por un misterio aún no resuelto sus pobladores la abandonaron a la carrera, presionados por alguna enfermedad, tal vez la temible viruela o por una de las constantes incursiones de los bravos indios caribes.
En fin, La Guaira establecida en el sitio de los indios Huairos, fue acondicionada para recibir mercancías en una pequeña e incómoda caleta, muy desprotegida ente el mar de fondo que allí siempre reinaba.
LA GUAIRA, FUNDADA A CONTROL REMOTO:
Es para 1562, cuando Diego de Osorio, desde Caracas, decide construir un galpón para las mercaderías que debían subir a la capital y cuya cercanía estimulaba el intercambio.
Probablemente la primera vivienda que se edificó, además del galpón, fue la del cuidador, exactamente en una pequeña explanada que dominaba el mar, en la parte posterior de la casa de la por venir compañía Guipuzcoana.
En la colonial Caracas, Don Diego arreglaba los papeles sobre el asunto de la Guaira.
-Joder, maeses, que para disponer de un pequeño galpón, hay que escribir tantas pendejadas!..Que se haga de una vez! Para que contemos con las mercaderías que tanto necesitamos aquí en Santiago!.
Así se quejaba el señor Capitán General, de aquella burocracia colonial, tan lenta y ceremoniosa como siempre. Hay cosas que casi nunca cambian!
Probablemente de estos genes heredamos el mismo mal de la lentitud, zanganería e incompetencia burocrática de toda la vida en algunos funcionarios públicos.
LA GUAIRA CRECE:
Después de esta decisión del Capitán de Tierra Firme, algunas familias de los alrededores y especialmente provenientes de Caraballeda, se fueron agrupando alrededor de la explanada y formaron las primeras callecitas guaireñas, tan características de este puerto caribeño.
ALLI VIENEN LOS VASCOS:
Pasados unos dos siglos, ya con su extraño nombre presidido del femenino LA, se retorcía cerro arriba, el activo poblado de La Guaira.
El empujón hacia el crecimiento, lo trajo la famosa compañía Guipuzcoana de origen Vasco y a quien el rey de España, había arrendado el pobretón territorio de Tierra Firme, asunto que en Europa no parecía muy rentable y que anteriormente había atraído otros arrendadores como los alemanes Weltzers, quienes no lograron descubrir riquezas, ni mucho oro, pero si enfrentaron terribles calamidades e igualmente como los vascos, cometieron tremendas atrocidades y genocidios en contra de los pobladores originarios.
Una mañana cualquiera del año del Señor de 1728, los miembros de la “compañía” exploraban los alrededores del poblado de La Guaira y con buen ojo, decidieron construir la sede de la empresa, cerca de la pequeña caleta.
LA CASA DE LOS VASCOS EN LA GUAIRA:
Una casa hermosa, como nunca los pobladores habían visto alguna, se alzó para albergar a los jodidos vascos, que vinieron a gobernar a Venezuela.
Así pues sentaron su reales, entre 1730 y 1781, controlando todo lo que se producía en el territorio nacional. Luego de su retiro, el comercio quedó sujeto al estricto monopolio de España, quien decidía bajos precios, algunos impuestos y penas estrictas para los contrabandistas.
Los productores, señores mantuanos con sus tierras y esclavos, anterior a la Compañía, compraban y vendían lo que les daba en gana, sin muchos impuestos, aunque casi todos los evadían, como siempre se ha acostumbrado en esta Tierra de Gracia. En fin, eran los casi dueños del pobre patio que producía cacao, ganado, cueros, plumas, añil, frutas, caña, ron y algunos productos mineros.
La Guipuzcoana, no comía cuentos y fijaba los precios de todo a ser los mínimos por supuesto y los vendía en Europa con enormes ganancias.
Esa misma gracia la hacían los mantuanos con colaboración de bergantines holandeses o ingleses, que compraban todo a buen precio, así pues la Compañía, se había convertido en una piedra en el zapato de hebilla de sus “maeses” los grandes amos del valle.
EL INFAME TRÁFICO DE ESCLAVOS:
Otro monopolio de la famosa Compañía fue el tráfico de esclavos traídos de Guinea, El Congo y África Ecuatorial.
Todo este gran tráfico se hacía entre La Guaira y Caracas, por varios caminos, era los cordones umbilicales que mantenía surtida la flamante capital, pues el tráfico hacia el interior desde el principio tuvo muchos obstáculos naturales, pero igualmente temibles, la férrea resistencia de lo “indios” que rodeaban a Santiago de León por todos lados.
EL “Camino a la Mar”, prestó sus servicios por casi trescientos años. El bello camino partía de Maiquetía, en El Rincón, vía Las Llanadas e iba ganando en altura, llegando a las posadas de La Venta, Las Cumbres, Castillito, Campo Alegre, para una vez lograda la cansona cumbre, bajaba abruptamente hacia la llamada “Puerta de Caracas”.
Si el camino era desde Caracas, la iglesia católica aprovechó el transitado camino para poner estaciones del “Vía Crusis”, en donde los paseantes debían orar o por lo menos hacer un pequeño acto de contrición y respeto, so pena de que “el camino” se sintiera ofendido y replicara con un accidente, tormenta o vaguada, tan comunes en el Guaraira Repano.
El Barón de Von Humboldt, quien lo visitó en el final de la colonia lo describió como una maravilla natural por su exuberancia, el clima frio y los grandes acantilados del hermoso granito de la montaña.
Un año después del nacimiento de mártir de la patria José María España, en el año de 1762, se inició el empedrado del fangoso camino.
Los africanos, cazados como animales, por los llamados negreros, eran embarcados en naos especialmente acondicionadas para traer encadenados y encerrados en las sentinas a cientos de esclavos a la vez. Sin importar que no respiraran aire puro o hicieran sus necesidades libremente, muchos “pasajeros” morían en su hediondo y oscuro cautiverio.
Al llegar a Tierra Firme eran desembarcados para su “almacenamiento” y venta en “Punta de Mulatos” cerca de La Guaira y en la “Casa de Piedra”, situada cerca de Chichiriviche de la Costa al oeste del hoy estado Vargas.
Un esclavo en buenas condiciones, podía valer cientos y hasta miles de pesos. Algunos propietarios llegaron a tener miles de ellos, trabajando en sus plantaciones como esclavos, eran considerados seres “sin alma, ni derechos humanos”, más bien como un “objeto” o instrumento para la producción, tenían un rango igualitario con las mulas o los bueyes del arado.
Una mañana cualquiera frente a Punta de Mulatos, conversaban los capataces de las haciendas esperando los bergantines esclavistas.
-Don Miguel, hoy esta gente se ha demorado demasiado, ya tienen un atraso de días y mire que esto nos friega, pues debemos ir más allá de Caracas, hacia los Valles del Tuy y hacia las minas de Buria, cerca del Tocuyo.
Cuando el olor de los vientos nos traiga la presencia de los barcos esclavistas, veremos…
-¿El olor del viento, Don Pedro?.
-Claro, Don Miguel…cuando los barcos están cerca, de lejos llega la hediondez que traen adentro y cuando atracan aquí en el mercado de esclavos, todas las veces vienen botando cuerpos descompuestos al mar de aquellos que no sobrevivieron la travesía.
-Pero que vaina Don Miguel, la “Compañía” nos tiene fregados con los precios de los esclavos, que cada mes suben como la espuma. Ellos compran su “mercancía” barata a los esclavistas, quienes están apurados por vender toda la carga a precio de remate y luego estos vascos ladrones, nos acuñan cada negro a precio de oro!
Así transcurría el incesante tráfico en la “Punta de los Mulatos”, pedazo de tierra con vocación de mercado, porque siempre ha existido uno allí, aunque nunca tan dramático como el de los pobres negros.
Por esos días, ya el “agua” de la olla de presión en contra de la Guipuzcoana, se enrumbaba hacia el tímido alzamiento del canario Juan Francisco de León en 1749 y luego en 1750, pero desde 1730 se sucedían en esta Tierra de Gracia, algunas convulsiones libertarias como la de Los Comuneros de las Andes, la del negro Andresote y José Leonardo Chirinos, todas ellas fracasadas aparentemente.
La historia nos enseña que una rebelión “fracasada” militarmente, puede ser tan temible como una victoriosa.
PIRATAS, PIRATAS:
Algunos historiadores y cronistas dicen que el Litoral Central fue atacado cientos de veces por los piratas o por las rápidas curiaras de los caribes.
Macuto fue atacado en 1595 por el pirata Amyas Preston con seis buques y siguiendo la pica de El Pavero, se animaron a ir a Caracas en donde cometieron muchos desmanes.
Pasados los años y constantes ataques, se produjo uno de los más sangrientos y prolongados el 2 de marzo de 1743.
El comodoro inglés Knowels, comandaba toda una escuadra de barcos corsarios de 21 barcos, quienes según los ingleses “venía a liberar a los sufridos habitantes de la tiranía de la Guipuzcoana”.
El asunto es que “The Natives”, no parecían estar muy a gusto con la idea de salir de la Compañía para caer en manos de los piratas ingleses.
El peninsular de Navarra, Don Mateo Gual y Puello, era el comandante militar de la plaza de La Guaira, precisamente el padre de Manuel Gual, personaje que en esta historia tiene mucho que decir.
Don Mateo correteaba inquieto frente a la caleta.
-Arza! Que enfrente hay una empalizada de naves inglesas, joder!, gritaba en la madrugada Don Mateo, tratando de organizar a los defensores.
La cosa tenía visos de estar muy fea y al levantar el sol guaireño apareció esbelta e imponente la nave insignia de Knowels, “El Bulford”, quien presentaba más banderas y banderolas que una feria de pueblo, además de sus amenazantes 70 cañones bien alineados.
Pero si esto no fuera ya alarmante a su lado se alineaban el “Norwich”, el “Assistance” y el “Advice”, con 50 cañones cada uno.
La otra veintena de naos, lucían un promedio de 25 cañones.
Knowels era el almirante jefe de operaciones y en su nave insignia, venía el almirante Chalone Oger.
-Caraj! Maeses! Aprestaos a la batalla, que estos ingleses vienen a jodernos y traen todos los cañones del Caribe!.
Los habitantes de La Guaira, ya avisados del inminente ataque de los numerosos navíos ingleses, fueron levantados de sus camas con sobresalto al escuchar los cañonazos de alarma provenientes de la los fortines que la defendían.
El zafarrancho de combate y la angustia se fueron generalizando y algunas familias “mantuanas” ya habían puesto pies en polvorosa vía Caracas, siguiendo el camino de la montaña.
