El escenario de participación política en nuestro país esta en sus mejores momentos. La importancia de la ofensiva popular sembrada por el comandante Chávez ha orientado el camino. En este sentido, es oportuno señalar que el legado de mayor trascendencia del guerrero eterno es la promoción de la praxis política en las masas populares (y las en la no populares también). Esto es fundamental para un país que aspira a entrar en las alamedas del desarrollo y el avance protagónico de la integración continental. Esta alta participación no solo es percibida en los reiterados y progresivos eventos electorales, responde a una práctica consustanciada ya con la cotidianidad.
Estos niveles de participación aumentan la garantía del sistema democrático planteado en nuestra carta magna. Responden a un natural desenvolvimiento de un Estado que se avoca al soberano, a sus necesidades, al poder de su voz, y a la contundencia de sus mandatos. Gobernar obedeciendo, sentenciaba el comandante Chávez. Y es precisamente este acercamiento lo que permite en estos momentos ostentar una de las elecciones de mayor envergadura y alcance en la historia política venezolana. El compromiso social y las propuestas reales en materia de gestión representan un avance extraordinario en el plano del ejercicio político.
La brújula fundamental de los que aspiran a ser elegidos de parte del sector revolucionario esta sustentado en el Programa de la Patria (hoy sancionado ya como Plan de la Patria 2013-2019). En este sentido podemos afirmar sin temor a equivocarnos que el genio político del comandante supremo logró una claridad programática sin precedentes. Es la coherencia del pensar, el decir y el hacer de este estratega y estadista que fue el rector del presente proceso revolucionario venezolano. Esta ya organizado, esbozado, delineado un Estado y un escenario que incluye todos los beneficios de la mayor suma de felicidad social y la estabilidad política parafraseando al padre Libertador Simón Bolívar.
¿Cómo podemos propiciar en cada uno de nuestras trincheras el conocimiento y la aplicabilidad de Plan de la Patria?
¿Realmente hemos dedicado el tiempo y los esfuerzos necesarios para una total y completa aprehensión del Plan de la Patria?
Estas interrogantes constituyen el eje fundamental que deberíamos plantearnos todos aquellos que verdaderamente queremos proseguir el interés colectivo y nacional.
El fecundo programa de gestión que ha dejado como legado político Hugo Chávez genera una ventaja abismal entre los sectores que disputan en las arenas electorales los cargos. Por una parte el sector que se autodenomina opositor (que se opone a cualquier reivindicación o acción que vaya a favor de las mayorías es sus aspectos estructurales) que carece de una propuesta concreta y real en materia de gestión, con erráticas actuaciones en materia del convencimiento de los electores, con el desconocimiento de los grupos más numerosos en el país, y con una recurrente y trillada pantalla mediática que solo alude a una pseudo realidad nacional. No emborronaremos cuartillas en este sector gastado, pobre e ideológicamente huérfano de ideas. Nos interesa impulsar el desarrollo de las fuerzas transformadoras reales de la patria.
Por otra parte una fogueada y activa generación forjada al calor del proceso revolucionario, que han entendido la dimensión e impacto de la propuesta de Chávez en su programa de gobierno que ahora asume el presidente Maduro. No alejarse de los cinco objetivos históricos propuestos en este estratégico documento es la clave para el éxito de estas elecciones. Y decimos más: la supervivencia de la Revolución Bolivariana depende casi en su totalidad de la posibilidad de concretar este plan de desarrollo.
Propiciar la municipalización de un programa estratégico de gobierno es una acción absolutamente coherente con los intereses nacionales. Representa otra garantía para el acercamiento del poder (la praxis de él), a las mayorías que aún están asimilando la definición del Poder Popular. La contradicción del poder constituyente y el poder constituido. Esta contradicción en este contexto conlleva a la formación exhaustiva del soberano en los asuntos públicos, del ejercicio del poder y de la acción Estado-sociedad, para dar paso a la transferencia efectiva de competencias y del poder. En este sentido no debemos olvidar que es necesario constituir la nueva forma de ejercicio del Poder Comunal y Poder Popular. Derogar las prácticas aún resistentes del Estado liberal burgués en algunas escalas del poder nacional, estadal y municipal.
