La decisión de suicidarse con la mayor sonoridad mediática de los otrora partidos del pueblo, de aquellas organizaciones políticas que juntaron sus ambiciones para destruir a Venezuela en beneficio de quienes asumieron su liderazgo y fundamentalmente del imperialismo yanqui a lo largo de casi cuarenta años, es una demostración palmaria del grave estado de deterioro moral en que cayeron y del que se hace evidente que jamás podrían recuperarse.
Su retiro del acto electoral del domingo ha sido, sin duda, la mejor opción o quizás la única que les quedaba ante tanta apatía y soledad en que se debatían y que apenas les permitía visualizar con ese evento una esmirriada ganancia de 25 curules parlamentarias de un total de 165, para tratar con ello de intentar engañar a la comunidad internacional haciéndole ver que ha sido un sacrificio que vale la pena asumirlo como única salida para salvar a Venezuela de la terrible e inaguantable dictadura en que la ha asumido el teniente coronel Hugo Chávez Frías. Con esta jugada, fraguada en Washington, si duda, intentan desestabilizar y provocar una nueva Carmonada, convencidos de que ahora sí saldrán con la suya.
CNN y sus similares venezolanas es eso lo le informan al mundo todo: “Los dos grandes partidos de la democracia venezolana no irán a las elecciones del venidero domingo para no cohonestar la conducta tramposa de un régimen que sólo lo sostiene la mentira y el castro comunismo”. Esto último lo agregamos nosotros, pero que no resulta nada difícil de advertirlo que se deja traslucir en el modo y manera como transmiten las noticias esos centros de poder mediático y que divulgan los analistas sesudos y “muy bien informados” politólogos y sabios de otras especialidades que entrevistan a diario en sus programas especiales.
De nuevo hace gala la oposición de su torpeza política. Las derrotas terribles que se ha buscado a lo largo de estos últimos siete años pareciera que no han sido suficientes para que entiendan de una buena vez que el engaño es el peor consejero si se quiere de verdad jugar a la democracia. El pueblo venezolano no es pendejo y menos aún pasivo ante la falacia y la felonía persistentes de una dirigencia que piensa que su discurso apuntalado en esas aberraciones y ampliamente divulgado por el poder de los medios que controlan a su antojo, es suficiente para hacerle una trastada al pueblo sin que éste lo advierta.
Ya verá de nuevo el sector opositor, el cual cada día ha perdido adeptos y muchos, a un pueblo unido dispuesto a hacer los sacrificios que fueren necesarios para poner a buen resguardo la institucionalidad de la democracia, tal y como lo hizo el 13 de abril del 2002, cuando intentó asaltar el poder e instaurar una dictadura con la dendición de los halcones del Pentágono.