Las improvisadas Milicias de La Guaira, unos 10 cuerpos medio armados estaban al mando de Don Gabriel Zuloaga y corrían a tomar posiciones como hormigas bañadas por algún insecticida.
A las 10 de la mañana, del día 2 de marzo de 1743, la gente tuvo que salir corriendo de la iglesia en donde monseñor, pedía misericordia y salvación ante el ataque inglés, pues empezaron a caer las primeras granadas disparadas por los potentes cañones de decenas de barcos surtos frente al convulsionado puerto. En la iglesia hizo blanco una de las bombardas, matando a algunos rezanderos. El pánico cundió por doquier.
Los ingleses tras varias horas de ablandamiento y en donde una granada hizo volar el depósito mayor de pólvora de la Guarnición, iniciaron el desembarque con lanchas livianas, lo cual parecía un paseo de niños en un campo florido!..Ya daban por tomado y saqueado el puerto de La Guaira.
SORPRESAS!, SORPRESAS TE DA LA VIDA!:
Pero y siempre sale una sorpresa!...un certero disparo desde “EL Fortín”, le dio de lleno en el palo mayor del navío inglés “Bulford”, quien lideraba como nave insignia el ataque. Esto causó en las filas navales inglesas un gran desconcierto y otros buques también recibieron su rociada de plomo.
El disparo de gracia lo hizo el mulato Mayora, quien se la pasaba gritando a los servidores de las baterías, para medio mantenerlas en servicio. Al llegar los ingleses, casi todos los cañones estaban sin uso desde hacía años y tras luchar por alinearlos, ensogarlos y limpiarlos, por fin uno del frente al puerto estuvo a punto.
-Joder! Simón Escalona!..Que nunca has servido para medio de mierda!, termina con esa vaina a ver si podemos mandarle un cañonazo a los cabrones ingleses, coño!
Cuando el cañón estuvo buchón de plomo, clavos y pólvora, con mecha incluida, Escalona llamó a Mayora muy orgulloso.
-Mi capitán, ya el bicho está para roncar. Se fija usted que los muchachos y yo sabemos del oficio!.
-Dame la tea coño!, que voy a dirigir el disparo.
A la señal de Mayora, quien acostado en el lomo del gran cañón castellano, con un ojo cerrado dirigía la punta del arma empujado por unos maldicientes y sudorosos milicianos, hacia el buque insignia Bulford y cuando todo estuvo a punto y los servidores tapándose las orejas, Mayora tea en mano la acercó a la mecha.
De pronto un gran estruendo y todos corriendo al borde de piedra del fortín vieron como la andanada de fuego caía exactamente en el palo mayor del buque insignia. El fuego amenazaba seriamente la imponente nave y los ingleses con cubos trataban de sofocarlo.
El griterío se oyó por toda La Guaira y Mayora fue levantado en hombros por su tropa.
Todo el santo día estuvieron los ingleses bombardeando el pueblo de La Guaira y enviando lanchas al desembarque fallido, pero al llegar la noche, cesaban un poco sus ataques para iniciarlos de nuevo de madrugada.
La Guaira, estuvo sometida al asedio por 4 días seguidos y sus respectivas noches.
Al final de aquellos días, los artilleros de los tres fortines defensores, afinaron su puntería e hicieron blanco en los buques de su majestad, ante el griterío ensordecedor de los rudos defensores, que les gritaban toda clase de palabras de tono, muy castizas ellas, a los ya asombrados “gentlemens" de la Gran Bretaña.
-Almirante Knowels…pero ¿Qué está pasando?. Gritaba el almirante Jefe, Oger, apenas oído entre las constantes andanadas de los 96 cañones del fortín defensor de “El Vigía”.
-Almirante! The Natives, están resistiendo mucho y no hemos podido establecer una cabecera de playa. Os ruego un poco de paciencia!
En ese preciso momento fue cuando llegó el llamado “Lechazo de Mayora”, un certero cañonazo disparado desde el fortín hizo blanco en el palo mayor del Bulford, haciendo que la tripulación y el mismo almirante Oger, corrieran a resguardarse del desplome de las jarcias incendiadas.
-Almirante!, hemos recibido demasiado plomo y recomiendo una honrosa retirada, aun cuando tenemos posibilidades de controlar los daños.
Knowels, muy compungido dio la orden de “pirarse” rumbo a Curazao.
El navío insignia “Bulford”, parecía un colador y presentaba 78 impactos de batería e incluso su capitán Lushington resultó muerto de un bombazo proveniente de los Natives”.
Los ingleses se llevaron unos 80 muertos y unos 520 heridos. Ante semejante debacle, no les quedaron más ganas de tratar de pelear con los guaireños.
La Historia la escriben los vencedores, pero en este caso los Ingleses posteriormente a esta paliza naval propinada por el bravo pueblo de La Guaira, escribieron un legado de falsedades en donde incluso dijeron haber capturado 16 buques españoles en el Puerto y que no fue tomado debido al “mal tiempo”.
Mal tiempo de plomo fue el que le dieron a los ingleses en 1743, en el pueblerino puerto de La Guaira.
NACE JOSEFA JOAQUINA:
23 años después del “Suertazo de Mayora” y el ataja perros por la defensa de casi una semana del puerto de La Guaira, una mañanita clara y sin nubes en el cerro Guaraira Repano, la comadrona entraba presurosa a la solariega casa de Don Joaquín Sánchez y Doña Ana María Bastidas.
A media mañana del 18 de agosto de 1765 la hermosa niña lloró en brazos de su partera.
En las angostas callejuelas del casco central, la familia Sánchez vivía en su casa citadina y en temporadas se mudaban a su propiedad en Macuto.
Eran criollos de la clase adinerada y se esmeraban en el cuido y educación de sus hijos e hijas.
En sus salones se realizaban famosas tertulias, regadas con oloroso café y bocadillos dulces y salados al estilo español y criollo.
Las conversaciones incluían mucho material subversivo y todo tipo de diretes en contra de los vascos y su compañía Guipuzcoana.
Don Joaquín estaba relacionado con los guaireños Manuel Gual y José María España y en los atardeceres ya se discutían los primeros pasos de la por venir “liberación del yugo español”.
Y es que este territorio desde antes de la llegada de los españoles, era un hervidero de grandes encuentros entre los “Hombres Libres”. La cosa se acentúo mucho al presentar este territorio una feroz defensa por su soberanía y libertad.
Memorable fueron los días de las primeras reuniones comunales en Macuto en el sitio de “Uverito”, en donde Guaicamacuto coordinaba la resistencia al español invasor y tremendamente emocionante fue la participación de todas nuestras aguerridas huestes en la “Batalla de Maracapana” en donde participó Guaicamacuto, Urimare y su padre Aramaipuro, comandados por el inmenso guerrero que fue el cacique Tiuna.
La generosa sangre guaireña, siempre ha regado el árbol de la libertad.
NACE JOSE MARIA ESPAÑA:
Nace en La Guaira en 1761, 4 años mayor que su amorosa pareja Josefa Joaquina.
Su padre Don José España y su madre Anastasia Rodríguez, eran las cabezas de una familia mantuana adinerada.
Su gran posesión cacaotera de Naiguatá era un emporio de producción agrícola.
Poco tiempo después de su nacimiento, la familia se traslada a Francia, Europa, en la localidad de Bayona, en donde los España, tenían familia y propiedades vinícolas.
Toda la infancia de José María transcurre en Francia, en donde es educado esmeradamente en filosofía, geografía, los clásicos y el idioma inglés.
La familia regresa a su lar en La Guaira, cuando cumplía los 19 años y al poco tiempo fallece su padre Don José.
José María toma el control financiero de la familia.
-Madre!..Es necesario continuar la obra de papá en Naiguatá, en donde hemos visto lo abandonado que tenemos nuestras tierras. De hoy en adelante me mudo para Naiguatá!.
José María se uniforma de cadete de las Milicias de La Guaira, en donde su padre sirvió como Sargento Mayor.
No había cumplido un año en estos ajetreos entre la milicia y sus tierras, cuando en su casa de La Guaira se convocó a una de esas raras tertulias y en donde asistió la señorita Josefa Joaquina Sánchez Bastidas de 16 floridos años.
Anastasia viuda de España padre, la contempló admirada por su porte altivo, pero dulce y ardoroso.
Conversaba con las otras damas sobre política, una rara cualidad en una niña por aquellos tiempos, todo debido a su intensa formación patriota y muy al tanto de las nuevas ideas de Europa y España.
-Mira la niña pues!..Decía la madre de José María, tan viva y sabedora!.
GRAN MATRIMONIO EN NAIGUATA:
José María la escuchaba embelesado y pronto el amor se apoderó de los jóvenes.
Así empezaron los paseos después de misa y las interminables tertulias en donde ambos opinaban que Venezuela, debía ser libre a toda costa.
Las visitas “del novio”, cumplían con los estrictos dictados de las costumbres coloniales y si sentaban en el sofá juntos, apenas se les permitía agarrarse de las manos, frente a la vigilante mirada de una “chaperona” que no perdía pie ni pisada de la conversación y actitudes de los “tórtolos”. Como han cambiado los tiempos!
Las dos familias estaban complacidas y el noviazgo terminó en casamiento en la iglesia de Naiguatá, en donde toda la comunidad de La Guaira y Macuto se trasladaron en romería nupcial.
El modesto templo del valeroso pueblo de Naiguatá lucía sus mejores luces y galas y no era para menos, se casaban estos jóvenes de familias “gran cacao”.
El párroco se movía como peso pluma, entusiasmado por los extraordinarios ingresos de la ocasión.
-Hijos míos, os habéis congregado en la casa del señor para uniros en santo matrimonio…
Fueron las únicas palabras que pronunciaba en español, porque la misa y otras ceremonias eran en estricto latín, idioma muy valorado en la colonia, pero tremendamente inaccesible para casi todo el mundo.
Solamente José María entendía toda esta jerigonza a veces pronunciada con visos muy criollos.
Después de la ceremonia, la gran mayoría de la gente se trasladó a la hacienda España, en donde se sacrificaron reses y lechones en grandes torres de brazas.
El vino de la boda corrió generoso y un detalle extraño fue que muy acicalados, recién bañados y circunspectos asistían al sarao muchos pardos y decenas de esclavos, eso sí, comían un poco aparte, pero muy atendidos por Josefa y José María.
Los prejuicios de la época eran muy poderosos y nadie veía mal estos “apartheid” coloniales.
Después del matrimonio, la joven pareja se dedica a lo suyo, tierras, esclavos, cosechas y muchas tertulias.