La actitud reaccionaria de algunos personeros que se oponen al Estado Comunal no puede estar justificada. No se pueden postergar los enunciados estratégicos rectores del Plan de la Patria en nuestras filas o incluso las del contario. Es fundamental identificar quienes no convalidan de manera real el pensamiento de Chávez, su legado político. De ser así gestionar el poder de la participación popular es el único mecanismo de cambio posible. Por eso en los procesos electorales en nuestro país lo emocional es lo que mueve. Y renunciar a este legado impresionante no creemos sea una estrategia acertada. De tal manera que el compromiso de esta dirigencia política es mayor. “Cuando el Camino llegó a Carabobo, Bolívar iba adelante y obligaba mucho”. Nosotros decimos hoy: “cuando el camino llegó a la patria, Chávez va adelante, y obliga mucho”.
No concebimos un Estado sin la participación popular. Distaría mucho de la definición que conseguimos en el preámbulo constitucional y en el Plan de la Patria. De allí que las mayorías deben apropiarse de este lineamiento estratégico como bandera y arma de lucha primordial. Conocer, profundizar, asimilar y aprehender para sí esta herramienta constituye la responsabilidad de cada patriota, de cada militante, de cada bolivariano. Este aprendizaje es el mejor camino para la realización y puesta en marcha del legado de Chávez, y no es para tomarlo a la ligera. No es cuestión de simples consignas. Es el compromiso de seguir el camino de la formación profunda del pensamiento político y estratégico del comandante. Es poner en práctica cada uno de los objetivos históricos en cualquiera que sea nuestra trinchera. Es defender palmo a palmo, hombro a hombro cada uno de estos objetivos. El líder da el ejemplo. Es por ello que los que ejercen por coyuntura histórica la responsabilidad de convertirse en los representantes del soberano tienen que ser una evocación y un referente moral. Son los primeros llamados a conocer y promover el Plan de la Patria. Deben arengar y multiplicar los mecanismos para que el pueblo apropiadamente entienda sus fines y propósitos. Tamaña responsabilidad de estos compañeros, pues Chávez señaló el camino en beneficio de todos. Y no hacerlo sería un acto declarado de traición al proyecto político bolivariano.
Desde las escuelas e instituciones educativas, las fábricas, los campos, los cuarteles, los institutos de administración pública, los consejos comunales y las comunas se debe propiciar el estudio y entendimiento del Plan de la Patria. Debe ser una obligación (primero moral y luego de acción) para masificar el conocimiento de estos lineamientos que regirán los destinos de la patria.
Proponemos la creación de una cátedra en escuelas, liceos y universidades de planificación estratégica, donde este plan sea desmenuzado para su entendimiento y comprensión. Es vital esta difusión para concretar los objetivos nacionales, y ahora los municipales en cada una de las instancias del Estado Bolivariano, y no hay mejor terreno fértil que el de las futuras generaciones que asumirán en poco tiempo las riendas de la revolución.
Complementar el ejercicio del Poder Popular con el conocimiento jurídico, estratégico, y práctico del Plan de la Patria. Sobre todo poner en el territorio (hacerlo real), allí en nuestro barrio, en nuestra calle, en nuestra urbanización. Objetivizarlo en el espacio, pues el socialismo no se decreta, se construye. Y esta propuesta es esencialmente eso: Socialismo Bolivariano. Como especialistas en el tema geográfico no podemos dejar de hacer la mención a lo palpable. Comuna o nada sentenciaba el Comandante presidente, y es la mejor manera de plasmar en territorio ese programa de gobierno.
La relación entre lo estratégico y lo táctico. Del pensamiento y la acción. De la teoría y la praxis. Esto es la piedra angular del accionar del comandante Chávez. Seamos Chávez pues, como dice la consigna nacida en esos momentos de dolor por la partida física de este ser humano extraordinario.