La comunidad agroecológica nacional e internacional celebra la decisión del alto gobierno venezolano, el pasado mes de agosto en crear las zonas especiales de desarrollo agroecologico, otro hecho inusitado en un gobierno revolucionario.
En el nuevo orden territorial, que se debate en la Venezuela de cambios y en la avanzada de crear estas zonas especiales debiese incluirse una revisión exhaustiva del uso del recurso suelo y agua. Pudiendo contar con una primera aproximación definida en el Programa Patria 2013-2019 donde de esas 43.989.360 hectáreas se califican los suelos de producción vegetal (3,98%); para producción vegetal y siembra de pastos (13,9%); para pastizales y forestales (29,7%).
En todas esas hectáreas de nuestro territorio nacional se concentra una inmensa agrobiodiversidad, la cual es necesario conocerla, darle el valor que se merece y potenciarla para la confección del nuevo ordenamiento del territorio que se propone elaborar y avanzar en la producción de alimentos.
Como reza en el articulo No. 128 de nuestra constitución “El Estado desarrollará una política de ordenación del territorio atendiendo a las realidades ecológicas, geográficas, poblacionales, sociales, culturales ... de acuerdo a las premisas del desarrollo sustentable que incluya la información, consulta y participación ciudadana”
Tenemos el mandato constitucional de conocer las bondades agroecológicas que nos permiten sostener en nuestro territorio 463 especies alimenticias. Especies que a pesar de cultivarse relativamente en diferentes tipos de suelos y condiciones agroecológicas, nos sorprenden que muchas de ellas se produzcan simultáneamente en diferentes socioboregiones y estados del territorio nacional. Por ejemplo el maíz se produce en 20 estados; la yuca en 21; musaseas en 22; auyama y caraota en 24; frutales en 22 entre otras. (Ver Censo Agrícola 2008)
Esta inmensa agrobiodiversidad agroalimentaria, corresponde a un manejo y gestión de los procesos productivos, estableciéndose prácticas culturales de asociación de cultivos, policultivos o cultivos mixtos, los cuales encierran un alto valor científico técnico. Propuesta escasamente estudiada en la ciencia agrícola venezolana y que ahora se hace imperativo estudiar e investigar para avanzar en una real política pública de soberanía alimentaria. Tengamos presente que de estas 463 especies alimenticias; 242 son nativas y 221 introducidas de origen indeterminado. Cifras que evidencian la expresa vocación de producción agroecológica de alimentos que se manifiesta en el territorio nacional venezolano.
Luce coherente avanzar en la necesidad de definir las zonas especiales de desarrollo agroecológico, valorando el nuevo uso y el estado actual de los suelos y llegar a elaborar un mapa de zonificación agroecológicas en las áreas geográficas específicas que se seleccionen. En tal sentido y haciendo uso de la extraordinaria herramienta que tenemos como lo es el Satélite Miranda; proponemos para la creación de las zonas especiales de desarrollo agroecológico e iniciar la confección de políticas públicas a partir de los siguientes grandes objetivos y acciones:
Objetivos:
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Realizar un diagnóstico de la situación actual de las zonas agrícolas del país.
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Proponer planes de zonificación agroecológica para el país.
Acciones:
Para el logro del objetivo 1
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Hacer un inventario de los componentes naturales y culturales de las zonas agrícolas por medio de la fotointerpretacion de imágenes satélitales (Satélite Miranda), recopilación y medición de datos: climáticos, de suelos, cultivos, arvenses, cría de animales, poblaciones de insectos, costumbres de las comunidades, uso de agrotecnologías, fuentes de agua, amenazas de eventos naturales (sequías, inundaciones, plagas, sismos, …)
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Zonificar las zonas de cultivos actuales y de crías de animales a través de la descripción y relaciones entre los componentes naturales y culturales por medio del uso de sistemas de información geográfica, uso de matrices, estudio de indicadores con análisis multicriterio.