Oh! Naiguatá, tierra amada de luz y paz, tan plácida tendida frente al increíblemente azul del mar. Para aquellos días y así ha sido por siglos, un remanso de belleza y colores, con sus “Tardes de Naiguatá” en donde las aguas “murmuran una canción de amor”.
Sin embargo es engañosa tanta belleza en sus “aguas tranquilas”, porque desde tiempos inmemoriales, ha sido un bello rincón con un palpitante vivir, asiento de feroces batallas por la libertad y de volcánicas ideas por la liberación, de poderosa resistencia hacia los ataques del cerro imponente, madre y cuna de grandeza!. Naiguatá de los amores!
Josefa Joaquina, era una extremista “cabeza caliente” y alentaba a su marido a “hacer algo” para remediar la “vergüenza de la opresión española en sus tierras”.
Todo lo que producían les era obligatorio entregarlo al oficial comercio español e incluso si se arriesgaban a comerciar con los holandeses, era causa de alta traición. Algunos corsarios fueron ahorcados al ser apresados en labores de contrabando.
EL GRAN DESLAVE:
Se acercaba el fin del siglo y como había sucedido en incontables ocasiones y así lo contaban los abuelos, se produjo la “Maldición de la Cacica Isabel”, madre del terrible mestizo Francisco Fajardo, quien la lanzó en el estertor de su muerte a manos de los atropellados aborígenes en Panecillos, cerca de Chuspa en la costa Litoralence.
Tras dos días de marcha Fajardo regresa a Panecillos y al bajar de una hondonada, divisa una gran humareda, producto del incendio y destrucción del caserío. Regados por doquier yacían los cadáveres de la guardia dejada para proteger a su madre, quien igualmente fue ejecutada en el sitio.
Tras el desastre de “Panecillos” se va tejiendo en el tiempo la leyenda negra del Guaraira Repano, quien desemboca sus aguas al mar Caribe guaireño por 35 bocas.
Tacagua, Piedra Azul, Osorio, Rio Macuto, San Julián, Camurí, Germán, Cariaco, Las Pailas, El Tigrillo, Urea y Anare, son algunos de los nombres de los tentáculos del gran cerro que nos separa de tierra adentro.
Desde hace siglos su aguas se han desbordado causando muerte y destrucción.
Los Españas, recién casados nunca habían visto una de estas terribles manifestaciones del poderoso cerro.
-Josefa, está lloviendo mucho y esto no me gusta nada, pues recuerdo los cuentos de los abuelos sobre los deslaves que nos han asolado desde hace muchos años…
-Llueve mucho José y lo raro es que esta lluvia es distinta, primero porque ya vamos para dos días y sus noches y nunca cesa y luego por las grandes gotas que caen que parecen totumas de agua!.
-No sé Josefa si quedarnos aquí en Macuto o irnos a La Guaira, porque para Naiguatá ni pensarlo, pues me dicen que el camino ha desaparecido y cataratas de agua corren desde Uría Hasta aquí..
-No José, creo que aquí en Macuto, en El Cojo, estamos mejor, por ser terreno alto…pero mira esas torrenteras!
En efecto ya la inmensa cantidad de agua que bajaba por el rio Macuto, se había salido de madre e inundaba las partes bajas, aledañas a los baños de la playa.
Llovió por otros 20 días más, casi sin cesar y El Cojo ya lucía como una isla asediada por el agua, piedras y troncos por doquier. El paso hacia La Guaira y Maiquetía, ya no existía y las casas habían sido barridas por la hecatombe.
En Caracas poco se sabía de la Tragedia de La Guaira y el gobierno colonial, nunca atendía este tipo de emergencias, aquí la gente se defendía como pudiera y por supuesto los “Mantuanos” podían medio arreglar sus solares y propiedades, pero el pueblo llano sufría a mares por la falta de caminos, el barro y los escombros acumulados por doquier, los cuales estuvieron por muchos años en el mismo sitio que el Guaraira los puso en la playa.
Un día cualquiera dejó de llover y volvió el mar a tomar su color azul de añil acostumbrado. Muchas fueron las víctimas y de nuevo el miedo hacia la montaña “que olía a azufre” se reafirmo por esos días.
LA CONSPIRACION DE SAN BLAS EN ESPAÑA SE MUDA A LA GUAIRA.
En la península española, las cosas no iban muy bien y se armaba una conspiración llamada de “San Blas” debido a que debía reventar el 3 de febrero de 1796, día del santo.
Estaban liderados por Juan Bautista Picornell, Sebastián Andrés y Manuel Campomanes, además de unas decenas de patriotas, quienes en sus reuniones sostenían acaloradas discusiones.
Picornell, llevaba la batuta ideológica y su gran ejemplo era Francia y sus libertades revolucionarias.
-Debemos pensar en establecer en España un gobierno democrático, un régimen republicano que sustituya a la parasitaria monarquía, al mejor estilo de las libertades francesas!.
El griterío de “Muera la Monarquía era ensordecedor”. Incluso entre las discusiones se trataba de “darle autonomía total a los territorios indianos coloniales de Suramérica”.
Como es común a “alguien se le fue el yo-yo” y producto del vino y la debilidad de conciencia en cualquier taberna, uno de los comprometidos se puso a hablar demasiado.
-El día de San Blas, España será libre. Abajo el rey de mierda, coño!
Oídos reales se pararon a escuchar de inmediato y todo el movimiento se vino al suelo en horas.
Los cabecillas fueron apresados y rápidamente al mejor estilo español, condenados a muerte.
El embajador francés, comprometido en la intentona por su carácter francófilo, abogó por la conmutación de la pena por otra más humanista, pero igualmente terrible en aquellos días, “el destierro a tierras de Suramérica”.
Así pues los condenados llegaron a las bóvedas de La Guaira para diciembre de 1796.
En la prisión servían varios pardos como carceleros, entre ellos Ruiseñol y Cordero, quienes atendían y custodiaban a los peligrosos reos españoles, pero la fama de los de San Blas, era la comidilla de todo el litoral.
En los mercados, llenos de los habladores de “gamelote” de siempre, se comentaba.
-Imagínese!, unos tíos que en la misma España, se habían atrevido intentar tumbar al mismísimo rey !. Joder! Que estos tíos son unos boludos!
El cuento por supuesto llegó a Macuto, en donde ya vivían Josefa Joaquina y José María.
Ruiseñol el guarda prisión, en su tosco lenguaje, trataba de informar a José María, flamante Justicia Mayor de Macuto, de los pormenores de estos ilustres, ya considerados héroes por los levantiscos guaireños.
-Si señor Don José, que estos tíos se las traen!. En la mañana y noche se reúnen en sus celdas para hablar de sus fracasados planes y organizarse internamente en la prisión con los otros presos.
Allí como usted sabe Don, hay de todo desde manganzones vagos, prostitutas y gente cogida en asuntos políticos. Estos tíos ya dominan el rebaño y aquello parece una prisión decente.
-Ajá Ruiseñol, pero dime ¿de qué habla esta gente en cuanto a la política?.
-Caraj! Don, ellos dicen que desde aquí van a tumbar al cabrón del rey. Mire que son bien zafios!
-Ruiseñol, dile a Cordero que quiero hablar con esa gente y pronto!
-Si señó, no faltaba más, así se lo diré.
José María comentaba con Josefa su deseo de visitar a los de San Blas y compartían la curiosidad de saber sobre los acontecimientos de Europa.
El Justicia Mayor, llega a la prisión, sin despertar sospechas en un plan de cordial visita, aunque estaba fuera de su jurisdicción de Macuto, a nadie le pareció rara su oficial presencia en este establecimiento.
Jugaban un buen papel de protección Ruiseñol y Cordero, quienes prepararon el escenario para una cálida reunión con los conspiradores de “San Blas”.
José María acompañado de Josefa Joaquina y Manuel Gual, ingresaron a las celdas de los presos.
-Señores!, hemos venido a hacer contacto con ustedes, a quienes les rendimos homenaje por su coraje y por su ideas democráticas para sustituir a la corrupta monarquía por un gobierno del pueblo.
Esa misma idea es la que perseguimos muchos por estas tierras. Queremos ser soberanos y libres de la opresión, para constituir un gobierno que promueva el bienestar y la felicidad de nuestro pueblo. No más odiosas discriminaciones raciales, abolición de la esclavitud y derechos ciudadanos para todos!.
Acabemos con la esclavitud, haciendo jornaleros a los esclavos y otorguémosles derechos de ciudadanos. No son ciudadanos solamente los mantuanos ricos, el pueblo también tiene derechos!
Esas fueron las primeras palabras de José María, mientras Josefa Joaquina lo observaba con evidente orgullo.
Picornell de inmediato expresó sus ideas.
-Gracias señores!. Estamos de acuerdo con ustedes y nuestro malogrado movimiento de “San Blas”, hubiera dado el paso de otorgar autonomía a estas provincias. Estamos agradecidos de haber recalado a estas benditas tierras de La Guaira y como hemos notado este pueblo no come cuentos y está dispuesto a sacudir la dictadura española.
Abajo el rey!
La reunión se prolongó por varios minutos, los que aconsejaba la prudencia y se tomaron dos decisiones vitales:
Se nombró a Josefa Joaquina como la encargada de toda la logística del nuevo Movimiento y en especial para atender a los presos.
Se acordó la fuga inmediata de los presos.
El nuevo Movimiento en los meses de marzo, abril y mayo de 1797 se expande por todo el Litoral Central de Venezuela y llega a Caracas.
A diario se hacían reuniones por doquier y en especial en la casa de Macuto de los Españas, la cual guardaba mucha seguridad por ser residencia de la autoridad mayor de Macuto.
Manuel Gual, natural de La Guaira en donde nace en 1759 e hijo del coronel Mateo Gual y Josefa Curvelo, fundó con los España y centenas de patriotas, el nuevo Movimiento Libertario.
Era un hombre fiel y duro de roer!. Sus claras ideas y su tesonero trabajo por la causa fueron de un gran valor.
Muere envenenado en Trinidad, siempre perseguido por los sicarios españoles, quienes le temían demasiado.
El coronel Mateo Gual su padre, como vimos, fue uno de los heroicos defensores de La Guaira en contra de los piratas ingleses en 1743.
En una de las reuniones organizativas del Movimiento, Gual presentó el dibujo a color de la Bandera Libertaria y se la entregó a Josefa Joaquina, para que la plasmara en telas y bordado.
JOSEFA JOAQUINA, LA BORDADORA.
-Don Manuel, que bandera tan linda! Y díganos cuál es el significado de su colorido y símbolos.
