1. Me parece conveniente que los militares opinen. Porque ante todo son ciudadanos y participan de las preocupaciones que son comunes en una colectividad organizada y democrática. Con los impresionantes desarrollos de la comunicación; con los actuales signos atípicos que caracterizan a la sociedad, pretender que personas con amplia formación intelectual queden relegadas a un rol meramente testimonial, es temerario.
2 Hoy en día parte de la Fuerza Armada cumple, en el mundo, un rol mucho más amplio. Que va más allá del tradicional que se le adjudica, casi por inercia, a la institución castrense en los textos constitucionales. Consistente en preservar solo la seguridad y defensa de la nación. Esta concepción anacrónica fue generadora de conflictos, de desajustes provenientes de la no participación en tareas más trascendentes a los militares, lo cual los confinó a un ámbito cerrado, fuente de múltiples frustraciones.
3 Cuando se avanza en la incorporación de nuevos aportes a la estructura de nuestra Carta Magna, que recojan los cambios operados durante sus 20 años de vigencia, el aspecto relacionado con el tema militar obliga a análisis en profundidad y a una verificación de los diferentes aspectos del ordenamiento constitucional sobre la materia.
4 Porque Venezuela es la nación que, en los últimos tiempos, ha avanzado más en la desmitificación del papel que cumple el militar en una sociedad moderna, democrática, cuyo eje central es la participación y el protagonismo. El país cuenta ahora con una institución castrense que actúa más allá de lo que ha sido la tradición, pero siempre en el marco de la Constitución de 1999. Ésta se ha mantenido vigente gracias al binomio promovido por Hugo Chávez, Pueblo-Fuerza Armada. Los enemigos del proceso bolivariano han tratado por todos los medios de socavar esa relación y descalificar la posición del liderazgo militar sin lograrlo. Apelando, inclusive, a violentos ataques.
5 Cuando uno observa a los militares opinando con propiedad y libertad sobre temas importantes: económicos, financieros, industriales, agrícolas y culturales, se da cuenta del nivel de progreso alcanzado por Venezuela. Además, cabe destacar que este logro se obtuvo con la participación de la Fuerza Armada que en el pasado fue rémora y símbolo represivo. Hoy es todo lo contrario: garantía de estabilidad, de paz y progreso. El militar es parte de un proceso integrador, homogéneo, coherente. No tiene porqué callar y ocultar su descontento. Ni recurrir a la opción subversiva. Los militares venezolanos dejaron de ser instrumento: seres dóciles y manipulables. Ahora piensan con independencia y su organización se convirtió en sujeto histórico. Este dato explica, por si solo, los fracasos de aquellos que durante el proceso bolivariano los utilizaron para coronar con éxito sus aventuras. Sobran ejemplos de los casos en que salieron con las tablas en la cabeza, perdieron sus carreras y quedaron sepultados en el olvido más ominoso.
Política de canallas
Cada día es más evidente el abismo entre la política y la ética. Lo confirma el comportamiento -que se abre paso- de ciertos dirigentes políticos. Alejados de los principios. Siempre chapoteando en la charca. Ladrones, traficantes, capaces de cualquier ruindad. Un símbolo de esta realidad es, sin duda alguna, Luis Almagro, actual Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Este inefable personaje se inicia en la política participando en el movimiento progresista uruguayo y ejerce cargos diplomáticos representando a su país en el exterior. Fue Canciller de Pepe Mujica, el legendario líder de Uruguay que ejerció en dos oportunidades la presidencia de la República.
Luego Almagro dio el salto por presión de los organismos de inteligencia de Estados Unidos que lo captaron. Cuando el chileno Insulza culmina su mandato de Secretario General de la OEA, al plantearse la sucesión en el cargo, emerge Almagro como candidato promovido por Mujica, quien lo escoge y lo promueve con un trabajo muy especial sobre el gobierno venezolano. Luis Almagro es Secretario General de la OEA por Venezuela, a la que agrede cobardemente, al extremo de pedir la intervención armada contra el país.
Luis Almagro es basura. Es traición. Es un traficante de la política. Pagará sus fechorías, tarde o temprano.
Laberinto
- El diálogo parece retornar de la tormenta de silencios, evasivas y terribles ataques en que se ha visto envuelto. Un tenaz promotor del diálogo como Nicolás Maduro lo propone una vez más y con ello vuelve la esperanza que, como lo sentencia el lenguaje popular es "lo último que se pierde". Los distintos factores que integran la deplorable oposición que subsiste en el país, siempre patearon el diálogo. Cada vez que el chavismo lo propone, o lo sugiere, se encargan de descalificarlo. Lo definen como una sórdida maniobra -especie de trampa- para impedir la caída del gobierno de Nicolás Maduro. Por lo cual tan pronto se habla de diálogo la propuesta es negada de inmediato…
- El recorrido histórico de la oferta de diálogo lo confirma. A cada rechazo por la oposición, desde los tiempos en que comenzó el proceso bolivariano, se produjo una derrota de este sector. Esto quedó demostrado desde el propio 11 de abril de 2002, pasando por la huelga petrolera y muchos otros episodios, como los sucesivos conatos subversivos producto de las manipulaciones en el seno de la institución armada, guarimbas, guerra económica y la etapa que culminó, dramáticamente, en República Dominicana. Seguramente que los resultados para la oposición hubiesen sido diferentes de haber adoptado una postura de otro signo, proclive a dialogar. El desgaste y el descrédito de la oposición quedaron vinculados al rechazo del diálogo, ya que esta actitud la condujo, fatalmente, a una radicalización sin salida. En el marco de la cual se fue consumiendo progresivamente. Ya que semejante actitud la dejó sin política en el campo legal…
- Maduro acaba de insistir en el diálogo sin exclusiones, y, como siempre, no ha faltado la respuesta arrogante de algunos sectores, consistente en afirmar que el Presidente lo hace porque tiene el agua al cuello, cuando la realidad es diferente. Al contrario, el gobierno luce más fuerte. Las encuestas -todas, sin excepción- lo confirman, así como confirman la debilidad de la oposición, el agotamiento de su liderazgo, la falta de proyecto político y económico; en fin, de un programa atractivo que recoja el sentir nacional…
- Titular de un diario: "Cinco países denunciarán a Maduro ante la Corte Penal Internacional". ¡Qué ociosidad!…
- Algo pasa en el frente internacional que se forjó contra Venezuela. Quizá influya el hecho de que su propósito fundamental, el derrocamiento de Maduro, no se logró. Todos los intentos fracasaron y con el correr del tiempo se impuso la derrota de la oposición. A través de la violencia, golpe, guarimba, bloqueo, sanciones, guerra económica, terrorismo, se estrellaron una y otra vez contra el apoyo popular y de la Fuerza Armada al proceso bolivariano. Igual en el terreno electoral. Con lo cual la única opción que le queda a la alianza EEUU, Unión Europea y lacayos del Grupo de Lima, es la intervención armada. Pero hasta ahora no se atreven a ejecutarla por temor al repudio que generaría tan temeraria aventura. Es lo que explica que esa política comience a caer en contradicciones y muestre las costuras. Pero, ¿qué otra acción prepara la Casa Blanca? Cualquiera será otra locura…