¡Hola, Nicolás¡

Hola Nicolás!, como estás. Te escribo esta carta porque se me hace difícil hablarte, y a veces no me respondes los correos que te envío, seguro estás muy ocupado. Oye, aunque sabíamos de ti desde antes (las reuniones universitarias, la cosa viene ya, prepárense, etc. etc, etc,) nunca me imaginé verte investido con la banda presidencial. Fue una sorpresa, cargada de duda, pesar e incertidumbre. Las palabras de Chávez de esa noche resuenan en la cabeza de cada venezolano, tan certeras y claras como aquel por ahora famoso. Y tú Nicolás, ahí, inmutable, con tanto asombro como los humildes espectadores de la terrible cadena. Yo por mi parte dije, todo está dicho, solo un milagro retendrá la vida del presidente, es más, solo un milagro lo mantendrá al frente de sus funcione: Nicolás es el hombre.

Ya en el momento electoral, recuerdo pensar ¿y si gana?, por lo menos podré decir: yo entrevisté a un presidente. Claro, eran otros tiempos, la primera campaña para la presidencia de Chávez, en un canal que ya ni existe en Barquisimeto, pero a fin de cuentas, aunque en ese entonces formabas parte de su equipo de trabajo, hoy eres presidente.

Mira Nicolás, yo solo fui a una marcha de Chávez, la de su última campaña. Fui harto de tanta insistencia de mi esposa (que fue a todas). Ella me decía: es impresionante, es algo mágico energético, y bueno fui. Y a la otra marcha o concentración que he asistido fue para tu primera campaña en la avenida Corpahuaico de Barquisimeto. Recuerdo estar parado cerca de donde pasaba el camión, alzar los brazos y gritar: ¡Nicolaaaaassss! Agitando cabeza y brazos, que era la burla de la campaña contra el llamado majunche. Y así, asistí a lo que consideré una cita histórica, por lo que representaba tu candidatura.

En estos días, te escuche una de las frases más preclaras y de mayor contenido de los últimos tiempos, palabras más palabras menos dijiste: se la responsabilidad histórica que tengo, si por algo quiero ser recordado es por haber pacificado el país. Que fuerte es esa frase y que valor le carga a todo tu discurso. Y sí, tienes razón, esa es la tarea por acometer y plantea varias interrogantes: ¿cómo encontrarnos sin claudicar?¿Cómo ceder sin cambiar el rumbo?¿Cómo garantizar un sueño sin despertar al otro? En resumidas cuentas (y aunque a Leopoldo Puchi no le guste) ¿Cómo amanso esta fiera?

Y, desde la mirada comunicacional, el asunto es complejo porque estamos hablando de valores, o más bien de antivalores. Haces lo correcto, resignificas el valor de la negociación y del diálogo. Resignificas el sentido de la protesta y aclaras, sin dudas, puntos álgidos para la discusión.

Pero, ¿cómo avanzar en un diálogo con una dirigencia irresponsable?¿Cómo expresar una idea ante un conglomerado humano, que, además de comer más de tres veces al día, viajan al menos una vez al año (a Miami claro, epicentro de la cultura mundial), cambian de carro constantemente y les cuelga de la cintura 40 mil bolívares en el último celular. ¿Qué estamos defendiendo?

¿Qué será más difícil? Hacer cambiar a una dirigencia incapaz e irresponsable o a una buena parte de la población cargada de odio y dispuesta a irrespetar el derecho del otro y el sentido común por un antivalor de clase. Desde mi punto de vista, no está fácil.

Sigo esperando la revolución cultural, aquella que desnude sin miedos el proceder del venezolano, que nos enfrente con nuestros demonios y nos aparte de la complicidad con la miseria. Aquella que nos hace, raspar tarjetas, vender cupos, comprar con sobreprecios, justificar la usura y en general, cualquier negociación fraudulenta, porque: ¡que más vamos a hacer¡ Aquella que nos muestre cometiendo infracciones, irrespetando señales, promoviendo y aceptando sobornos. Porque en el fondo, es así. Buena parte de la sociedad se ha hecho cómplice y lucha, no por identificación de clase, sino por categoría de clase: parasitaria e improductiva. Padres que salvan su moral diciendo, soy un corrupto por culpa de este gobierno. Es distorsionado y retorcido pero es así.

Bueno sólo espero que te encuentres mejor de la afección en tu garganta que te impidió estar al frente de los actos conmemorativos del 27F. Duerme, porque lo que viene es joropo. Fuerza y sepa, que un caudal de energía recorre al país. Esa energía subyacente en la genética caribe que nos hace reponernos de nuestros desvaríos y volver al cauce originario. ¡Fuerza Nicolás¡. Somos muchos los que estamos contigo haciendo lo propio, hasta que nos toque hacer lo que tengamos que hacer.

PD:

1

Agradezco infinitamente la fuerza de tus palabras y la claridad de conceptos, eso me hace ser fuerte ante mis dos hijas, una de 18 y otra de 10 años, a las cuales enamoro a diario del país.

2

De pana, la salsa que bailas es cabilla. Esa no se veía ni en el Maní. Quizás en Triana, o en un callejón del boulevar de Sabana Grande, en una especie de pasaje donde se oía salsa. Ni en el Tío Pépe, eso sólo se veía de Coche pa´riba…..

juanc.garciav@yahoo.com

 



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Juan Carlos García V.


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