-Muy sencillo señora, el blanco representa a los blancos patriotas, el azul a los pardos, mezcla maravillosa de nuestro pueblo, el amarillo a nuestros aborígenes fuente de la dorada luz, el rojo a nuestros africanos y su sangre derramada en la oprobiosa esclavitud y el sol que brilla para todos representa la igualdad. Las cuatro estrellas son los íconos de las cuatro provincias a ser liberadas en Venezuela hoy en el año de gracia de 1797.
-Que hermoso señor!.Me dedicaré personalmente a ensamblarla en las telas y a bordarle su orillo en hilo de oro, para que luzca digna y grandiosa!. Quiera Dios que ella ondee sobre nuestras cabezas en el difícil camino que nos espera!.
La Guaira siempre ha sido un territorio levantisco y altamente inclinado a los cambios revolucionarios, por esos días los partidos liberales de artesanos, milicianos, pardos y hasta libertos esclavos, pululaban en el Puerto, Maiquetía, Macuto y Naiguatá.
En esta trascendental época, la mayor población de la Capitanía General, ya eran los pardos, quienes triplicaban a los otros grupos, es decir, a los blancos peninsulares, los blancos criollos, los negros, indios, mulatos y cuarterones o zambos.
Los pardos eran la mayoría, pero no les era permitido inmiscuirse en los asuntos oficiales y estaban confinados al servicio, los trabajos duros, el pequeño comercio en los mercados, a ser arrieros y conductores de recuas, nada de derechos, nada de alivio a sus duras condiciones.
Los pardos eran rechazados por doquier y considerados “levantiscos” y “peligrosos”, dados al ron y los juegos de azar, aunque estos mismos vicios eran practicados por todo el mundo, pero si eran los pardos, era malo.
De esta masa de peones pardos, negros libertos y esclavos, cimarrones y campesinos, se alimentó la llamada guerra de independencia, que sin duda fue una guerra civil, en donde muchos pobres se alineaban a defender al rey.
José Tomás Boves es un ejemplo de esta situación. La independencia se conquista cuando El Libertador, abona las condiciones para enamorar a la gran masa de los excluidos.
Manuel Piar, natural de La Guaira, general victorioso, muy aceptado por los pobres y los pardos, pagó con su vida el atrevimiento de pregonar la libertad de los pardos en las mismas condiciones que los mantuanos, por supuesto un anatema en aquellas condiciones.
Incluso en algunos sitios se atrevían a cantar “La Carmañola” como un gesto de reto a los españoles opresores:
“Viva tan solo el Pueblo.
El Pueblo soberano.
Mueran los agresores
Mueran sus partidarios…”.
Las familias Román y Mendirili, prestaban sus casas para oír arengas libertarias preparadas por el nuevo Movimiento.
A orillas del riachuelo “Quita Calzón” se verificó una camuflada “fiesta” con decenas de pobladores y allí José María y Josefa Joaquina, llamaron abiertamente a la lucha por la libertad.
Pegado a la montaña y muy cerca de sus neblinas, se elevaba una gran fogata y un asadero de carne de res para darle comida al centenar de partidarios que asistían a la “fiesta”, de repente sobre un barril se subió Josefa Joaquina Sánchez, quien con una tea en mano, en forma impulsiva se dirigió a los presentes:
-Hermanos! Ha llegado la hora de las definiciones y de acabar con el oprobio de los españoles en nuestra querida tierra. Todos somos bienvenidos a la “Fiesta de la Libertad” y os pido que cantemos la Carmañola!...” ¡Viva tan solo el Pueblo…El Pueblo soberano…!
Igualmente en el discreto lugar de “La Cumbre” se verificó otro mitin de gran impacto entre los “hermanos” que ya llagaban a centenares.
LA NOCHE DE SOLTAR A LOS PRESOS:
El 4 de junio de 1797, en la noche se inició un movimiento febril en la prisión de La Guaira.
Cordero, el jefe de la guardia conversaba con Ruiseñol, su segundo al mando.
-Vamos amigo! Que la noche se nos viene encima y no estamos muy a salvo. Ayer se llevaron a Caracas a Pedro Lax, uno de los peninsulares y esto es un mal augurio, pues a lo mejor sospechan algo...
-Bueno Cordero, ya estamos montados en el burro!..Pa lante es pa ya!.
-Cuando estemos listos vamos a montar a los tres en la carreta y salimos por la puerta grande.
-Si señor! Aquí vamos!
Campomanes, Picornell y Andrés fueron sacados al filo de la madrugada y repartidos en varios sitios, con la ayuda de José María, quien aguardaba en La Guaira para coordinar los acontecimientos.
Ese día los tres fueron consignados en una casa segura en el sitio llamado “Vigía de Chacón” en la montaña.
Al día siguiente la “novedad” de la fuga llegó a Caracas y se originó un movimiento de tropas y funcionarios hacia La Guaira, para enterarse de los sospechosos acontecimientos y la captura de los fugados.
Ruiseñol y Cordero, presentaron un informe en donde describieron que:
“Los escapados reventaron los candados y tomaron las armas de los guardias y luego dominaron a todo el mundo, escapándose en botes preparados que los esperaban en el Puerto”
Al día siguiente José María ordenó:
-Debemos separar a los presos, por si acaso llegan a localizarlos. Andrés va para esconderlo en Caracas hoy y Picornell y Campomanes, vendrán a Macuto a mi casa, cuando se aplaque algo la requisa!.
El día 16 de junio de 1797, de noche llegaron los dos fugados a Macuto y fueron acomodados en una casa anexa a la del Justicia Mayor.
Era una situación muy peligrosa e incluso José María fue llamado a Caracas, para que opinara sobre la fuga de los reos españoles.
En base a estas informaciones José María reunido en su casa, junto a Josefa, Gual y una decena de comprometidos, tomaron la decisión de enviar a los fugados a Curazao, utilizando a un marino amigo dueño de una balandra en el puerto.
-Hermanos, Picornell y Campomanes, es necesario mucho sigilo y no podemos arriesgar a todo el Movimiento con este refugio en Macuto.
Ya todo está arreglado para que vayan a Curazao en la balandra de Samuel en el puerto. Que haya suerte y todo por la libertad!
De madrugada llegaba a la puerta del albergue de los fugados la carreta oficial del Justicia Mayor, la parte trasera estaba resguardada por una lona y allí fueron acomodados los dos fugados.
Al salir de Macuto, vía Punta de Mulatos, por el estrecho camino pegado entre el cerro y el mar, pasando por el frente de la hacienda de la familia Álamo, se llegaba a la entrada de El Cardonal, en donde vivía la madre del prócer Manuel Piar y en donde nació este mártir de la patria.
Al llegar a la entrada de La Guaira, una alcabala de soldados detuvo la carreta, pero al ver que se trataba de la autoridad de Macuto, la dejaron continuar sin revisarla.
Bajaron por la caleta y embarcaron en un falucho hacía la goleta de Samuel, un capitán pardo y conocido amigo de la liberación.
Cuando subieron los pasajeros levantó ancla y enarboló velas, poniendo rumbo al oeste, buscando Paraguaná y Curazao, la brisa se hizo cómplice y pronto estuvieron navegando raudos y sin problemas.
Aquí se inicia un penoso exilio de estos patriotas, sin recursos y dependiendo de la buena voluntad de algunos amigos y de la solidaridad proveniente de Venezuela.
Llegan a Curazao.
-Campomanes, hermano, aquí no podemos quedarnos mucho tiempo, pues los agentes españoles pululan en esta cercana isla.
-Así lo creo Picornell, debemos marcharnos a Guadalupe, isla en poder de los franceses, quienes seguramente nos podrían prestar ayuda,
A los pocos días zarparon rumbo a Guadalupe e hicieron contacto con las autoridades. Ambos empezaron a trabajar en la imprenta oficial y con la ayuda francesa se dedicaron a imprimir 8 mil volantes con la canción “La Carmañola Americana”.
-Campomanes amigo!, he recibido carta de José María España y me cuenta que el Movimiento continúa a duras penas. Hoy le vamos a enviar el paquete con los volantes de la canción.
MOVIMIENTO QUE NO ESTALLA, MONDA!:
El estallido del Movimiento fue fijado para el 16 de julio de 1797.
En Caracas Manuel Montesinos Rico, conocido enemigo de España, había sido encargado como coordinador del Movimiento en la capital.
-Buenos días Chirinos.
Saludaba Montesinos al entrar en la barbería de su amigo miliciano y barbero Chirinos, situada en la parroquia caraqueña de La Pastora.
-Buenas Don Montesinos, días que no lo veía.
-Si hombre Chirinos, tu sabes los negocios… ¿Y cómo está la vida en el regimiento de la milicia caraqueña, en donde eres sargento?
-Lleno de imberbes indisciplinados, que siempre quieren hacer lo que les da la gana, pero los oficiales y clases les damos duro por ese lomo, para que aprendan a obedecer!
-Caray Chirinos y perdona la pregunta comprometedora pero… ¿No se habla en el regimiento de las atrocidades del gobierno peninsular en estas tierras y del deseo de muchos de acabar con tanta opresión?.
-Bolas Don Montesinos!, ¿usted como que quiere ponerme un peine!?. Mire que en estos días hay mucho movimiento por la fuga de unos presos en La Guaira y las autoridades andan con los ojos como vendedor de prendas!..Barajo el tiro!.
-No Chirinos amigo!, tu sabes que nos conocemos desde hace años y no sería capaz de comprometerte en algo tan serio. Era solamente una curiosidad…
-¿Curiosidad? Humm!, eso fue lo que mató a el gato!..Pero bueno en base a su leal amistad le diré que hay movimiento en las tropas y muchos piensan que ha llegado la hora de hacer algo...
-Aja amigo..Y yo también lo creo, aún más te digo que en unos días se va a presentar el asunto, creo que para el 16 de julio y esta gente o mejor dicho para ser sincero mi gente, creemos que la milicia debe jugar un papel importante en este Movimiento.
Piensa Chirinos, tu ahora eres un humilde sargento, pero si te mueves y te pones a agrupar las tropas para ayudar a liberarnos, te aseguro que te vas pa arriba!.
-Caray Don!...buen lance ese, pero yo no quiero meterme con gente que quiere faltarle el respeto al rey y hasta hablan de una tal independencia!.
-Chirinos, la cosa es contra los opresores y sus diabluras y para que el rey vea el oprobio en el que estamos sometidos.
-Ah!, ansina cambia la cosa...Yo puedo agrupar a unos cuantos bajo mi mando y ayudar en Caracas.
-Hecho Capitán Chirinos!
Estuvieron conversando por largo tiempo sobre los pormenores y las acciones a tomar en la Capital para apresar a las autoridades españolas.
