¿Luz en el túnel?

Como siempre, al comenzar el diálogo la salsa la ponen los analistas

1 No es fácil lograr que se reúnan aquellos que durante años no cruzaban palabras y colocaban el rechazo bestial en el centro de la relación. Cuando se ha estado al borde del desconocimiento total del adversario, rescatar la palabra y ubicarse en un plano racional es un ejercicio complejo. La brecha abierta entre los venezolanos no se cierra de buenas a primeras, sobre todo cuando hay tantos factores empeñados en profundizarla. Factores poderosos que, por razones muy especiales, tratan de que esa brecha no se cierre. Por eso le atribuyo importancia a lo que está ocurriendo con la invitación a dialogar del presidente Maduro. A partir del pasado jueves 10 se abrió una nueva posibilidad. Lo que parecía imposible, es decir, que en torno a una mesa en Miraflores se reunieran gobierno y oposición, ocurrió. Que las dos partes en que -querámoslo o no- está dividida Venezuela coincidieran en el esfuerzo común de buscar salidas civilizadas, democráticas, a una situación dominada por la violencia. No suelo atribuir a lo excepcional calidad de milagro, pero en este caso hemos estado próximos a un milagro. Que dirigentes que se odian los vea el país cordializando, dice mucho de la calidad democrática del venezolano.

2 Como siempre, al comenzar el diálogo la salsa la ponen los analistas. Sus versiones responden a la ubicación política de cada quien. No caeré en el juego de las alineaciones forzadas por las circunstancias y los actores. Lo que en este momento cuenta es que oposición y gobierno se reúnen en un ambiente distendido, que dista del que imponen los violentos en la calle. Las fotos de las reuniones en Miraflores y la Vicepresidencia son emblemáticas. Representan del triunfo de la racionalidad sobre la irracionalidad, y responden al sentimiento popular. Como lo registran todas las encuestas, la mayoría de los venezolanos está a favor del diálogo. El paso dado por el gobierno de Maduro y el sector democrático opositor, se corresponde con la tendencia generalizada en el país. Lo demás poco importa. Criticas, cuestionamientos, burlas, opiniones sesgadas, son parte del debate en una democracia.

3 Pero lo que no admite discusión es que se abrió paso el llamado a diálogo y la aceptación por el sector opositor que participa, que al parecer superó los resabios abrileños de 2002. Lo que cuenta es el efecto tranquilizador que tal actitud genera en una colectividad acosada por la angustia; así como la comprobación de que hay un sector opositor obsesionado con la violencia. En fin, que hay un nuevo panorama donde la mayoría democrática logra el objetivo de transitar la senda donde priva el respeto a la Constitución y el atajo es desechado. Ojalá que todos asumamos con paciencia las dificultades que surgirán en el camino. Paciencia que hemos tenido para sortear las amargas vicisitudes del tiempo de los chacales, que bien vale la pena reivindicar cuando se enciende una luz en el túnel.

Bordeando el abismo

Es inaceptable que en una democracia haya dirigentes

y partidos políticos que mantengan una actitud doble. Por un lado, atizan la violencia, conspiran, tienen planes para derrocar el gobierno, hacen trabajo subversivo en los cuarteles, y, por otro, participan en elecciones y utilizan los derechos democráticos que la Constitución garantiza a los ciudadanos. Esa conducta la practica la oposición -no toda, como lo evidencia un sector que acepta dialogar-, desde que el movimiento bolivariano llegó al poder en 1999. Chávez la vivió en carne propia. Fue víctima de ese obsceno dualismo durante su mandato. A Maduro le ocurre otro tanto. En el año que lleva en Miraflores no conoce la tregua. Con la particularidad de que en el campo opositor la situación se clarifica cuando un sector importante opta por quitarse la careta, asume la violencia como política y proclama, sin tapujos, que desconoce al presidente constitucional Nicolás Maduro. Esta línea la representan Leopoldo López y María Corina Machado, que operan a través del partido Voluntad Popular, columna vertebral del terrorismo desatado a partir del 12 de febrero. ¿Debe la democracia y el Estado de derecho aceptar el desafío de la ambigüedad que, por ejemplo, facilita que dirigentes y partidos actúen, simultáneamente, tanto en la legalidad como en la ilegalidad? La respuesta a esta pregunta la tiene el Estado y los organismos jurisdiccionales competentes.

Laberinto

Hay dirigentes de la oposición que deben aclarar las versiones que circulan sobre sus presuntas actividades conspirativas. Muy directas y con señalamientos concretos. ¿En verdad participan algunos jefes de partidos en una política de contactos con efectivos de la Fanb, destinada a derrocar el gobierno constitucional? Hay testimonios que, formalmente, los comprometen. Que deben ser aclarados ante la opinión pública y la justicia…

¿Es democrática la actitud de María Corina Machado? Abiertamente desconoce al presidente Maduro, descalifica a las instituciones, y, lo que es más grave: adelanta en el exterior una sórdida campaña de descrédito del país. En Venezuela no hay antecedentes de algo parecido. Machado asume la representación ante la OEA de un gobierno hostil, el panameño, y lanza todo tipo de acusaciones contra su propio país. Va a Brasil y hace otro tanto, provocando, incluso, la reacción de parlamentarios de esa nación. Luego se presenta ante el Parlamento europeo y la emprende contra el gobierno venezolano con el mismo lenguaje. Posición que genera respuesta de representantes de partidos españoles, alemanes e italianos, que la acusan de trabajar para el lobby que apoya un golpe en Venezuela. El personaje cruzó la raya roja, ¿a dónde piensa llegar?…

Sin duda, el diálogo avanza. A ello contribuye el amplio apoyo al planteamiento en la opinión pública. Hasta ahora sirve para deslindar. Sin declararlo, la presencia de un sector opositor en la mesa, marca una diferencia con el que rechaza el diálogo y recurre a actitudes extremas. Además, en las reuniones se tratan temas de interés nacional…

La representación de la MUD aceptó escuchar a las víctimas del 11-A, y los voceros del gobierno flexibilizan el abordaje de temas como el de Simonovis. Igual se tratan otros. El desarrollo de las reuniones, sin soslayar la polémica, toma un cauce normal. Lo cual es buen augurio…

El sector que luce más entrampado es el estudiantil. Sus líderes son prisioneros de contradicciones que los paralizan. Su actividad se reduce a marchas cada vez más desmotivadas. Piden ser escuchados por el Jefe del Estado, pero se niegan a reunirse con él cuando los invita. Poco a poco se marginan. ¿Quién o quiénes los asesoran?...

Al diálogo le falta precisar el rol de los medios de comunicación, responsables, en gran medida, de la radicalización de la situación nacional. También la infame campaña contra Venezuela en el exterior que adelantan falsos exiliados, golpistas, empresarios felones y banqueros ladrones conectados a dirigentes de oposición. Lo que se adelanta en las mesas de diálogo, lo enturbian con sórdidas campañas. ¿Cómo hacer?..

¿Cambió Capriles? Ahora -según parece- acepta dialogar y condena a los violentos. Si es así, ¡bienvenido al diálogo!”…

Por siempre Gabo Su inmenso talento de escritor, su defensa irreductible del ser humano y su lealtad a los principios, hacen de él un ser excepcional. Actuó siempre en nombre de “las estirpes condenadas a cien años de soledad”.



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José Vicente Rangel

Periodista, escritor, defensor de los derechos humanos

 jvrangelv@yahoo.es      @EspejoJVHOY

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