La primera vez que vi a la oposición no tenía síntomas de enfermedad. Quizás los disimulaba con la euforia del momento. Era Viernes, 12 de Abril del año 2002. Celebraba radiante la caída de Hugo Chávez y el regreso de la "democracia" a Venezuela.
Señales del trastorno no tardaron en hacerse visibles. Por fin alguien que habla como presidente, dijo de Pedro Carmona, delatando su pueril visión política. Del regreso de Chávez al poder me explicó con tristeza que a Pedro lo habían engañado. Había leído un decreto que él ni siquiera había escrito.
Jamás hubiese pensado que considerara a uno de sus líderes un estúpido. Pero no le importaba. En su delirio me insistía que PC tenia buenas intenciones.
Luego la vi defendiendo su derecho a revocar al Presidente. Como lo establece la Constitución en el artículo 72, decía. "Todos los cargos y magistraturas de elección popular son revocables."
La oposición ya no atinaba sus razones de lucha. En una democracia el derecho colectivo va siempre por delante abriéndole paso al derecho del individuo. "* Un número no menor del veinte por ciento de los electores inscritos en la correspondiente circunscripción podrá solicitar la convocatoria de un referendo para revocar su mandato".
No es el derecho de un elector sino el derecho de por lo menos 20% de ellos.
Antes del referendo la vi llena de esperanza. Ungida de fe patriótica iba camino a misa. Por la paz, me dijo. Después del referendo la vi atiborrada de un resentimiento poco cristiano. Dios había respondido a sus plegarias. Ganó la paz. Ganó Chávez.
Aún sin apreciar tan enorme milagro de revalidación de la FE, la pobre oposición gritaba llena de frustración: ¡Fraude! ¡Fraude! ¡99% de posibilidad! Hasta que se calmo con el pasar del tiempo.
Después la vi en fotos de marchas en contra del gobierno y en otras de manifestaciones a favor de unos políticos presos. Articulaba a toda voz la falta de libertad de expresión. En las fotos siempre llevaba una sonrisa en el rostro que por lo feliz también contrariaba el desventurado mensaje en el letrero: ¡Chávez! ¡Asesino!
La fiebre sube en tiempos de elección. ¡350 ya! ¡350 ya!
¿Otra vez? El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos.
Desconocerá cualquier régimen, cualquier legislación o cualquier autoridad...
El pueblo fiel a su tradición republicana ha desconocido la autoridad de la oposición en diez elecciones consecutivas. Desconoció el golpe del 11 de Abril, la desobediencia legítima de Altamira y el llamado al paro cívico.
La oposición moribunda exige misericordia. ¡350 ya!
Que se espere hasta el 4 de Diciembre. Entonces fiel a nuestra tradición republicana, por la paz y la libertad, le daremos cristiana sepultura.
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