El año 2014 luce como un año de enormes expectativas para el pueblo venezolano, y esto, se asocia a la firmeza con la que debe andar la revolución bolivariana en la resolución y atención de grandes temas nacionales e internacionales.
Este año no es electoral, y como suele suceder en un ámbito de elecciones representativas, la revolución se contiene y se dilata, dada la sensibilidad en la opinión pública y que se puede traducir en pérdida, o ganancia de capital político para la revolución. Consolidado el piso político del Presidente Nicolás Maduro luego de las elecciones municipales, el escenario político se proyecta como favorable para que la dirigencia revolucionaria y del Gobierno asuman con consistencia: la lucha contra la guerra económica, la corrección de grandes desequilibrios económicos, la lucha contra la corrupción, la lucha contra la inseguridad, el mejoramiento de la gestión pública por medio del Gobierno de Calle, y la conformación de Las Comunas.
Son estas enormes y ambiciosas tareas a las que tenemos que acudir como revolucionarios y en las que necesariamente debemos avanzar a profundidad. Dan cuenta también de cómo hemos avanzado como país: hace poco más de una década, los grandes temas nacionales también lo eran el hambre, el desempleo y la exclusión. Flagelos como la corrupción y el parasitismo de la renta petrolera siguen vigentes, y son en si mismas las expresiones más claras de la persistencia del legado del capitalismo rentista petrolero. Ahora bien, sabiendo que estos males son estructurales, no debemos escatimar en luchar duro contra estos males este año, pues sobre esto recae en buena parte el destino político de Nicolás Maduro y el liderazgo que está construyendo, y por ende, el destino de la revolución bolivariana.
El Presidente Maduro, necesariamente debe conectarse siempre con el legado hecho teoría y praxis política que heredara el Comandante Chávez. Lo vemos así expresado en el Plan de la Patria, ahora Ley de la República. También debe erigirse sobre esa base “moral”, de asumir con fortaleza la lucha contra grandes males sociales, ahí radica buena parte de la figura de Maduro como conductor político; asumir estos grandes temas, inspira la unidad y cohesión revolucionaria, así como también, envía un mensaje a los sectores opositores que pese a un declarado rechazo al chavismo, sean sensibles a los principales flagelos económicos, políticos y sociales del país.
Como elemento fundamental para asumir los retos planteados, la revolución bolivariana, su dirigencia, deben asumir coherentemente la organización social, comunal, como médula fundamental para asumir la acción política durante este año. No están permitidas dilaciones, ni el muro de contención de lo electoral. Ya la agotada institucionalidad, debe abrirle paso al poder popular para que asuma más espacios y de manera más concreta, la conducción y participación en la resolución de las necesidades sentidas de la gente de manera concreta, pero también en la lucha contra estos grandes problemas acá señalados. Es tarea política urgente. La burocracia, simplemente no da más. Necesario es desarrollar los mecanismos para que el pueblo asuma su rol; solo el pueblo salva al pueblo.