Entrada la noche Montesinos con el pelo recién cortado y oloroso a colonia, se despedía del miliciano Chirinos, quien quedó pensativo en su barbería.
LA TERRIBLE DEBILIDAD DE LOS TRAIDORES:
-Carajo!..Esta vaina de Montesinos es bien pesada!..Yo como que voy a hablar con el capellán del regimiento a ver qué piensa...
A esa hora salió de La Pastora rumbo al regimiento y a la casa del presbítero cura capellán.
Allí Chirinos le contó al cura todo lo hablado con Montesinos y el presbítero furioso realista fanático, disimuló la emoción que le producía recibir este regalo de información que tal vez lo llevaría a que le dieran una parroquia para él solo.
Corriendo se fue a contarle todo al Obispo, quien de inmediato y cerca de la media noche, le fue con la urgencia al Capitán General Pedro Carbonell.
En la madrugada la casa de Montesinos fue allanada y encontraron un arsenal de información comprometedora.
Papeles de Picornell, volantes y manifiestos.
Gual que se encontraba en el pueblo aledaño a Caracas, Santa Lucía, le fue avisado a la mañana siguiente sobre el allanamiento a Montesinos y con urgencia se trasladó a La Guaira a hablar con José María.
Para el día 14 de julio, ya todo había sido descubierto y España, Gual y Josefa Joaquina, conversaban en su casa de Macuto.
-Bueno Gual, ya es imposible adelantar el Movimiento, todo se ha derrumbado y me cuentan que hay presos por doquier y otros se han entregado voluntariamente para aspirar a un perdón...
-José, no sabes cuánto lo siento! Y creo que no nos queda mucho por salvar!.
-Esposo mío y Don Gual, yo creo que no podemos sacrificarnos y abandonar, creo que lo mejor es que ustedes se vayan a Curazao y traten de contactar a Picornell, seguir aquí es una locura!.
Así fue acordado y esa misma noche, Gual y España se embarcaban en la balandra amiga de Samuel y ya clareando el incierto y nuevo día enfilaban rumbo a Curazao.
La represión se extendió como una mancha y decenas de personas fueron a parar a la prisión.
Lo mantuanos excluidos del Movimiento de inmediato expresaron su “horror” ante tan criminal conspiración en contra de su sacra majestad Carlos IV.
En el despacho del Capitán General Carbonell, se comentaban las novedades.
-Joder! Que estos tíos de la Guaira han armado tremendo tinglado para tumbar al rey!. Cadalso para todos esos canallas! Ofreceremos 10 mil pesos por Gual, por ser militar y más peligroso y por el petimetre de España 5 mil!.
La noticia de la recompensa recorrió todo el Caribe desde Curazao, Guadalupe, Martinica, San Bartolomé, Saint Thomas, Saintee Croix y Trinidad, último lugar en donde los perseguidos lograron establecerse.
JOSEFA JOAQUINA, FIRME PILAR:
-Gual, hermano me escribe Josefa Joaquina, que mi casa fue allanada al día siguiente de nuestra partida. Lo pusieron todo patas arriba, pero Josefa como siempre había quemado todo vestigio del Movimiento y no encontraron nada…
-Bien por Josefa, hermano!. Ella ha sido un pilar fundamental en esta noble lucha y ahora sola enfrenta toda la represión de estos rabiosos españoles y de los mantuanos de Caracas.
-Si hombre!, me cuenta que la tienen vigilada de día y de noche y que apenas puede salir de la casa de Macuto por lo que decidió irse un tiempo a Naiguatá, a la hacienda.
Monótonos se deslizaron los meses de 1798 y José María lucía cada vez más inquieto a pesar de que Josefa le informaba de un aparente apaciguamiento de las autoridades y hasta de una relajación de la férrea vigilancia de los primeros días de la develación del movimiento.
VOLVER A LA PATRIA:
A principios de enero de 1799, José María decide regresar a Tierra Firme.
-Me voy Gual..No aguanto más esta vida de exiliado!. Prefiero morir en el combate que vegetar aquí en Trinidad, haciendo tan poco por la liberación de la patria…Me voy!
-José, hermano… lo que haces es peligroso y creo deberías esperar otro año, pero te entiendo y tu angustia tiene que ver también con Josefa, quien se ha batido como las buenas y hasta continúa sosteniendo el Movimiento clandestinamente…Que mujer!
En Puerto España, recalaban frecuentemente barcos y balandras que hacían la ruta hasta La Guaira y José María espero la oportunidad para enrolarse como marinero en una balandra que salía pronto.
Al capitán no lo convenció mucho el aspecto de José María, que aunque tostado por el sol del Caribe, no tenia pinta de marinero pero ni en mil años!. Más bien aprecia un profesor de latín con tantos libros que traía en su mochila de presunto marinero, pero como necesitaba de brazos algo escasos en esos días, lo aceptó como marinero de cubierta.
La goleta partió en el atardecer trinitario rumbo al Patria, proa a la incertidumbre en donde las autoridades lo procesaban y peligraba su propia vida.
A fines de enero 1799, la goleta atracó en el puerto de La Guaira y José María se despidió del capitán.
-Capitán, me licencio aquí en La Guaira y le agradezco por haberme dado la oportunidad de servir en su barco…
-Nada joven!, pero como ya le he dicho, si usted es marinero de profesión, yo soy el duque de Aranjuez!..Pero vaya usted en paz y que la vida le sonría, aunque sospecho que usted está tocado por algún fuego interior que lo va a llevar a no sé donde!..
José España con sus 38 años a cuestas, ya había vivido aventuras que el capitán, ni se imaginaba!.
Estaba listo para el sacrificio más exigente por sus ideas libertarias.
En la noche se plantó frente al portón de su casa de Macuto y tocó la puerta. Esperó un rato y oyó los pasos de alguien que acudía.
De adentro preguntaron con angustia ¿Quién va?...
Y él contesto:
-Soy yo!.
Se abrió el portón y la figura de Josefa Joaquina saltó a sus brazos con emoción!.
-Amor! Has regresado!
José María la alzó en brazos, mientras la besaba apasionado. Ella lo abrazaba llorando y casi no podía creer que su amado había regresado.
Estuvieron hablando largo rato, hasta la madrugada y entre ellos volvieron los recuerdos alegres y por esa noche no se habló de la persecución y del inmenso peligro.
Solamente de cosas gratas y de mucho amor.
La luna se fue acomodando sobre la limpia estribación del Guaraira Repano, quien se había quitado su ropaje neblinoso y triste, para refulgir en la plata de las claras nubes, como una montaña feliz.
El jardín oloroso de la casa de Macuto, se vistió de claridad y una enorme paz se apoderó de los contornos. No se sentía ningún vestigio de violencia o zozobra.
La noche macuteña, se deslizó hacia su madrugada y entre recios cantos de gallos, nació un nuevo día.
Solamente su criada María Rufina sabía de su regreso y los tres, iniciaron la tarea de acomodar la casa aledaña para un escape de emergencia. Se hizo un pasadizo al patio de la casa vecina y se acondicionó un escondite en ella.
UN NUEVO CAPITAN GENERAL, MAL CAMBIO!:
Los días transcurrirán lentos e inciertos, ya para abril de 1799, hubo un cambio en la Capitanía General en Caracas y después de una breve ceremonia se encargaba el nuevo Jefe Don Manuel Guevara Vasconcelos, un peninsular repulsivo, dado a la tortura y el vejamen de los súbditos del rey, una verdadera joya de gobierno autoritario, propio del estilo español en Abya Ayala (América).
En una oportunidad José María y Josefa Joaquina, viajaron a Naiguatá, para aliviar un poco la tensión del encierro y para ocuparse de su abandonada hacienda.
A los trabajadores esclavos, José María les había prometido la completa libertad, en caso de liberarse del yugo español, pero la delación del Movimiento y el exilio, habían pospuesto este gran gesto de su parte.
En la hacienda, cuando pudieron ver a su patrón José María, quien muchos lo daban por muerto, hubo alegría sincera de la mayoría.
Los esclavos apreciaban el buen trato de parte de José y Josefa e incluso siempre eran incluidos en cualquier evento que se realizara en los pedrios de la hacienda.
Pronto José María volvió a las andadas y en una reunión con todos sus trabajadores, les prometió la completa libertad en una nueva patria, libre del yugo español.
Sin embargo, no todos compartían ese sentimiento de gratitud y esperanza hacia sus amos.
Como fue común en toda Venezuela, no todo el mundo comprendía aquello de fundar una nueva república y a algunos les parecía increíble y hasta osado tratar de acabar con el dominio del rey de España.
Al pasar los tiempos, esto no ha sido una novedad en nuestro país, en la lucha por la independencia, con todos los horrores de la guerra, incluso al lado del Libertador Simón Bolívar, en su propia casa, surgieron disputas y enconos por la idea de la liberación. Su propia hermana Antonia Bolívar, se declaró realista y conservadora a morir, aunque amaba a su hermano y hasta colocó un retrato de él en su sala, para “hacer rabiar a los realistas”. El rey la favoreció con una pensión.
Así en el transcurrir de los tiempos, muchos venezolanos siempre han tomado posiciones absurdas en contra de su propia vida. Esclavos defendiendo a sus crueles amos, trabajadores vendidos a empresarios ladrones, masas engañadas por le mantuanaje de siempre, que les promete prosperidad y libertad, para siempre acabar con una opresión feroz y con la exterminación de los incautos.
UN MALA CONDUCTA:
Un esclavo resentido y bocón Félix, quien era un mala conducta consumado, pues gozaba de toda la libertad que quería y consumía licor en las tabernas de la playas de Naiguatá y con frecuencia hablaba mal de sus amos España, quienes “lo habían engañado, prometiéndole una libertad que nunca llegaba”.
Oídos atentos en Naiguatá comenzaron a interesarse por las palabras del borracho esclavo de la hacienda España.
Marcos José Soto y Andrés Manzanares, dos “sapos” puestos por las autoridades, escucharon el cuento de la “presencia de José María España en Naiguatá, tratando de armar una revuelta en contra del rey de España”.
Pronto se fueron a la Guaira a llevarle el chisme al Teniente Joaquín de Zubillaga, autoridad mayor del puerto.
-Don Joaquín, que hemos venido a enterar a su merced, que el reo José María España, prófugo de la justicia real, se encuentra realengo entre Macuto y Naiguatá, tratando de soliviantar a los esclavos en contra de la Corona.
Zubillaga piensa en su ascenso y comisiona a su segundo Francisco Espejo para que allane la casa de España en Macuto.
Una mañana, Espejo y unos 20 soldados se presentan frente al portón de la casa de Josefa Joaquina España.
