Los revolucionarios y las revolucionarias por decisión y por convicción estamos convencidos de que el trabajo parcelado es el enemigo Nº 1 de la Revolución, no puede considerarse un revolucionario o revolucionaria cargado de egocentrismo, figurismo, yoismo, sobre todo si se trata de servidores y servidoras públicas, esos son gérmenes incubados por los gobiernos de derecha. Observo con preocupación liderazgos enfocados desde la lógica antes señalada, observo que por las ansias de figurar se duplican funciones entre instituciones, funcionarios y funcionarias trabajando como islas, desincronizados, cuidando parcelas, cuidando puestos de trabajos, sin sentarse a analizar que mientras más articulados trabajamos con todas las instancias, ministerios, instituciones, mejor será el resultado hacia las comunidades y hacia la población en su conjunto, porque en definitiva todos estamos remando el barco hacia un mismo fin y hacia el mismo objetivo: La Revolución Socialista del Siglo XXI, legado de nuestro Comandante Chávez. Tenemos que integrar nuestra función a la función de las instituciones responsables de atender las problemáticas que le son propias.
Los y las verdaderas gerentes revolucionarias/os, no deben ser tecnócratas automatizados, deben ser líderes que empujen los objetivos de la revolución en una misma dirección, de allí las alianzas, la integración y el respeto por las instituciones que desde su ámbito de acción deben resolver los problemas que les son propios, bienvenidos entonces los que colaboraran para que las metas y los objetivos revolucionarios se cumplen, sobre todo en el marco de la resolución hacia los problemas comunitarios.
Los y las gerentes revolucionarias/os deben verse como directores de orquestas, llevan la batuta y cada miembro de la orquesta ejecutara su instrumento con armonía, con respeto, en secuencia interpretativa, sin problemas entre unos y otros por un bendito tema de protagonismo. Lo más triste del protagonismo que con preocupación observo, es que lamentablemente ha penetrado en el seno de muchos de nuestros Consejo Comunales, así lo expresan las propias comunidades: en esta comunidad no se logran los objetivos por el protagonismos de nuestros líderes comunitarios, se lanzan los unos a los otros y a la final los proyectos se caen. Camaradas, Los tiempos y la paciencia de las comunidades se agotan y lo peor es que dejan de creer, se enfrían y esta decepción lamentablemente se refleja cada vez que tenemos un evento electoral. ¿Será que hace falta que Dudamel nos de unas clases para saber las claves de cómo ser buenos y mejores líderes????....
Los servidores y servidoras públicas/os no podemos vernos como enemigos los unos a los otros, no somos rivales políticos, todos y todas somos hijos e hijas de la revolución, los servidores públicos debemos juntos empujar al mismo destino, las parcelas son enemigas de toda revolución, las decisiones aisladas retrasan nuestros objetivos y a la final los líderes yoístas, egocéntricos y figurines terminan siendo líderes negativos que con sus acciones retrasan las metas y son contrarios a los liderazgos que debe prevalecer en todo buen revolucionario/a como lo es el carisma, ese liderazgo al que todos y todas quieren seguir, por su pasión, su compromiso y su don de gente, que lamentablemente no se consigue en cada esquina. Los líderes carismáticos tienen la capacidad para generar el cambio que se requiere y se quiere en cada espacio que ocupen, llámense ministeriales, organizacionales o comunales, ello implica una visión de futuro para anticipar los cambios y las destrezas para planificar, gerenciar y evaluar las consecuencias de los cambios.
El Rol de cada líder revolucionario requiere de hombres y mujeres con una formación ideológica y política integral, visionaria, alejado de egocentrismo, egoísmo, individualismo, con competencias para ser agentes de cambios y con amplia sensibilidad humana. Por otro lado debemos considerar como grandes debilidades de todo líder socialista, la deshonestidad, la anarquía, la poca integración cultural, el bajo cumplimiento de las políticas, el bajo compromiso y disciplina revolucionaria, el facilismo, el incumplimiento, la demagogia, la baja orientación al logro de los objetivos revolucionarios, el conformismo, alta orientación hacia el poder personalizado más que al poder que debe ir en beneficio de toda la comunidad, organización o institución.
La meta de todo buen revolucionario y revolucionara debe ser convertir en protagonista al pueblo, ello significa ser líderes en pro del cambio de todo un colectivo, ser líderes facilitadores de cada proceso de cambio y para ello tenemos el deber de articularnos entre cada Ministerio, Institución, Alcaldía o Gobernación, incluso entre compañeros y compañeras del propio trabajo lo líderes revolucionarios deben ser capaces de anticipar y actuar de manera proactiva, significa esto ser integradores en cada proceso funcional propuesto para el beneficio de las propias comunidades y ser además modelos y ejemplos a seguir por todos y todas, tanto dentro de la organización que lideramos como con las instituciones con quienes tenemos el deber de articularnos.
El Trabajo Comunitario:
Es altamente importante que cuando las instituciones aborden las comunidades se den la tarea de conocerlas, por experiencia propia les puedo decir que ninguna comunidad es igual a otra, cada una tiene su propia dinámica, su cultura propia y una historia que las marca, es importante conocer sus necesidades y las alternativas propuestas por ellas mismas para satisfacer sus necesidades y hablar su mismo lenguaje, muchas veces se utilizan conceptos tan técnicos que se hacen de difícil comprensión para el entorno. Pero no basta con cambiar nuestro lenguaje, hay que involucrarse y conocer todas las áreas diagnosticadas como problemas y demostrarles a las comunidades que como un solo gobierno estamos en capacidad de atenderlas.
Las comunidades organizadas deben ser promotoras de su propio cambio, hoy por hoy tenemos como valor agregado a comunidades altamente motivadas, comprometidas, participativas y asumiendo con responsabilidad la atención de las problemáticas que le son propias, por esa razón el llamado a la unidad, a la integración, a la sincronización institucional.
El cambio no lo podemos lograr como instituciones o individuos aislados, tenemos y debemos saber involucrar a los demás, a las otras instituciones, a los diferentes entes ministeriales y sobre todo a las propias comunidades que merecen nuestra atención, ganarnos en primer término a las comunidades con mayor inclinación a la organización y la participación en pro de la atención de sus propias problemáticas, estás comunidades sin duda se harán más visibles en la población y servirán de modelo y estímulo para el cambio de otras comunidades. Conformemos dentro del proceso revolucionarios líderes con capacidad para ser agentes de cambios, creativos, generadores de ideas, visionarios, proactivos, con amplitud para ver solución en cada problema, modeladores de conductas, alejados del protagonismo, el individualismo y el egocentrismo conductas propias de adecos, copeyanos y cuarto republicanos.
Chávez te lo juro La derecha apátrida más nunca volverá!!!
Chávez Vive, Vive La Lucha y la Patria Siguen