“El estado brota de abajo, de la muchedumbre, y es casi una redención, una creación del pueblo solidario”. Raul Scalabrini Ortíz.
La larga noche del “patio trasero” que parecía ser interminable, cuando Estados Unidos hacía cambiar a los presidentes, tramar golpes de estado e imponer modelos económicos para su propio beneficio está por llegar a su final. Las elecciones en Bolivia, ubicado en el corazón de América Latina, refuerza el inicio de un nuevo ciclo socioeconómico en el continente que podría sepultar el neoliberalismo y crear condiciones para la integración de América Latina.
Primero Cuba, después Venezuela, Brasil, Argentina y Uruguay tomaron su propio camino rompiendo lentamente las cadenas financieras y en especial psicológicas que los ataban a Norteamérica y los convertían en los partícipes sumisos y pasivos del juego de las humillantes “relaciones carnales” que entablaron sus líderes quienes ignoraron por completo los intereses de sus países a cambio de llenarse los bolsillos.
Ahora le llegó el turno a Bolivia, donde por primera vez en la historia del país, donde en 180 años de independencia hubo 200 golpes militares, eligieron como presidente al líder aymara Evo Morales, dirigente del Movimiento al Socialismo y con una posición claramente antiimperialista y de rechazo a la sumisión. Y es que en Bolivia casi todos son como él, más del 60 por ciento de 9 millones 200 mil habitantes son aymaras. Bolivia fue el segundo país después de Chile donde uno de los iluminados de la Universidad de Harvard, Jeffrey Sachs hizo su macabro experimento neoliberal en 1985 aplicando la famosa “terapia de choque”. Tal fue el impacto que actualmente un 70 por ciento de la población vive en pobreza y el crecimiento económico del país que posee grandes yacimientos de gas, petróleo, oro, plata, uranio y muchos otros, es casi nulo. Mientras tanto las corporaciones energéticas multinacionales Repsol, Total, British Gas y Exxon se apoderaron de 100 mil millones de reservas de gas y petróleo. A la vez Jeffrey Sachs ya llegó a ser asesor del Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan ¡para erradicar la pobreza en el mundo!
Aunque el plan de gobierno de Evo Morales es algo ambiguo y oscila entre nacionalismo, populismo, radicalismo y moderación, su pueblo le ha dado seis meses para que realmente haga un cambio. Lo que realmente teme EE.UU. es que la cautela de Evo podría terminar abruptamente bajo las presiones radicales de la Central Obrera Boliviana (COB), Federación de Campesinos y Mineros y Federación de Juntas Vecinales de El Alto, los que movilizan las masas y exigen la nacionalización de los hidrocarburos y la instalación de la Asamblea Constituyente.
No sera fácil la tarea de Evo. Durante los dos últimos años se fortalecieron las relaciones entre los militares bolivianos y sus homólogos del Pentágono. Las zonas ricas en yacimientos de gas y petróleo están bajo la influencia del sector pudiente pro norteamericano, especialmente en Santa Cruz y Tarija , que está tratando de crear un movimiento separatista. La presencia del reverendo anticomunista Sun Myung Moon en Santa Cruz, quien en 1981 aportó 5 millones de dólares para el golpe de García Meza son señales de que algo siniestro se trama. Pero el abrumador triunfo de Evo, con un real 70 por ciento, pues sacaron del padrón 900 mil inscritos de sus seguidores, les hará pensar dos veces antes de jugar sucio.
La nueva América Latina está en marcha, pues al norte de Bolivia, en Perú, otro candidato con la misma ideología de cambio, el ex militar con nombre de héroe inca, Ollanta Humala avanza en la encuestas populares, aterrorizando a la derecha.
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Kausachun significa Viva en quechua