-Alé señora!, que venimos en nombre del rey! A registrar su casa por tener noticias que su marido, habita en ella y es buscado por la felonía de sedición!.
Josefa Joaquina ya habituada a esta clase de tratamiento, ni chistó y abrió las puertas de su casa.
Los soldados entraron y se inició un registro de todo el inmueble. No encontraron nada, ni a nadie.
A los pocos días, Josefa fue denunciada por una vecina chismosa, quien la acusó de “estar en estado de gestación, sin tener marido a la vista”.
Esto volvió a llamar la atención de Zubillaga en la Guaira y volvió a mandar a Espejo a averiguar el asunto.
En esta oportunidad Josefa trató de evitar otro registro, pues José María, casi fue sorprendido dentro de la casa y desde el balcón le contestó al impaciente Espejo que “no podía abrirle la puerta, pues su marido estaba ausente y una mujer casada no recibía a nadie en su casa, si el marido no estaba”.
En verdad esa era una costumbre muy respetada en la Colonia, pero Espejo sospechando algo más, casi derrumba la puerta de la casa.
¿JOSEFA JOAQUINA PREÑADA Y SIN ESPOSO? :
-Señora mía!. Si su marido está ausente, como su merced afirma, ¿Cómo es que presenta usted un evidente estado de gestación?. Me temo que ahora debéis acompañarnos a La Guaira y Caracas, para que respondáis a esta pregunta a las autoridades!.
Josefa y su criada fueron enviadas en una jaula para ser interrogadas al respecto.
-Señora! ¿Cómo es que usted presenta este avanzado estado de gestación y vuestro marido el reo José María España, está ausente de Macuto?.
-Señor mío…José María España, no es el único hombre que vive en Macuto!.
Ante esta contundente y airada respuesta, tan comprometedora para una mujer en aquellos pacatos días, la autoridad quedó confundida y no tuvo otro remedio que regresar a las mujeres a su casa de Macuto.
Zubillaga le echaba la culpa a Espejo de su ineptitud para apresar a España.
-Joder Espejo!, que el tío está en Macuto os digo, porque el esclavo Félix ha continuado hablando en Naiguatá y dice que “hasta había hablado con el amo España”. Sois un inepto y os relevo de esta tarea.
Voy a mandar a Moreno a Macuto y espero mejores noticias.
José Moreno, otro tinterillo de Zubillaga espera que Josefa Joaquina se ausente para el mercado y cae sobre la casa de Macuto en donde estaba la criada María Rufina presuntamente sola.
CAE EL LIDER, PERO NO MATAN LA ESPERANZA:
Entra como río en conuco a la casa y casi agarran a José María quien usa la casa de escapada como refugio.
Moreno presiona y amenaza a la criada con ahorcarla si es cómplice y logra que la pobre mujer asustada confiese que “Don José´ María si estaba en la casa, pero que se había marchado!”.
Moreno comprende que José María no tenía mucho territorio para huir sin ser visto y redobla la requisa en la casa. Cuando ya se daba por vencido nota la conexión con la casa de al lado y sigue ese camino.
En la casa aledaña, en una alacena, encuentra a José María España, quien no hace resistencia y de inmediato es encadenado de manos y pies. Era la triste tarde del 29 de abril de 1799.
Inocentemente regresa Josefa Joaquina de sus diligencias en el mercado y de inmediato es apresada por el inquisidor Moreno y las tropas, junto a todos los criados de la casa y son embarcados en una jaula, rumbo a La Guaira.
-No sabes cuánto lo siento María Rufina, por haberlos metido en este lio.
-No señora!, perdóneme usted por haber confesado que el señor estaba en la casa, es que sentí mucho miedo!.
-Tranquila mujer de Dios! Ya veremos cómo declaramos que ustedes nada tienen que ver y solamente son servidores en la casa.
Tanto José María como el resto de los presos fueron enviados por Zubillaga a Caracas de inmediato, al despacho del Capitán General Guevara Vasconcelos.
-Caray! Moreno!. Ahora sí que nos sacamos el premio gordo!. Estos conspiradores peligrosos son una presa buena y seguro el Capitán nos va a premiar por esta hazaña!.
-Si Don Zubillaga!, estos son los alborotadores de la comarca quienes desde Caracas habían estado buscando. Jolines! Que estamos de buenas!.
Si estos dos peoncillos del Imperio, hubieran sabido realmente el enorme alcance del Movimiento Gual, España y Sánchez, no solo en la comarca, sino en toda Venezuela y en la América meridional, se hubieran caído de espaldas.
Al llegar los presos a Caracas, las mujeres fueron Confinadas en “La Misericordia” y José María enviado al Cuartel “San Carlos”, en la orilla oeste de Caracas.
LA REAL AUDIENCIA, LA REAL CRUEL, LA REAL MIEDOSA:
De inmediato se constituye La Real Audiencia de Caracas, presidido por Guevara Vasconcelos, el regente Antonio López Quintana, los oidores Bernardo Aristiguieta y Francisco Ignacio Cortinez, ayudados por el escribano Rafael Diego Mérida.
En días sucesivos se realizan las reuniones deliberativas de la causa.
Hemos tratado de investigar si por decencia y respeto mínimo de los derechos humanos de los acusados se permitió alguna defensa o descargo de los reos, pero parece ser que el tribunal constituido, al estilo autoritario y vengativo español de la época, solamente acusaba y deliberaba, para dictar sentencia.
Desde 1780, existía el Colegio de Abogados en Caracas, pero en este caso no había mucho interés en defender a los acusados que excluían a la clase mantuana.
-Señores letrados, son innumerables los documentos conseguidos en casa de Gual y del mismo España, que prueban el crimen cometido para tratar de levantar una poblada armada en contra del rey y lo peor de todo, gente de baja ralea, pardos, zambos y hasta esclavos, quienes tienen sentimientos de venganza en contra de sus patrones o amos.
-Si señor Capitán, de esto no quedan dudas…Estos ilusos solitarios, pretendían nada menos que desconocer el gobierno de Su Majestad en toda América! y convencer a inocentes súbditos para establecer un gobierno republicano en estas tierras!.
Creo que estamos frente al primer plan minuciosamente elaborado para fomentar la sedición!
-Debemos sentar un precedente con este José España, porque estos tiempos huelen a conspiración, cuando nos acercamos a los albores de un nuevo siglo y en la misma Europa acontecen cosas horribles!...
-En cuanto a los otros podemos ser un poco más benignos, para disimular el rigor de la sentencia que planeamos.
La señora Josefa Joaquina, deberá sufrir alguna larga pena en presidio y los sirvientes y esclavos algunos meses o días.
Las deliberaciones duraron apenas unos 7 días y a principios de Junio de 1799, el secretario Mérida, leía el texto en la última plenaria del tribunal.
….Por cuanto el crimen del reo José María España es de proporciones enormes y dada su condición de Justicia Mayor de Macuto, por su responsabilidad en la fuga de los condenados en España en la Conspiración de “San Blas” y por el delito de sedición en contra de su majestad el rey de España, dictamos la presente sentencia:
". . precedidas sin la menor dilación las diligencias ordinarias conducentes a su alma, sea sacado de la cárcel arrastrado a la cola de una bestia de albarda, y conducido a la horca, publicándose por voz de pregonero su delito: que muerto naturalmente en ella por mano del verdugo, le sea cortada la cabeza, y descuartizado su cuerpo; que la cabeza se lleve a una jaula de fierro al Puerto de La Guaira, y se ponga en el extremo alto de una viga de 30 pies que se fijara en el suelo a la entrada de aquel pueblo por la Puerta de Caracas; que se ponga en otro igual palo uno de sus cuartos en la entrada en la entrada del pueblo de Macuto en donde oculto a otros gravísimos reos de Estado, a quienes saco de la cárcel de La Guaira y proporciono la fuga; otro en la Vigía de Chacón, en donde tuvo ocultos los citados reos de Estado; otro en el sitio llamado Quita-Calzón, río arriba de La Guaira, en donde recibió el juramento de rebelión contra el Rey; y otro en la Cumbre donde proyectaba reunir las gentes que se proponía mandar.”
De inmediato se procedió a la firma de las actas y a ordenar todo lo conducente para la ejecución del reo.
Las discusiones de la Real Audiencia, bajo la dirección de Guevara Vasconcelos, un criminal nato y con una conciencia de verdugo, eran impulsadas hacia una cruel venganza desproporcionada, que nada tenía que ver con el delito cometido, pues existían razones para ser clementes o a lo sumo, remitir el reo a una condena de por vida.
La verdad es que este agavillamiento, producto de la soberbia de los peninsulares invasores y sobre todo por el miedo a un posible levantamiento en contra de la Corona, fue el riel que guió esta terrible sentencia, la cual quedará como una vergüenza en contra de España, hasta el fin de los siglos.
El Capitán General Guevara y Vasconcelos, era un hombre cruel y presumía de ser “hombre de mundo” le gustaban mucho los lujos y grandes placeres, para lo cual se relacionaba muy bien con la clase mantuana a quien halagaba con fiestas e invitaciones a partidas de juegos de azar.
Era muy desconfiado y estaba siempre pendiente de ataques y conspiraciones por doquier. Tuvo que enfrentar la invasión de Francisco de Miranda y recibió al sabio Alejandro de Humboldt en Caracas.
Guevara Vasconcelos falleció en 1807 y fue sucedido por Juan de Casas, quien ocultó celosamente los sucesos napoleónicos de España, hasta 1809 y luego vino un personaje muy conocido Vicente de Emparan y Orbe hasta 1810, acusado de ser afrancesado.
EL CADALSO EN PRINCIPAL:
Un poco más abajo de la esquina de Principal, asiento de las milicias y enfrente de la oficina de la Capitanía General, que servía de sitio de reunión y mercado, se comenzó a erigir rápidamente un imponente cadalso.
Los viandantes pasaban frente a la obra y comentaban los pormenores del ajuste de cuentas que se le pretendía hacer a José María España, nadie sospechaba que la sentencia estuviera acompañada de torturas y saña infernal contra el acusado, quien por cierto nunca derramó la sangre de nadie.
El verdugo oficial de la Real Audiencia, Agustín Blanco, dirigía a los carpinteros constructores del patíbulo y un enviado le entregó copia de la nefasta sentencia.
-Madre santísima! ¿Pero que hizo este hombre? Ahorcarlo no es problema, pero descuartizarlo es otra cosa!..A los muertos se les respeta!, aunque sean criminales…joder!
Corría la lluviosa mañana del 11 de mayo de 1799 y el Guaraira Repano, lucía su blancura de nubes.
