Sin la menor intención de negar el gran esfuerzo y voluntad que se está haciendo con el Plan Patria Segura en su la lucha contra la delincuencia , hay casos de violencia extrema que no pueden esperar resultados de este ensayo, porque la terrible realidad es que estamos a merced de asesinos natos, verdaderas lacras sociales, que sienten un profundo desprecio por la vida del ser humano , causando gravísimos daños, muchos de ellos, irreparables. Por eso me atrevo a asegurar que, cuando alguien ha llegado a este estado de descomposición, no existe método humanista que lo corrija.
La violencia extrema ha tomado la calle: asesinatos, atracos a mano armada, robos, etc., mantiene en vilo a toda la sociedad venezolana . Hemos llegado a tal extremo, que se ha hecho cotidiano el decir: “Está vivo y es lo importante”. Se sabe que están operando bandas criminales armadas: el sicariato, paramilitares y demás asociaciones delincuenciales, a las cuales no se les agua el ojo y matan a mansalva. No soy la indicada ni tan osada, para decir cuál método se debe tomar para encarar casos como estos, pero me parece ingenuo pensar que estos monstruos pueden ser redimidos. Mis palabras no contienen odio, sólo dolor e impotencia.
Creo en mi país, en la honestidad y férrea voluntad de nuestro gobierno al promover el Movimiento por la Paz y la Vida , y en la nobleza de mi pueblo.
La lucha es de y por todos; y unidos, sin distingos, contribuiremos a frenar este mal que nos han sembrado con la intención de destruir nuestra revolución. No lo lograrán.