La construcción de las Comunas en Venezuela ha tomado la consistencia de ser reconocida como una importante meta política en esta etapa de la revolución bolivariana. Pero está esto lejos de ser en realidad una meta política, es más bien, una meta de orden social.
La conformación de las Comunas como espacios geohumanos, con su propia dinámica sociopolítica y con su propia dinámica socioeconómica, es un reto de orden social, más que institucional. Mucho pueden hacer las instituciones del Estado para apuntalar la conformación de las Comunas, pero la verdadera labor ocurre aguas abajo, en las mismas comunidades, desde donde tienen que conformarse las estructuras de trabajo político, económico, social, cultural y ambiental, desde donde se construyen nuevas comunidades y nuevas formas de interactuar socialmente.
Quizá el reto de los dirigentes comunitarios, es superar la apatía de la gente en las comunidades, y más allá de eso, formar a las personas que colectivamente deben asumir la labor de darle vida a las Comunas, más allá del papel o de algún documento de registro del Ministerio rector en la materia. Es en los Consejos Comunales, en las Salas de Batalla Social, en la Comuna, donde cobra vida otra forma de hacer política, pero aun más allá, es en las Empresas de Propiedad Social Directa donde se conforma la nueva economía que da cuerpo a las Comunas. No hay cambio social si no hay un cambio en la economía, en la interacción material. Esto no pasa por la estatización de todos los medios de producción que hagan vida en el territorio de dicha Comuna, sino más bien, esto se basa en desarrollar nuevas empresas, nuevas formas de producir, de acuerdo al potencial material y nivel de organización en dicha Comuna.
La propiedad Social Directa de los modos de producción, sigue estando relegada al burocratismo y al ostracismo político, al no reconocerse su importancia según lo dispuesto en el Plan de la Patria, sigue siendo un factor de tercer orden, mientras que nuestra forma de hacer política sigue basándose en el inmediatismo o en el trabajo “espasmódico”, considerando, eso si, temas puntuales, necesarios de tratar con eficiencia, pero olvidando estos temas medulares para la urgente construcción del socialismo y llevar a nuestra sociedad al punto del no retorno.
En el marco del Consejo Federal de Gobierno, siguen siendo consignados mayoritariamente, proyectos de infraestructura comunal, siendo esas, necesidades reales detectadas. Pero siguen siendo considerados como “Cenicienta” aquellos proyectos socioproductivos. Incluso entre muchos proyectos consignados ante esta instancia, siguen con fuerza aquellos orientados al sector de servicios, donde el transporte es uno de los más comunes. No sabemos hasta que punto el burocratismo o la falta de visión política de los desisores haya relegado los proyectos socioproductivos ante esta instancia, o hasta que punto no hayan sido consignados proyectos con la debida viabilidad, en todo caso, esta es una realidad que vemos en todos los entes de fomento: la economía comunal sigue sin despegar. Es una realidad que vemos en el espacio económico nuestro, donde la propiedad privada aún prolifera y el capital pasa concentrándose de unos particulares a otros, mientras la propiedad publica se estanca y la propiedad social directa sigue sin adquirir su protagonismo necesario. Por ser considerada “Comunal”, “Bodeguera”, “De tiendita”, “Minuscula”, no se asume como necesaria y fundamental, no solo para poder darle vida a las Comunas, sino para darle parto al socialismo.
Nuestra dirigencia y nuestra instituciones deben partir de esta confesión de parte, de esta “Mea culpa”, para asumir con coherencia el fomento de la propiedad Social Directa; la economía de las verdaderas empresas socialistas, la economía comunal. Reconozcamos la urgencia de esto.
Profesor
Prof.nelsonsanchez@gmail.com