La gente empezó a arremolinarse alrededor del patíbulo, pues un heraldo con trompetas y redobles de tambores había anunciado la ejecución de un reo.
Ya Agustín Blanco, estaba parado en la plataforma al lado de la cuerda fatal, sobre la trampa de ahorcamiento y su cara solemne reflejaba cierta aflicción…
A decir verdad, los Amos del Valle, quienes movían gentes e intereses, no les iba, ni venía aquella ejecución y muchos comentaban el atrevimiento de este personaje guaireño, de tratar de salir del rey, sin tomarlos en cuenta a ellos, que eran el alma del territorio. No faltaba más!.
Es por ello que los “Mantuanos” y “Grandes Cacaos”, a pesar que José María España podría ser uno de ellos, no asumieron nunca su defensa y prefirieron callar ante la monstruosidad de esta sentencia.
¿AJUSTICIAMIENTO O TORTURA?. UNA VERGÜENZA!:
El público de la Plaza Mayor, fue sorprendido al divisar el arrastrado reo y las terribles condiciones de su tortura, al ser llevado de esa manera al cadalso.
Otro aguacero de murmuraciones, asoló la plaza y sus alrededores. El verdugo Blanco, se inquietaba un poco.
Desde el balcón de su despacho en Principal Guevara Vasconcelos miraba de lejos el escenario.
José María fue llevado a la plataforma, su cara sangraba por los rasguños del arrastre y portaba firme las ataduras de manos a la espalda y pies.
Ya para ese momento habían llegado las formaciones de los niños y maestros de las escuelas situadas en el centro de la Capital, todo preparado para causar terror en las futuras generaciones, las campanas de la catedral tocaban a muerto.
El padre Tinedo quien había conocido a José María en La Guaira, lo acompañaba y de repente intervino abrazando al reo y provocando una nerviosa reacción de los oficiales que lo arrastraban.
-Hijo mío, hoy te enfrentas a la muerte y veo algo de orgullo y altivez en tu semblante, es hora de arrepentirte por tus graves pecados, para que puedas presentarte ante tu Creador…
-Padre, agradezco su buena voluntad y en verdad mi único pecado ha sido querer la libertad de mi oprimido pueblo, muero en mano de los crueles opresores y mi frente seguirá en alto hasta el final!... Dios arquitecto del Universo, ama la libertad y yo creo en él!.
El padre Tinedo quedó petrificado y conmovido.
El verdugo, se acercó al condenado y le preguntó si quería decir algo, antes de morir.
José María lo miro con aire indiferente y de inmediato expresó:
-Muero por la libertad de mi patria!. No pasará mucho tiempo, sin que mis cenizas sean honradas!.
SIN CAPUCHA Y CON CARA AL DOLIDO PUEBLO:
El verdugo trató de ponerle una capucha, pero José María lo rechazó y Agustín Blanco en un gesto de respeto, lo dejó tranquilo, mientras sin resistencia anudaba el grueso mecate en el cuello de su víctima.
Blanco dio un paso atrás y la trampilla se abrió a los pies de José María causándole una rápida muerte.
La multitud estaba silenciosa alrededor del triste espectáculo. En otras oportunidades, a lo mejor hubo gritos y hasta chistes por una ejecución ocasional de algún criminal, pero en esta ocasión, la gente guardó una extraña compostura y en algunos casos se asomaban lágrimas de sentimiento. El ajusticiamiento no seguía las pautas tradicionales de estos casos.
Luego vino otra vergüenza, el verdugo, ayudado por un carnicero, comenzó la tarea de decapitar a José María y luego a dividir su cuerpo en 4 cuartos, como si fuera una res o un animal de caza!.
La sangre a borbotones manchaba madera y paredes aledañas, en aquella dantesca carnicería.
Esta sangría tampoco fue bien recibida por el público y hasta hubo censuras directas por este cruel proceder y falta de respeto contra un difunto.
La ciudad adquiría un humor, no propicio para festejos y Guevara Vasconcelos, tampoco lucía muy satisfecho.
LA INFAUSTA NOTICIA:
En cuanto a Josefa Joaquina, recluida en una pequeña celda de la prisión La Misericordia, fue llamada a su reja y una celadora del recinto, le dijo sin mucha ceremonia la noticia.
-Señora, se me ha ordenado comunicaros que su marido el reo José María España fue ajusticiado en la Plaza Mayor de Caracas y a su cuerpo le fue negada cristiana sepultura.
Josefa Joaquina, se le quedó mirando con una mirada serena y firme. La celadora bajó los ojos, ante esta actitud digna.
Luego se retiró al fondo de su calabozo y lentamente derramó amargas lágrimas por el hombre más gentil, hermoso y valiente que hubiera conocido en esta tierra.
Ya había sido condenada a ocho años de prisión en aquella pocilga, en donde se empeñó en ayudar a las “nuevas” mujeres que caían presas, todas ellas mulatas, pardas, negras y pobres. La mayoría por prostitución o robos.
JOSEFA JOAQUINA, LA BORDADORA DE CONCIENCIAS:
Josefa Joaquina les hablaba sobre la libertad y las atrocidades de los peninsulares, además de tratar de enseñarles a escribir y leer.
La directora del penal y las celadoras, llegaron a considerarla como una auxiliar que derramaba amor y consuelo hacia aquellas desgraciadas, doblemente aplastadas por la sociedad colonial, primero por ser mujeres y luego por crímenes cuya causa a veces era la misma supervivencia en medio de la desesperación y el caos.
Ocho largos años de privaciones, hambre y maltratos, por el hecho de querer ser libre y traer felicidad a todo un pueblo.
En las horas de instrucción, bajo la discreta vigilancia de las carceleras, se desarrollaban las sesiones de alfabetización, un lujo extremo para aquellas presas desgraciadas.
-Señora ¿Y pa´que quiero yo leer y escribir? Eso no me ha ayudado a comer nunca y mire a donde vine a parar por ladrona.
-Hija, leer es un milagro de Dios!, existe un mundo escondido en los libros, por ejemplo en la sagrada Biblia, la palabra del altísimo, en donde podemos aprender como es el curso de la vida…
-Bueno misia, que se va a ser!.De todos modos aquí no tenemos pa´donde cogé!..cuas! cuas!.....
-Además muchachas, quiero hablarles de otro mundo, no de este en que por desgracia vivimos, un mundo en donde todos seamos iguales ante la Ley, ciudadanos de una república libre y soberna, donde los extranjeros españoles, no nos manden!
-Jesús doña!, que pueden oírla las celadoras y ya sabemos porque su merced está aquí encerrada por 8 años!...Mejor sigamos con los de la escribidera!...
A veces tenía comunicación con sus dos hijos, María Rufina y otros familiares en La Guaira.
EXPATRIADOS A CUMANA:
Corría el año de 1808 y sus hijos fueron traídos desde el Litoral, junto a su criada, para liberarla de la prisión y cumplir el mandato judicial de ser deportada a la ciudad de Cumaná, en donde debía permanecer obligatoriamente.
Debemos recordar que las sentencias dictadas en contra de su esposo y de ella misma estipulaba la “confiscación de todos los bienes”, asunto que sin dilación se llevó a cabo en las propiedades de Naiguatá, Macuto y La Guaira.
Nadie le preguntó cómo irse a tan extraña ciudad y sobre todo como haría para sobrevivir sin medio alguno en el oriente de Venezuela.
En unas mulas que donaron sus amigos guaireños, Josefa, sus dos hijos y María, se encaminaron vía Cumaná.
Curiosa vía esta al oriente de Venezuela, transitada en retirada por multitudes y personajes, todos huyendo de la tiranía, desde los derrotados Mariches de la perdida batalla de Marcapana y los angustiados emigrados por la llegada de José Tomás Boves a Caracas, en esa oportunidad liderados por El Libertador y en donde iba la niña María Luisa Cáceres.
Dos heroínas de la Patría en huída por el mismo camino.
-Vamos hijos, ya Dios proveerá!. Vámonos de esta tierra que vio morir a su gentil padre. Que el Señor los perdone!, al derramar la sangre de este justo. Vámonos!
El viaje duro muchos días y con algunas donaciones, pudo establecerse en un pequeño rancho en Cumaná.
Para sostenerse ella se dedicó a labores de costura y bordado, después de todo ella era una insigne bordadora.
Sus hijos, todavía pequeños ayudaban en las tareas de la casa y la manutención de un sembradío familiar.
Sus escasos contactos con La Guaira, le informaban que había mucho movimiento en todas partes y la causa de la libertad se aproximaba a un buen desenlace.
En las cálidas tardes de Cumaná, cuando las olas mansamente besaban la orilla, casi siempre se producía un inmenso incendio en el horizonte rojo y Josefa, recordaba a el dulce amor de su vida, ya ido para siempre con tanta violencia, recordaba su Macuto, su Naiguatá y La Guaira, la terrible prisión de La Misericordia y ya no lloraba, sino que esperaba, esperanzadoramente sobre esos nuevos aires de libertad que traía la tarde cumanesa moribunda.
EL rojo VOLCAN DE LA LIBERTAD HUMEABA!:
Para 1807, El Libertador, ya maduro y encaminado hacia la liberación de la patria estaba en Caracas, en donde se discutía sobre la fracasada invasión de Francisco de Miranda.
Los mantuanos que habían acumulado poder y dinero, se aprestaban a declararse independientes, es así como a principios del año 1810, se inicia una nueva conspiración en donde se realizaban frecuentes reuniones en la “Cuadra Bolívar “, la casa de “descanso” de la familia, que quedaba en la orilla sur de la ciudad Capital, en la casa de José Félix Ribas con asistencia de los Tovar, Salias, Montilla y Toro.
Al descubrirse el intento, Bolívar fue confinado a sus posesiones de los valles de Aragua.
Así nos encuentra la alborada del 19 de abril de 1810 y las gestiones de una comisión diplomática presidida por Bolívar, a Londres, quien contraviniendo órdenes expresas de la nueva “Junta” de gobierno, hace contactos con Francisco de Miranda y secretamente pactan su regreso a la patria.
LA JUNTA INICIA EL CAMINO A LA JUSTICIA:
La Junta envía un emisario a Cumaná y le ofrece a Josefa Joaquina un reconocimiento por su heroica actuación al lado de su martirizado esposo. Una pensión modesta trataba de mitigar su inmensa pobreza.
El emisario no le costó mucho trabajo localizar la pobre morada de los España, frente al mar y cabalgando en su caballo moro, se presentó una mañana en el pórtico:
-Señora!, me ha sido encomendado por el Gobierno de la Patria, representado en la Junta, que os haga entrega de unos documentos, que dejo en manos de su merced...