Para el logro del objetivo 2.
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Reordenar la zonificación anterior a través de un sistema de proyectos agroecológicos adaptados a las potencialidades ecológicas de las zonas estudiadas y la transformación de los suelos deteriorados con el uso de ecotecnologías.
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Estimular la organización familiar y comunal que permita llevar a cabo una buena gestión de la actividad agroecológica, especialmente en la capacidad de resolución alternativa de conflictos sociales, la creación de redes agroecológicas, manejo e invención de ecotecnologías.
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Urge redimensionar las propuestas, programas y proyectos de investigación priorizando y potenciando las condiciones agroecológicas que se manifiestan en las 24 unidades territoriales científicas, tecnológicas y de innovación que se encuentran en el país. Estas deben abocarse a los objetivos estratégicos agroalimentarios del Plan Patria y la pertinencia agroecológica de los mismos en sus regiones específicas.
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Lo anterior se debe articular con la implementación colectiva de los objetivos específicos, acciones generales y generales de la Estrategia Nacional para la conservación de la Diversidad Biológica 2010-2020 y su Plan de Acción Nacional.
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Proponer una mayor coordinación entre las instituciones públicas vinculadas con el fomento de la agroecología a fin de incentivar los insumos y activar el mayor número de créditos agroecológicos para las comunidades.
Resultados Preliminares esperados:
El elaborar programas y proyectos de teledetección para la demarcación y diferenciación de los espacios de agrobiodiversidad a diferentes escalas haciendo uso de las bondades que el Satélite Miranda, nos proporciona:
Diferenciar y demarcar el nuevo orden territorial a partir de la inmensa agrobiodiversidad que poseemos.
Clasificar agroecologicamente los cultivos, entendiéndose el nuevo uso del suelo. Ello nos conduce a considerar las básicas interrelaciones bioticas entre el agua, la agrobiodiversidad, los suelos, la atmosfera, lo cual estamos seguros mejorara la evaluación de los rendimientos y la productividad de los cultivos.
Conocer con mas exactitud las distintas afecciones de nuestros suelos agrícolas (a nivel nacional aproximadamente el 30% de los suelos están deteriorados por las actividades agrícolas). El satélite miranda nos permitirá precisar los parchos o nichos de agrobiodiversidad, que aisladamente se detectan en las grandes extensiones de la superficie de tierra afectada. Valioso conocimiento para interpretar el comportamiento de las variables bióticas que se describen el sistema suelo-planta; su tasa de cobertura de suelo por la vegetación y el índice foliar de la planta.
Frente al stress del agua que se vive en las diferentes zonas del país para la producción agrícola, el satélite miranda nos permitirá entender: las predicciones en necesidades de riego; el buen suministro de insumos biológicos; el control de plagas y enfermedades y la producción de biomasa. Todas estas y otras consideraciones bióticas, acopladas, inducirán al mejoramiento agro-ambiental en lo que se refiere al manejo de los recursos naturales reduciendo y eliminando los agrotóxicos lo que inducirá en un ahorro sustancial a los productores e incremento en los rendimientos de los cultivos.
Lo anteriormente y otros indicadores que se tienen programado precisar nos permitirían valorar nuevas clasificaciones de uso del suelo, a partir de los factores limitantes y del uso potencial agroecológico de los mismos.
Algunas reflexiones finales:
Como lo hemos citado en otras entregas, las múltiples ventajas que nos proporciona las informaciones a recibir por el satélite miranda, nos brindará, la real posibilidad a nivel de institucional de articular mas eficientemente las distintas acciones que se han de concertar para avanzar en las políticas de soberanía alimentaria. Todas y cada una de ellas se hacen cada vez mas exigente saberlas programar y planificar.
En especial por la carestía de recursos naturales que estaremos afrontando y donde la producción nacional de alimentos se hace aún mas vulnerable, frente a la guerra económica que libramos por la defensa del proceso revolucionario.