Se trataba de una invitación del nuevo gobierno a volver Caracas, en donde se le otorgaba una modesta ayuda para su manutención y gastos del viaje a la Capital y en donde se reconocía a su esposo como mártir de la patria y a ella como insigne patriota por la causa de la Libertad.
El corazón de Josefa Joaquina, dio un brinco de júbilo y su cara adquirió el brillo de los tiempos del Movimiento en La Guaira.
El 19 de abril de 1811, ya estaba en Caracas y fue invitada a estar presente en la celebración del primer año del 19 de abril de 1810, el día en que se nos ocurrió ser libres de todo dominio.
EL TRICOLOR ES IZADO POR PRIMERA VEZ EN LA PATRIA:
El 14 de julio de 1811 se efectúa en la Plaza Mayor un acto de honor a la memoria de José María España, presidido por el Generalísimo Francisco de Miranda. Hacían ya 9 días que se había instalado el primer Congreso Constituyente de la República de Venezuela y tal vez de toda Abya Yala.
Este Primer Congreso reconoce el derecho al voto de los ciudadanos, aunque con algunas limitaciones para las mujeres y los que no tuvieran propiedades de menos de 2 mil pesos.
Los diputados fueron electos mediante un curioso reglamento con una elección en dos grados, todo encaminado a asegurar la supremacía de los terratenientes mantuanos que detectaban el poder social y económico.
El 19 de abril de 1810 fue un asunto manejado por el Consejo Municipal de Caracas o como se le nombraba en ese tiempo “El Ayuntamiento de Caracas” y ahora tomaba cuerpo un Congreso Constituyente, quien debía nombrar una Junta de Gobierno, ministros y ministerios, además de producir una declaración o acta de Independencia.
Las provincias que iniciaron la nueva república llamada oficialmente “Confederación Americana de Venezuela”, fueron Caracas, Cumaná, Barcelona, Margarita, Barinas, Mérida y Trujillo.
Caracas había sufrido igualmente muchos deslaves del Guaraira Repano y el terremoto de San Bernabé el 11 de junio de 1641, anunciado por un “loco” indigente en sus calles, que se lamentaba que “la cosa será el día de San Bernabé” y llamaba a arrepentirse de los pecados.
Luego vino el desastroso terremoto de 1812, en donde perecieron unas 10 mil personas.
Esa historia torcida que pone a Diego de Losada a fundar el poblado, quien había sido requeté fundado por Francisco Fajardo en su hato de “San Francisco” y por el empeño de Juan Rodríguez Suarez, todo culpa del historiador Oviedo Baños que consiguió inmortalizar a Losada, en vez de llamarlo “refundador”.
Cuando Losada llegó en 1567, encontró las cenizas de las primeras fundaciones y su mérito fue que con una crueldad inaudita se propuso mantener los poblados, ante la feroz arremetida de los aborígenes al mando de Guaicaipuró, Tamanaco, Tiuna, Aramaipuro, Guaicamacuto y Urimare, quienes regaron con su sangre generosa todo el valle de Caracas.
Pero todos estos cataclismos podrían quedar pálidos ante lo que inminentemente estaba por venir, una catástrofe que acabaría con la vida de más de un millón de seres humanos, la conquista de la Libertad.
EL IMPONENTE GENERALISIMO:
En primera fila estaba la familia España, Josefa Joaquina y sus dos hijos Prudencio y José María, recientemente aceptados como cadetes de la milicia de Caracas luciendo sus nuevos y llamativos uniformes militares.
Un presidio lleno de flores de Galipán y engalanado con las banderas de Venezuela y del “Movimiento Gual, España y Sánchez” de La Guaira, nunca antes exhibidas, adornaban la tarima en el mismo sitio del cruel crimen en contra de José María España.
Una bandada de palomas en perfecta formación se deslizó sobre la Plaza Mayor y sus techos rojos.
El Generalísimo y diputado del pueblo, líder de “los descamisados” tomó la palabra, su noble cabeza coronada de blanco, lucía imponente en su uniforme negro con charreteras doradas:
-Hemos cumplido un año de la gesta de independencia del 19 de abril de 1810 y el augusto Congreso Constituyente, nos ha dado una nueva patria libre y soberana, hoy queremos expresar nuestro eterno agradecimiento a doña Josefa Joaquina Sánchez España, heroína de la patria y sus hijos, por el sacrificio de su heroico padre, quien fue vilmente asesinado en este mismo sitio y la horrible prisión sufrida por ella.
Seguidamente los cadetes España, marcialmente se presentaron frente al general y este les entregó la enseña tricolor, recientemente adoptada como la bandera de la patria en la mañana de este mismo día por el augusto Congreso Constituyente.
Prudencio y José, se dirigieron al asta y al son del “Gloria al Bravo Pueblo”, izaron al viento caraqueño el sagrado símbolo de la patria, en honor a la memoria de su padre. Era la primera vez que el tricolor flameaba en el aire de la patria.
Lágrimas abundantes corrían por el todavía bello y altivo rostro de Josefa Joaquina.
El acta de Independencia en uno de sus párrafos dice:
“Sordos siempre a los gritos de nuestra justicia, han procurado los gobiernos de España desacreditar todos nuestros esfuerzos, declarando criminales y sellando con la infamia, el CADALSO, y la confiscación todas las TENTATIVAS, que en diversas épocas han hecho algunos americanos, para la felicidad de su país…”
Josefa Joaquina e hijos volvieron a La Guaira y vivieron los azarosos días de la terrible disolución de la Primera República. Sus propiedades les fueron restituidas.
La rebeldía de las provincias de Coro, Zulia y Guayana, así como el levantamiento de los “Isleños” en Caracas, fueron hechos dolorosos que marcaron esos días.
Josefa Joaquina viajaba constantemente entre Naiguatá, la Guaira y Caracas, siempre activista por la causa de la libertad y furiosa patriota a todo dar.
EL OCASO DE LA DAMA DE LA LIBERTAD:
Sin embargo ya a los 46 años, edad considerada mayor para esos tiempos, su salud se fue deteriorando paulatinamente, debido a los grandes sufrimientos y privaciones padecidas en el cautiverio y las enormes penas que pesaban sobre su corazón.
Ya muy enferma en la ciudad de Caracas, la incipiente medicina de la época, hacía esfuerzos vanos por devolverle la salud.
En estos tiempos, los cirujanos eran barberos y no se atrevían a abrir el cuerpo humano, ni en el tórax, ni en el abdomen, so pena de matar al paciente.
Los “efluvios y miasmas”, sustituían a los microbios y virus, la tuberculosis, viruela y el “cólico miserere” (Apendicitis) eran el pasaje más rápido al más allá.
El sangramiento, las pócimas y edemas, eran los tratamientos y cualquier enfermedad leve, se volvía terminal por los tratamientos . La gente casi nunca alcanzaba los 50 años.
A principios de diciembre de 1811, entregó su alma al Creador en compañía de sus hijos y amigos.
Hubo luto y tristeza en Caracas y La Guaira, por la pérdida de esta insigne mujer, alma de la liberación nacional y firme constructora del primer y más importante Movimiento para separarnos del oprobio español en toda América.
No tuvo tiempo de sufrir una angustia más al precipitarse la pérdida de la Primera República y sus ojos no verían el camino de la gloria en la Campaña Admirable, los lutos y miserias del terrible año de 1814 y al fin la hermosa mañana de Carabobo.
Su alma inmortal fue en busca de su amado, quien la esperaba en el Empíreo, a la diestra de Dios Padre.
EL BRAVO PUEBLO GUAIREÑO:
Como pueblo hemos tenido grandes penas, producidas por la naturaleza o la guerra, hemos sido escenario de grandes acontecimientos y nuestra historia luminosa no tiene nada que envidiarle a la de los grandes pueblos de la historia, nuestro sufrimiento ha templado nuestra alma local, para como diría El Libertador, “probar en nosotros lo que en otros pueblos sería la obra de los siglos”
Pero no nos confundamos los guaireños siempre hemos sido un Pueblo alegre, trabajador y aguerrido...Somos un Pueblo emprendedor, ideoso y con un gran humor!..Somos propensos a la justicia social y lideramos serenos nuestro camino al Socialismo, para protegernos de nuevo de los modernos piratas capitalistas...
FIN
INDICE
PREFACIO
2
LA GUAIRA COLONIAL
6
LA GUAIRA, FUNDADA A CONTROL REMOTO
7
LA GUAIRA, CRECE
9
ALLI VIENEN LOS VASCOS
9
LA CASA DE LOS VASCOS EN LA GUAIRA
10
EL INFAME TRAFICO DE ESCLAVOS
11
PIRATAS, PIRATAS
15
SORPRESAS, SORPRESAS TE DA LA VIDA
18
NACE JOSEFA JOAQUINA
22
NACE JOSE MARÍA
24
GRAN MATRIMONIO EN NAIGUATÁ
26
EL GRAN DESLAVE
28
LA COSNPIRACION DE SAN BLAS, SE MUDA A LA GUIRA
31
JOSEFA JOAQUINA, LA BORDADORA
38
LA NOCHE DE SOLTAR LOS PRESOS
42
MOVIMIENTO QUE NO ESTALLA, MONDA
46
LA TERRIBLE DEBILIDAD DE LOS TRAIDORES
49
JOSEFA JOAQUINA, FIRME PILAR
52
VOLVER A LA PATRIA
53
UN NUEVO CAPITAN GENERAL, MAL CAMBIO
56
UN MALA CONDUCTA
58
JOSEFA JOAQUINA, PREÑADA Y SIN ESPOSO
60
CAE EL LIDER PERO NO MATAN LA ESPERANZA
62
LA REAL UDIENCIA, LA REAL CRUEL, LA REAL MIEDOZA
64
EL CADALSO EN PRINCIPAL
69
¿AJUSTICIAMIENTO O TORTURA?. UNA VERGÜENZA!
71
INDICE:…
SIN CAPUCHA Y CON CARA AL DOLIDO PUEBLO
72
LA INFAUSTA NOTICIA
74
JOSEFA JOAQUINA SANCHEZ, LA BORDADORA DE CONCIENCIAS
75
EXPATRIADOS A CUMANA
76
EL ROJO VOLCAN DE LA LIBERTAD, HUMEABA
78
LA JUNTA INICIA EL CAMINO A LA JUSTICIA
79
EL TRICOLOR IZADO POR PRIMERA VEZ EN LA PATRIA
81
EL IMPONENTE GENERALISIMO
83
EL OCASO DE LA DAMA DE LA LIBERTAD
85
EL BRAVO PUEBLO GUAIREÑO
87
FIN